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Las baterías del Nissan Leaf, a prueba de tsunami, mientras el Chevrolet Volt «está que arde»

El Tsunami ocurrido en Japón a principios de año causó, como es bien sabido, colosales daños personales y materiales a lo largo y ancho del país. Quien le iba a decir a Nissan que los más de veinte Leafs destrozados en la tragedia le iban a reportar valiosa información de seguridad, y hasta argumentos de venta para su eléctrico.

En medio de la polémica sobre la seguridad de las baterías del Chevrolet Volt (el ya denominado «Voltgate»), Nissan ha publicado recientemente que las dos docenas de Leafs sacudidos por el maremoto y analizados por la compañía se encontraban en perfectas condiciones de seguridad por lo que respecta a sus baterías, es decir, intactas.

Se encontraban en perfectas condiciones de seguridad por lo que respecta a sus baterías, es decir, intactas

Existen dos diferencias fundamentales entre las baterías del Chevrolet Volt y las del Nissan Leaf en lo que respecta a su seguridad: las del modelo americano van envueltas en una carcasa aislante de plástico y refrigeradas por líquido, mientras que las del eléctrico japonés van encapsuladas en una carcasa de acero y refrigeradas por aire.

Posiblemente estos detalles técnicos no saldrían a la luz jamás como noticia, si no fuera por el fuego desencadenado por dos veces en sendos Chevrolet Volt tras ser sometidos a ensayos de choque en la agencia americana N.H.T.S.A. que ha dejado al desnudo los criterios de construcción y sus posibles consecuencias.

La envoltura plástica del Volt, sin duda más barata y más ligera, es un aislante eléctrico y térmico. Posiblemente esta sea una de las razones por las que los ingenieros de Chevrolet prefirieron incluir un sistema de refrigeración líquida, cuyo mayor poder de captación de calor permite también el mantenimiento de las baterías a una temperatura más constante (mientras el circuito permanece intacto, claro).

La carcasa metálica funciona como una caja fuerte ante impactos en el vehículo, como el tsunami se ha encargado de volver a demostrar

La envoltura de acero del Leaf, más cara y pesada, se convierte en un aliado de la refrigeración por su alta conductividad térmica lo que, también probablemente, hizo viable una refrigeración por aire. Con ello se elimina el circuito y el líquido refrigerantes, cuya rotura parece ser la causa última de los incendios del Volt. Además, la carcasa metálica funciona como una caja fuerte ante impactos en el vehículo, como el tsunami se ha encargado de volver a demostrar.

Así las cosas, Chevrolet se enfrenta a la posibilidad de que el modelo propuesto como paradigma de la moderna industria americana y escaparate de su futuro, el Volt, se hunda en las listas de ventas durante una buena temporada. Mientras tanto Nissan (quién lo habría imaginado) ve reforzada su posición en el vital aspecto de la seguridad, precisamente gracias al desastre natural (e industrial) más grande de los últimos tiempos.

Y todo por una carcasa.

Fuente: New York Times | Autobloggreen | Greencarreports
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