A menudo se señala que la vida con un coche clásico no es sencilla. Repuestos escasos y normalmente caros, pocas o ninguna comodidad y la incertidumbre de si acabarás en grúa esa pequeña escapada mañanera del domingo. Pues bien, todo eso (o gran parte de ello) podría no aplicarse al que se considera como uno de los coches más duros e indestructibles de toda la historia, que estos últimos días se ha convertido en noticia tras recibir, una de muchas unidades abandonadas, una exquisita restauración.
Se trata del Toyota Land Cruiser FJ40, la primera generación del mítico todoterreno japonés, de la cual todavía hay unidades rodando y sirviendo de manera diaria en muchas partes del mundo, a pesar de que las primeras unidades de este icónico 4×4 se lanzaran al mercado en los años 60. Ha sido gracias a Legacy Overland, una empresa especialista en recreación de clásicos, como el Land Cruiser que acompaña estas líneas ha vuelto a la vida.
Imágenes del Toyota Land Cruiser FJ40






Data del año 1971 y de qué manera ha retornado a su mejor estado de forma. La marca lo ha denominado como Project Greenwood. Dan ganas de no ensuciarlo, de guardarlo en el garaje hasta el rato de conducción matutino del fin de semana, pero en el fondo debería volver a ser usado paro lo que fue, un capaz e indestructible todoterreno que no teme al barro ni a las averías.
Y para este preciso fin ha sido restaurado, pues a pesar de su inmaculada capa de pintura y de un habitáculo copado de piel hasta el último rincón, bajo la carrocería se encuentra un sistema de suspensiones y un motor que merecen que vuelva a comerse los senderos más complicados.
Empezando por su motor, Legacy Overland ha decidido reemplazar el propulsor original, que no estaba en estado de aprovecharse, por un V8 fabricado por General Motors que aunque no vaya a dar resultados tan altos en cuanto a fiabilidad como el motor clásico, sí que lleva la potencia hasta los 315 CV. Realmente, me parece un despropósito para un coche tan estrecho, alto y blando, pero no seré yo quien diga que no al gorgoteo de un V8 bajo el capó que en este caso, además, va acompañado de un sistema de escape diseñado a medida, igual que la caja de cambios, que ha sido reconstruida.
En cuanto a su parte ciclo, se ha equipado una suspensión fabricada por suspensión Old Man Emu, que eleva la carrocería 6,35 cm con respecto a la de serie, así como unas llantas de acero de 16 pulgadas con neumáticos General Grabber para todoterreno con unas medidas de 265/75: si algo destaca a la vista en este Land Criser, son las ruedas.
También se instaló un cabrestante capaz de tirar de casi 5.400 kilos, además de elementos de confort y seguridad de corte moderneo, como una dirección asistida, sistema de sonido con bluetooth y frenos de disco delanteros y traseros. También cuenta con un radiador de aluminio mejorado con dos ventiladores eléctricos para que el V8 respire mejor.
Debido al deplorable estado en el que se encontraba la unidad de las imágenes, una parte de la carrocería y estructura originales había sido invadida por el óxido, ante lo que Legacy Overland retiró entonces todos los paneles originales de la carrocería para sustituirlos por unos de nueva factura, saneó todas las zonas que presentaban óxido y procedió de nuevo a fijar los remaches entre los distintos componentes.
No especifican sus autores qué precio tiene una restauración de este tipo de manera pública, pero a buen seguro puede estar acercándose al centenar de miles de dólares, o superarlo, de hecho, holgadamente.
Imágenes del Toyota Land Cruiser FJ40





