Hasta hace no mucho parecía impensable, y de hecho no había pasado nunca en los últimos 88 años, pero Volkswagen ha tomado la decisión de cerrar una de sus fábricas en Alemania. No es un anuncio ni un reajuste, sino un movimiento confirmado que llega en un momento muy delicado para el grupo y que dice mucho sobre el estado de la industria europea del automóvil.
Volkswagen cierra su fábrica de Dresde por primera vez en 88 años
Este pasado martes Volkswagen dejó de fabricar coches en su planta de Dresde, convirtiéndose en el primer cierre de una fábrica de Volkswagen en suelo alemán desde su fundación en mayo de 1937. El último vehículo en salir de la cadena de montaje es un ID.3 GTX rojo, que está firmado por todos los empleados y se quedará expuesto en el edificio.
La delicada situación financiera de Volkswagen ha obligado a la compañía a revisar con lupa su planificación industrial y su estrategia de inversiones. Volkswagen -a nivel grupo- maneja un presupuesto de unos 160.000 millones de euros para los próximos cinco años, una cifra altísima, pero inferior a la prevista en ciclos anteriores: entre 2023 y 2027, las inversiones ascendían a 180.000 millones de euros.
El cierre de la fábrica de Dresde refleja un cambio de prioridades, marcado en parte por una vida útil de los motores de combustión más larga de lo que se preveía hasta hace unos meses. Esta misma semana se ha confirmado oficialmente que la Unión Europea será más flexible con la prohibición del motor de combustión en 2035, lo cual da cierto respiro a los fabricantes. La fábrica de Dresde se convirtió en un estandarte del vehículo eléctrico, una planificación que ahora está mostrando su cara más amarga. Pero no nos engañemos: con la nueva postura de la UE, el motor de combustión sigue teniendo los días contados.
El hogar del Phaeton siempre fue una fábrica distinta
La planta de Dresde nunca fue una fábrica convencional. Desde que inició su actividad en 2001 ha producido solamente 165.508 vehículos, una cifra que no llega ni a la mitad de lo que produce la fábrica de Wolfsburgo en un año. Nació como escaparate tecnológico de Volkswagen, una fábrica donde hacer lo mejor. Fue hogar del Phaeton entre 2001 y 2016, el buque insignia de la marca.
Allí también se fabricaron 2.186 unidades del Bentley Flying Spur, pero el modelo que más han fabricado es el e-Golf eléctrico, con 50.401 unidades entre 2017 y 2020. Con la producción primero del e-Golf y del Volkswagen ID.3 más adelante, Dresde se convirtió en uno de los símbolos de la electrificación del grupo.
Ahora, ese capítulo llega a su fin como parte del plan del grupo para reducir capacidad en Alemania, un proceso pactado con los sindicatos que incluye también el recorte de 35.000 empleos en la marca Volkswagen en el país.
La fábrica se convertirá en un campus de investigación
Thomas Schäfer, máximo responsable de la marca, ha reconocido que la decisión «no se tomó a la ligera», pero insistió en que, desde un punto de vista económico, era imprescindible. Y puede que no sea la última medida dolorosa en esa dirección. Para que Volkswagen pueda cumplir sus objetivos financieros, es probable que desaparezcan más proyectos, o se recorten de algún modo.
El complejo de Dresde, también conocido como la Fábrica de Cristal, cierra su etapa industrial, pero no se abandonará como tal. Las instalaciones serán alquiladas a la Universidad Técnica de Dresde para crear un campus de investigación centrado en inteligencia artificial, robótica y semiconductores. Volkswagen y la universidad invertirán conjuntamente 50 millones de euros durante los próximos siete años. Además, la compañía seguirá usando el edificio para la entrega de vehículos a clientes y como atractivo turístico.
Imágenes Volkswagen ID.3 GTX
