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Ferrari imagina un futuro diferente para la Fórmula 1, ¿y por qué no?

Ayer me enteraba, gracias a mis compañeros de Diariomotor Competición, de una noticia tan interesante como curiosa. Ferrari había tenido la brillante idea, o como mínimo sorprendente, de mostrarnos cómo podrían llegar a ser sus monoplazas con una reglamentación menos estricta y estandarizada para todas las escuderías. Un juego, porque en el fondo no deja de ser eso, un juego, en el que Ferrari intenta sobre todo buscar una reacción de sus seguidores y obtener su feedback desde la web que han habilitado a tal efecto (ver f1concept.ferrari.com).

Una Fórmula 1 más flexible, con monoplazas con soluciones técnicas más innovadoras y tecnologías completamente diferentes. Seguiremos soñando…

Las críticas no han tardado en llegar. Nos olvidaremos del hecho de que este trabajo no tenga mayor sentido que el de generar ruido mediático. La reglamentación de la Fórmula 1 no va a flexibilizarse para que veamos algo así en los próximos años. Aún así, las soluciones empleadas parecen más enfocadas a llamar nuestra atención que a lograr avances técnicos que mejoren sus prestaciones sobre la pista. Aunque sí parece que este estudio, al menos, haya abogado por alguna solución técnica con mucho sentido, como el tratamiento aerodinámico, detalles como el carenado de los ejes, la base plana, o el diseño de la zaga con un alerón muy bajo y horizontal – ¿modo Monza? – y un difusor que parece buscar la mejora del «efecto suelo».

¿Y qué me dicen de esas inmensas llantas, y de esos neumáticos de perfil bajo?

Los prototipos de Le Mans nos hacen soñar con una Fórmula 1 más atrevida, pero el modelo del campeonato de resistencia difícilmente es aplicable a la Fórmula 1.

Este prototipo no cuenta con una cabina carenada, aunque sí vemos soluciones a priori difíciles de entender, como el casco del piloto incrustado el la torre posterior, como si se tratase de una prolongación del propio coche. Pero aún así no podemos evitar que nos recuerde en cierta medida a los prototipos de resistencia, a los LMP1 de Le Mans, una competición, la del campeonato de resistencia del WEC y su carrera más importante del año – Le Mans – que atraviesa por un momento dulce. Una etapa en la que Audi busca, año tras año, revalidar sus títulos; Toyota amortizar la inversión de los últimos años y vencer, de una vez por todas, en la carrera de Le Mans; Porsche como un nuevo aspirante con cada vez más opciones a la victoria; y Nissan, con un irreverente prototipo de tracción y motor delantero.

Aunque este prototipo de Ferrari no haya logrado convencerme, sí que ha conseguido, como mínimo, recordarme lo grande que podría ser una Fórmula 1 más flexible en ciertos aspectos, con diferentes tecnologías mecánicas sobre la pista, con diseños cada cual más atrevido e innovador. ¿Generaría más espectáculo? Seguro. ¿Aumentaría la competitividad? Permitidme que lo dude. Si en una Fórmula 1 bajo unos cánones muy estandarizados, e incluso motores comunes entre diferentes escuderías, hay una marca como Mercedes-Benz que ha conseguido monopolizar el campeonato, ¿qué sucedería si las escuderías más acaudaladas no tuvieran límites en el desarrollo de sus monoplazas? ¿hasta dónde podría llegar la Fórmula 1, qué velocidades alcanzarían, cómo afectaría eso a la seguridad?

En fin, dudas, muchas dudas.

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