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Movilidad urbana según BMW i & NY University (y IV): conectividad total entre infraestructura y vehículos

Tras repasar las tendencias demográficas de las próximas décadas, las nuevas formas de transporte adaptadas a esas realidades, los cambios tecnológicos y de diseño automovilístico que harán posible el cambio, cerramos esta serie de artículos con el importanísimo tema de las comunicaciones entre vehículos y de estos con la infraestructura (C2C y V2I)

La idea que subyace tras la previsible revolución de la movilidad, además de los cambios en la propulsión y el diseño de los vehículos, es la comunicación en tiempo real que se producirá entre ellos. Los vehículos pasarían de ser entidades independientes a nodos de una gigantesca red interdependiente. Los primeros pasos de estas tecnologías ya se encuentran en funcionamiento, como el GPS, los sensores de distancia y asistentes de conducción, así como sistemas de comunicación a bordo. Pero esto es sólo el principio.

Comunicaciones entre vehículos V2V

Las comunicaciones entre vehículos en tiempo real son una de las tecnologías más revolucionarias que se encuentran
ahora mismo sobre la mesa. La idea no es nueva; se trata de intercambiar datos sobre posición y velocidad con los vehículos del entorno más o menos inmediato.

Podría dar lugar a la desaparición total de señales de tráfico, semáforos y por supuesto de los siniestros

La posibilidad de que nuestro vehículo conozca la posición y velocidad de los que se encuentran cerca abre la puerta a la eliminación prácticamente total de accidentes, pues nuestro coche podría calcular constantemente las trayectorias de cruce y ayudarnos a evitar cualquier colisión. Combinada con la conducción autónoma completa, podría dar lugar a la desaparición total de señales de tráfico, semáforos y por supuesto de los siniestros. Los coches se cruzarían en los cruces sin reducir su velocidad, coordinando sus trayectorias perfectamente.

Comunicaciones entre vehículos e infraestructura V2I

La idea, en este caso, es la utilización de centros de control de tráfico, capaces de recibir y enviar información en tiempo real a los vehículos de su zona de acción. Estos centros de gestión podrían informarnos de las condiciones meteorológicas, situación del tráfico en nuestro recorrido previsto (con objeto de optimizarlo) o disponibilidad de plazas de estacionamiento en el entorno de nuestro destino.

La mayor potencia de este sistema de comunicaciones se alcanzaría de la mano de la conducción totalmente autónoma

La mayor potencia de este sistema de comunicaciones se alcanzaría de la mano de la conducción totalmente autónoma, que generaría una especie de «nirvana» de la movilidad (tiempos óptimos de trayecto, cero accidentes, máximo aprovechamiento de la red viaria y un largo etcétera).

Mientras esto ocurre, la creciente gestión de información en tiempo real supone ya una importante mejora en la seguridad incluso con conductores humanos al volante. La advertencia de picos de tráfico, retenciones, problemas meteorológicos… a día de hoy, ya implica notables beneficios para el tráfico y la seguridad.

Por otro lado, una mayor conectividad implica una mejora sustancial en otros servicios de transporte, ya sea colectivo como el autobús urbano, o individual, como el car-sharing. En este último caso, en lugar de restringir el uso de estos vehículos a paradas pedeterminadas, con la geolocalización y una aplicación de móvil ya es posible dejar y encontrar vehículos disponibles en cualquier calle, lo que multiplica la versatilidad del servicio, que se convierte casi en un puerta a puerta. Aplicaciones para gestión de flotas de taxi, funcionan también de un modo parecido.

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Otro beneficio totalmente factible a día de hoy, aunque en fase de pruebas en lugares concretos, es la gestión de las propias señales de tráfico en función de la información centralizada sobre circulación real. La frecuencia de semáforos puede variarse para dar prioridad al trayecto más frecuentado en cada momento y puede cambiarse en cada instante. La adaptación de la velocidad de los vehículos para maximizar la capacidad de las vías (cogiendo los semáforos en verde sistemáticamente) podría ser otro de los beneficios a más corto plazo.

Nuevos estudios, conclusiones conocidas

Las conclusiones de los diferentes análisis acaban siendo las mismas y se reafirman entre sí

El estudio presentado por BMW i y la Universidad de Nueva York pretende poner sobre la mesa las previsiones razonables sobre las que se sustenta su futura gama de eléctricos, totalmente acorde con los problemas demográficos y la evolución tecnológica previsible para las próximas décadas. En ese sentido, todo parece tener perfecto sentido y coherencia, pero estudios anteriores sobre el mismo tema y con la misma metodología habían alcanzado ya conclusiones similares, como cada vez que se analiza la movilidad futura en profundidad.

Las propuestas que se exponen en el estudio de BMW i están contenidas en el libro «Reinventing the Automobile: Personal Urban Mobility for the 21st Century» editado por el M.I.T. en 2010 y escrito coordinadamente por William J.MItchell, Christopher E.Borroni-Bird y Lawrence D.Burns. Este libro maravilloso, lleno de excelentes ideas y propuestas y más dos años anterior al actual estudio de BMW i con la NY University, ya explicaba todo esto en aquel momento. Las tendencias demográficas y sociológicas son claras, las conclusiones los de diferentes análisis acaban siendo las mismas y se reafirman entre sí.

Nada hay de revolucionario en las ideas ahora expuestas aunque sí lo sería, y mucho, su traslado a la realidad

Hemos querido, eso sí, compartir de nuevo estas claves fundamentales con nuestros lectores aprovechando la circunstancia, pero me atrevo a recomendar muy encarecidamente el libro, a mi entender el «padre» de la actual concepción eléctrica de la movilidad urbana en el futuro, a todo el que sienta curiosidad por saber cómo serán los medios de transporte urbanos pasado mañana y explorar en profundidad estas propuestas y previsiones.

Remontándonos mucho más atrás, la idea del vehículo urbano eléctrico «moderno» tiene varias décadas y el coche eléctrico en sí más de un siglo de existencia por lo que, en realidad, nada hay de revolucionario en las ideas ahora expuestas aunque sí lo sería, y mucho, su traslado a la realidad.

Sólo queda por saber si lo veremos.

Fuente: Green Car Congress | BMW
En Tecmovia: Minicoches eléctricos: ¿moda o tendencia? | Internet de la movilidad: la revolución del transporte a la vuelta de la esquina

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