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Un solo error nunca justifica toda una debacle. Crónica del GP de Bahréin 2017

Existe en la prensa española una tendencia clara hacia desmerecer todos los logros de Ferrari o Sebastian Vettel. Que no están tan bien. Que no han mejorado tanto. Que les han ayudado reglamentariamente. O que Mercedes se ha sentado junto a ellos y les ha explicado qué estaban haciendo mal. No me adhiero a esa corriente y ya subrayé tras Australia que el ritmo de Ferrari estaba ahí con independencia del fallo estratégico de Mercedes. Pero lo acontecido en Sakhir sólo se explica por una concatenación de errores.

En la jornada de sábado fue Ferrari la que no estuvo a la altura, con vueltas de sus pilotos en Q3 bien lejos de las posibilidades reales de su monoplaza, lo cual sirvió en bandeja de plata la primera fila a Mercedes. Pero la marca de la estrella le devolvió el favor con creces al día siguiente, empezando por una mala salida de Lewis Hamilton que permitió a Sebastian Vettel situarse segundo. Pero no quedó ahí la cosa. Un problema a la hora de calibrar las presiones de los neumáticos en el coche de Valtteri Bottas trajo de cabeza al finlandés durante todo el primer relevo. Segundo error, que permitió a Ferrari y Sebastian Vettel realizar el undercut.

Max Verstappen se estrella al quedarse sin frenos cuando seguía los pasos del alemán y Carlos Sainz comete un grave error de cálculo al reincorporarse a pista, llevándose por delante a Lance Stroll. Safety Car. Y ahí llega el tercer, el cuarto y el quinto error de Mercedes. Así, seguidos. Lewis Hamilton ralentiza a Daniel Ricciardo de forma torpe al entrar al pitlane, convirtiéndose en carne de sanción (y a toro pasado, visto el ritmo del australiano en la resalida, bien se lo pudo haber ahorrado), a lo cual se suman dos cambios de neumáticos francamente lamentables. Sebastian Vettel se coloca líder y lo tiene todo de cara hasta la bandera a cuadros, por más que Mercedes intentara jugársela estratégicamente con Lewis Hamilton. Sin sanción de cinco segundos aún podrían haber tratado de mantener la posición en pista, eso a lo que renunciaron en Australia. Pero ya tocaba pensar en Sochi. A Rusia llegarán Sebastian Vettel y Ferrari al frente del Mundial. Que tengan el mejor coche de la parrilla es algo de lo que aún no estoy convencido, pero desde luego han sido quienes han hecho el mejor trabajo hasta ahora, le duela a quien le duela.

La salida del Safety Car no sólo decantó la carrera del lado de Sebastian Vettel y Ferrari, sino que también rompió la falsa igualdad que se vivió durante las primeras diez vueltas de carrera gracias al trenecito provocado por Valtteri Bottas. Red Bull sigue sin estar a la altura y lo que es peor, no saben qué camino tomar y van acumulando abandonos. Bahréin fue una muestra más de que se encuentran en tierra de nadie: mucho mejores que Williams (pese a que Felipe Massa dio lo que se espera de él) pero incapaces de hacer algo más que seguir la estela de Ferrari y Mercedes.

Lo cierto es que pese a que se acumularon rápido los abandonos en la parte inicial, el Gran Premio de Bahréin respondió en gran medida a lo visto hasta ahora: en Force India Sergio Pérez mantiene su candidatura a ser el mejor del resto esta temporada, con un gran séptimo puesto mientras su compañero Esteban Ocon encadena tres carreras acabando décimo; Haas vuelve a acabar octava, esta vez con Romain Grosjean, pero arrastra problemas de fiabilidad; Nico Hülkenberg pasa por encima de un Jolyon Palmer a quien se le va a hacer muy larga la temporada; y Pascal Wehrlein se queda a las puertas de los puntos en su regreso, mostrándose muy superior a Marcus Ericsson.

Ah, sí, nos queda hablar de los españoles… Más allá de lo que hayáis podido leer en los artículos que les dedicamos a Fernando Alonso y Carlos Sainz tras cada carrera, está claro que no fue su día. El madrileño cerró con un clamoroso error propio un fin de semana ya torcido por la escasa fiabilidad de su Toro Rosso, mientras que Fernando Alonso protagonizó una ilusionante primera parte de carrera, probablemente ayudado por el Safety Car y el menor consumo, para terminar desquiciado. Por muy mal que salga la escapada a Indianápolis, un poco de aire fresco no le vendrá mal a ninguno de los protagonistas del culebrón McLaren-Honda.

Por último: tras ver a estos Fórmula 1 deambular por un tilkódromo seco me reafirmo en que es éste y no otro el escenario donde mayor espectáculo pueden dar.

Foto | Daimler

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