Si eres de los que piensa que es muy difícil entender todas las cláusulas de un seguro, estás en lo cierto. En muchos casos están hechas para que un usuario no experto no tenga del todo claro qué está y qué no está incluido o cuáles son las coberturas. Por ejemplo, ¿qué son los daños propios? ¿Cuándo se cubren? ¿Qué debes tener en cuenta sobre esto?
¿Qué son los daños propios?
Para entender qué son los daños propios en un seguro de coche, hay que entender primero que la obligatoriedad del seguro de coche se limita a terceros. Es decir, que en caso de accidente o de que produzcamos algún daño a otro vehículo o a otra persona, el seguro lo cubra. De ahí que solamos hablar del «seguro a terceros» como el único obligatorio.
Teniendo eso en cuenta, es fácil entender que los daños propios son aquellos que se producen a nuestro vehículo cuando somos nosotros somos los culpables o cuando no se identifica a un culpable, y que de forma normal no estarían cubiertos por el seguro a terceros.
Por lo general son los seguros a todo riesgo los que incluyen también la cobertura a daños propios. Aunque no tienen por qué ser los únicos. Algunos seguros, sin ser a todo riesgo, pueden incluir coberturas para daños propios. O al menos, para algunos de esos daños.
Algunos casos clásicos de daños propios
Contada la teoría, vamos a ver algunos de los daños propios que son clásicos en los coches y que nos permitirán hacernos una idea más clara de qué puede ser y qué no pueden ser daños propios.
Abarcan una amplia gama de situaciones. Desde colisiones con otros vehículos hasta incidentes que involucren objetos fijos, como postes o paredes. Esta cobertura es una salvaguarda frente a los estragos que pueden afectar directamente a tu automóvil. Además, suele extender su protección a eventos naturales, como inundaciones, granizadas o caídas de árboles.
Más allá de los daños provocados por choques, la cobertura de daños propios a menudo se extiende a situaciones menos evidentes pero igualmente perjudiciales. Por ejemplo, actos de vandalismo, robos o incluso daños causados por animales pueden quedar comprendidos bajo este paraguas protector.
Exclusiones habituales de los daños propios
Si bien es cierto que el seguro que incluye cobertura de daños propios tiene como objetivo que podamos circular un poco más tranquilos sabiendo que cualquier daño que produzcamos a nuestro vehículo tendrá solución, también es verdad que hay exclusiones que se deben conocer.
- Desgaste normal y mantenimiento: Los daños propios no cubren aquellos elementos que se deterioran por el uso o por desgaste, ni tampoco los costes asociados a ello. Así, no cubrirán neumáticos desgastados, frenos, ni tareas de mantenimiento habitual que puedan ser necesarias para el coche, como las diferentes revisiones.
- Condiciones de conducción insegura: Si el vehículo está siendo conducido en situaciones de conducción insegura, el seguro no dará cobertura a daños propios. De hecho, lo más probable es que incluso luego pueda reclamarnos hasta los daños a terceros. Estas situaciones podrían ser la conducción bajo efectos del alcohol o drogas, conducción temeraria, o negligencia.
- Daños intencionales: Como es normal, si se comprueba que los daños realizados al vehículo son intencionales, el seguro tampoco dará cobertura de los propios.
¿Cuándo contratar un seguro que incluya daños propios?
Por supuesto, todas las aseguradoras te recomendarán contratar su seguro más caro para que puedas vivir con total tranquilidad. Pero la realidad es otra. Pues en muchos casos no resulta interesante tener un seguro que incluya daños propios.
Este sí será especialmente relevante con un coche nuevo, donde nos interesa tener un seguro a todo riesgo. También es importante si vamos a comprar un coche de ocasión de un valor elevado, o que no podremos comprar después fácilmente en caso de un siniestro.
A veces puede ser una opción interesante para aquellos coches que no duermen en garaje. El seguro a terceros no cubrirá los golpes o arañazos que nos produzcan en el coche si no hay alguien a quien hacer responsable. Si estos daños se producen en la calle y no sabemos quién ha sido, tendremos que repararlos de nuestro bolsillo si no el seguro no cubre daños propios.
¿Qué hay que tener en cuenta?
No existe una única póliza que tenga cobertura para daños propios y que sea estándar. Esta puede tener condiciones muy diferentes de una aseguradora a otra o de un seguro a otro. Por ello, hay que analizar bien las condiciones de cada caso.
Algunas pólizas que dan cobertura a daños propios incluyen una cobertura de coche nuevo, para que en caso de siniestro se tenga en cuenta también la depreciación y se compense. En el caso de los coches nuevos siempre buscaremos el seguro a todo riesgo. Pero en caso de coches de ocasión que sean casi nuevos, esto también es importante.
Y no hay que olvidarse de que existen los seguros a terceros ampliado. Si tenemos un coche viejo quizás no sea interesante hacer un seguro que tenga cobertura de daños propios, incluso aunque duerma en la calle.
Los seguros a terceros ampliados suelen incluir también seguro de incendios y de lunas. Si alguien araña el coche no nos lo repararán, pero una luna rota sí será cubierta por el seguro. Y en caso de incendio, también estará cubierto el vehículo. Probablemente en estos casos no vamos a necesitar un seguro que dé cobertura a daños propios.