Durante estos días ha trascendido que Opel está ajustando la producción del modelo más sorprendente de cuantos se han lanzado en los últimos años, el Opel Adam. Desde enero se han fabricado 41.000 unidades, pero tan solo se han vendido 27.214 Adam en toda Europa. La crisis que afecta a los principales mercados europeos y unas previsiones que quizás pecaron de exceso de optimismo, han obligado a los alemanes a reducir su producción para atender a unas previsiones, ahora sí, mucho más realistas para los próximos meses. General Motors estaría planteando incluso saltar el Atlántico para comercializarlo en Norteamérica bajo la marca Buick.
¿Se habrá metido Opel en un atolladero? ¿Tiene sentido arriesgarse con productos como el Opel Adam teniendo en cuenta la situación actual?
La decisión de Opel de ampliar su oferta con un utilitario como este, que ciertamente es bastante caro, tiene sentido. El mercado europeo demanda, y cada vez más, utilitarios pequeños del segmento B, soluciones prácticas y económicas. El Opel Adam no será el modelo más económico de su categoría, pero a diferencia del Opel Corsa – el best seller de la casa – aporta un extra de distinción y muchas posibilidades de personalización y equipamiento, acercándose al concepto de modelos como el Citroën DS3, el Fiat 500 y el Mini “hatchback”.
Hablamos de un modelo de nicho, pero también de una oportunidad de captar clientes que hasta ahora no hubieran pensando en un Corsa para su decisión de compra. No será por lo tanto un modelo de gran volumen, pero sí un nicho nada desdeñable para una marca que en su catálogo ya tiene prácticamente de todo.
Por otro lado el atractivo visual del Opel Adam es evidente y, honestamente, cuando conduces un Adam te sientes en cierta medida el centro de atención. Mientras lo probaba hace unas semanas no fueron pocos los desconocidos que se me acercaron para preguntarme por el coche. Lo que me pregunto es cuantos de aquellos, que se interesaron por el Adam por su aspecto, estarían dispuestos a elegirlo antes que a un Corsa aún pagando el peaje su originalidad: su precio y cualidades prácticas muy limitadas (unas plazas traseras pequeñas y un maletero diminuto).
Desde que se iniciase su comercialización, ya se han matriculado 616 unidades del Opel Adam en España. No deja de ser una cantidad pequeña si lo comparamos con el Fiat 500, más asequible y claro dominador de un segmento-B cuasi premium. Dado el volumen de ventas de Opel en España, sería mucho más realista pensar que estuviera en torno a las 150 unidades mensuales matriculadas del Citroën DS3 (acumula más de 1.500 este año).
Tal y como están las cosas por Europa no nos extraña nada que General Motors esté pensando en probar suerte en las Américas. Como casi todos los fabricantes premium estadounidenses, Buick necesita que un insuflo de vida que llegue de nuevos productos nacidos en Europa, un soplo de aire de fresco para competir con los fabricantes foráneos. Aunque, de producirse, su llegada a los concesionarios de Estados Unidos aún tendrá que esperar como mínimo unos años.
Por cierto, habrá que estar muy atentos al porvenir del Opel Adam. No nos olvidemos que la posibilidad de un Opel Adam Cabrio y SUV sigue presente y que precisamente este último podría ser el verdadero triunfador de la historia que os acabamos de contar.
Fuente: Automotive News
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