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La duración de las baterías podría afectar a la depreciación de nuestro híbrido o eléctrico

La duración de las baterías de un híbrido o eléctrico está limitada por el tiempo transcurrido y el número de recargas. En general, se suponen 8 ó 10 años de duración manteniendo una capacidad del 75% de la original pero ¿cuánto cuesta remplazarlas y cómo afecta ese coste al valor del vehículo usado?

Según Pat Lafontaine, de Ottawa Citizen, este es un dato a tener muy en cuenta a la hora de calcular la rentabilidad de un híbrido enchufable o un eléctrico, pues su depreciación podría acelerarse a medida que se acerca la fecha de reinversión en baterías. Tiene sentido.

Según Thierry Koskas, Director del Programa Vehículo Eléctrico de Renault, el coste de las modernas baterías de Ion-Litio ronda los 500€/kWh. Teniendo en cuenta que ese es sólo el coste de producción y que cualquier híbrido enchufable lleva encima al menos 5kWh de capacidad de carga, estamos hablando en cualquier caso de varios miles de euros. Si pensamos en un eléctrico puro (Nissan Leaf) que equipa 24 kWh de baterías… mejor no pensar en su coste de reposición.

El polémico enfoque Renault (vender sus vehículos eléctricos acompañados de un alquiler mensual perpetuo para las baterías) parece confirmar hasta cierto punto que el problema de la depreciación existirá: el contrato de alquiler lo resuelve adquiriendo una garantía de por vida para éstas cuya eventual reposición está incluida en la cuota perpetua, al tiempo que permite rebajar mucho el precio de venta inicial del vehículo al separar este valioso componente.

Lo cierto es que, como en todo lo referente al coche eléctrico, también en esto existen muchas dudas. Para empezar, en el mercado español no existen datos de híbridos enchufables ni eléctricos puros con la antigüedad suficiente ni en el número suficiente como para comprobar cuál es su valor de recompra.

Los Prius (no enchufables) que llevan circulando ya algunos años sí están a la venta en mercados de segunda mano, pero sus baterías son muy pequeñas como para que este factor sea determinante y además no existe un Prius no híbrido con el que comparar esas depreciaciones.

Recurriendo de nuevo al estudio publicado en Ottawa Citizen, para vehículos con la suficiente antigüedad y características representativas, la depreciación sí se ve claramente afectada por el coste de remplazo del conjunto de almacenamiento. Un Ford Escape Hybrid de 2006 a la venta de segunda mano en Canadá tiene aproximadamente el mismo precio que su hermano de gasolina, si bien el primero fue adquirido por un precio casi un 30% superior.

Tampoco en Canadá el parque eléctrico/híbrido es lo suficientemente numeroso o antiguo como para sacar conclusiones definitivas, de modo que sólo podemos dejar esta duda razonable en el aire en espera de que pasen los años y los datos, los precios de reposición y la iniciativa de las diferentes marcas puedan confirmar o resolver este posible problema.

Me encanta el concepto de movilidad eléctrica, pero he de anotar otra duda más en la ya larga lista.

Fuente: Ottawa Citizen
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