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GLP / Autogas [estado de la tecnología]

La imparable escalada de los hidrocarburos, la imposición de medidas cada vez más restrictivas con las emisiones de gases nocivos y en general la búsqueda de alternativas viables y plausibles al gasóleo y la gasolina, son razones de peso para que los combustibles alternativos vayan ganando adeptos y se postulen como una solución real e inmediata a los retos a los que se enfrenta la movilidad del presente y el futuro más próximo.

Resulta por tanto difícil de entender que en España el desconocimiento acerca de la alternativa que ofrece el gas licuado del petróleo sea casi total. Más aún si tenemos en cuenta que en otros países de Europa desde hace décadas vienen beneficiándose del éxito y las ventajas de este combustible, más conocido por sus siglas GLP, LPG (del inglés) o sencillamente autogás.

Sin duda tu próximo vehículo podría emplear gas licuado del petróleo. ¿No te lo crees? Acompáñanos para conocer por que el GLP es una alternativa con mucho futuro.

¿Qué es el Gas Licuado del Petróleo?

Su nombre no puede ser más explicito e ilustrativo. El GLP es en esencia una combinación de gases que habitualmente y en condiciones de temperatura y presión normal están presentes en el gas natural (un 60%) o disueltos en el petróleo (un 40%), básicamente propano y butano, con gran facilidad para ser licuados (el butano se licúa a temperatura ambiente y apenas 2 bares de presión). Una de las ventajas frente a la gasolina o el gasóleo es precisamente su alto octanaje (por encima de los 100 octanos) y una combustión más limpia y con menos dosis de partículas de deshecho que dispersar a la atmósfera.

Pese a que el GLP es capaz de producir menos energía, y por tanto el consumo es mayor, la gran ventaja de este combustible es que la tasa impositiva es más baja y normalmente el ahorro a la hora de repostar es considerable incluso respecto a los diésel.

Los vehículos a GLP normalmente son modelos fabricados como bi-fuel, es decir, que ya de serie son capaces de funcionar utilizando dos combustibles, normalmente gasolina y GLP, o adaptaciones de un motor de gasolina para funcionar con ambos combustibles. No todos los motores están preparados para funcionar con garantías empleando gas licuado del petróleo pero habitualmente la mayor modificación que se requiere es la de adaptar un depósito adicional para almacenar este nuevo gas y un conmutador que se encargue de gestionar la transición entre uno y otro combustible. También son necesarios otros elementos como una centralita, unos inyectores específicos o la correspondiente boca de carga para rellenar el depósito en el surtidor.

Un éxito sin precedentes fuera de España

Países como Turquía o Polonia se vienen beneficiando del GLP desde hace décadas. El primero es el país con mayor concentración de vehículos con autogás, mientras que el segundo tiene una de las flotas de vehículos preparados para GLP de todo el mundo, con más de 2.500.000 de automóviles en circulación y más de 6.000 estaciones de servicio con surtidores de este gas. Sin duda sería difícil de entender la movilidad en Polonia sin la presencia de este combustible que en su mayoría procede de la cercana Rusia y que permite en cierta medida reducir la dependencia del país de las exportaciones del petróleo.

No hace falta que nos vayamos tan lejos. Italia lleva aprovechándose de sus ventajas desde los años 50 y su parque automovilístico cuenta ya con más de un millón de unidades.

Definitivamente desconocimiento, falta de interés por parte de las administraciones públicas y la aparente ausencia de campañas que promuevan su uso, son las razones por las cuales el GLP no gana terreno en nuestro país, pese a que la oferta de vehículos compatibles sea cada vez mayor. Que tan sólo existan 150 estaciones de servicio, tampoco ayuda, aunque a finales de año esté previsto que asciendan a 300.

Una última apreciación. El autogás es el carburante alternativo más utilizado en todo el mundo.

Una alternativa real, de presente y de futuro

En tiempos de ahorro y austeridad como estos el GLP es una verdadera alternativa a híbridos y a eléctricos, sobretodo a estos últimos que aún despiertan cierto recelo por el elevado precio de las baterías y lo limitado de su autonomía. Recordemos que la ventaja sigue siendo que un vehículo que funciona a gas licuado del petróleo también lo suele hacer a gasolina, para solventar la carencia de estaciones de servicio, y que su autonomía aprovechando sendos depósitos se puede extender perfectamente por encima de los 1.500 kilómetros.

Indudablemente el GLP ganará terreno en los próximos años, el número de estaciones de servicio aumentará así como también lo hará la oferta de automóviles compatibles con esta tecnología. El fabricante también se enfrenta al desconocimiento existente al respecto en España y al hecho de que por no ser algo habitual y común, siempre puede existir la duda de la viabilidad de comercializar o no un producto con GLP que sí funciona en términos comerciales muy bien fuera de nuestras fronteras.

Otra razón de peso para asegurar que el GLP será una alternativa muy importante en un futuro bien próximo será la cada vez más restrictiva normativa de emisiones en las grandes y más congestionadas ciudades. Es probable que en los próximos años aumente considerablemente el número de urbes que limitan en ciertas áreas céntricas el paso de vehículos con motores térmicos convencionales, ya sean diésel o gasolina, o atendiendo a las emisiones homologadas o a la edad del vehículo. La adaptación del vehículo a GLP podría ser una alternativa para acceder a estas zonas restringidas al tráfico contaminante junto a híbridos, eléctricos, hidrógeno y otros.

La conclusión es sencilla y evidente: el GLP es una solución a los retos energéticos de España y de Europa y su peso en la industria del automóvil dependerá en gran parte del esfuerzo de las administraciones por apoyar su consumo en los años venideros.

Híbridos y gas: el summum del ahorro energético

Creo que después de este análisis al estado de la tecnología de gas licuado de petróleo habrá quedado claro que el ahorro, sobretodo económico, que supone es considerable. Pero aún hay más. Sobradamente conocidas son ya las ventajas de los vehículos híbridos de gasolina, y también diésel. Ahora imagínense una combinación casi ideal de motor térmico alimentado por gas y el apoyo de motores eléctricos, sistemas de regeneración de energía, baterías de ión de litio y la posibilidad de recargar estas en un enchufe convencional.

De un plumazo habríamos acabado con nuestra dependencia gracias a los híbridos de gas, en cierta medida, de los combustibles tradicionales gasolina y gasóleo para ahorrarnos todo un dineral en cada repostaje.

Ya se han dejado ver conversiones de Toyota Prius para funcionar también con GLP. El resultado se lo pueden imaginar, un coste por kilómetro de escasos 3€. En condiciones normales se desplazaría usando gas licuado para aprovechar el impulso eléctrico cuando así sea posible y moverse únicamente con el motor eléctrico a bajas velocidades, por ejemplo conducción urbana. El depósito de gasolina únicamente tendría que intervenir en ciertas fases, por ejemplo el arranque, o en aquellos momentos en los que se agote el gas y no tengamos una estación de servicio «a mano».

Gas Natural: no sólo para la calefacción de nuestro hogar

El gas natural se ha convertido ya en una de las soluciones más populares para la calefacción y el suministro de agua caliente de nuestros hogares. Pero quizás el uso más desconocido sea el de la automoción y es que, aún siendo una rareza, existen automóviles que mediante un dispositivo similar al empleado por los GLP son capaces de funcionar empleando gas natural y una vez agotado este gasolina de un depósito de reserva.

Esta alternativa es aún más desconocida y casi inviable para un particular por la práctica ausencia de estaciones de servicio con surtidores de gas para el cliente privado. De hecho la presencia de vehículos de gas natural se reduce prácticamente a flotas de transporte y servicios de autobuses urbanos.

Su poder energético también es más bajo que el de la gasolina y el consumo de gas natural es mayor que el del combustible equivalente de gasolina. Pero una vez más los gases contaminantes residuales emitidos siguen siendo inferiores para el mismo kilometraje, así como el coste necesario para recorrer la misma distancia con este gas sigue siendo menor y por tanto más económico.

Tras este breve repaso al gas licuado del petróleo, ¿no crees que tu próximo vehículo podría ser un bi-fuel alimentado por GLP?

Fotografías y vídeo: Rover | Subaru | Volkswagen | Volvo
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