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Mr. Al tuvo una visión y en esa visión su Auto Union 1000 de los sesenta era eléctrico

Al Swaghammer se considera un auténtico fan de Audi, tanto que desde que se compró su primer modelo en 1984, un Audi Quattro, no ha tenido otro coche que no fuera Audi o Volkswagen. Lo cual, sin lugar a dudas, tiene su mérito. Pero su joya más preciada no es un coche moderno, ni siquiera un Audi o un Volkswagen, aunque si tenga relación con ambas marcas. Su joya más preciada es un clásico, un DKW Auto Union 1000 de los años sesenta, una pieza que aún utiliza a diario y mantiene en perfecto estado de conservación. Una joya que fue sometida a un transplante de corazón y es que este clásico está equipado con un motor eléctrico y baterías de litio.

Quizás reconociendo un punto de locura en su decisión, Al Swaghammer recuerda que en el norte de los Estados Unidos están realmente obsesionados por todo lo que concierne al vehículo ecológico. El Auto Union 1000 era la niña de los ojos de Al, hasta el punto de que tuvo una visión en la que regresaba al pasado y tenía un Auto Union completamente nuevo. Y en esa visión, su Auto Union era eléctrico.

La inversión que supone restaurar y transformar a eléctrico un clásico es infinitamente superior a la de cualquier coche moderno. Pero, por la cara de felicidad de Al, apostamos que para él mereció la pena.

El Auto Union 1000 fue el remplazo del DKW 3=6, un compacto de tracción delantera comercializado entre los años cincuenta y sesenta tras la unificación de Audi, DKW, Horch y Wanderer. Como se aprecia en el vídeo, este modelo ya contaba con los cuatro aros y el emblema de Auto Union sobre el capó.

Por la información que encontramos en un foro de propietarios de eléctricos transplantados y en la entrevista que le realizaron en Gearbox Magazine, Al equipó a su clásico con un motor que le permite alcanzar los 120 km/h y un conjunto de baterías de litio con el que ha llegado a recorrer 125 kilómetros antes de que la carga desfalleciera y tuviera que llamar a una grúa. En el fondo son cifras bastante buenas, que no tienen mucho que envidiar a las de cualquier eléctrico. La restauración y la adaptación le llevó años y en la transformación eléctrica invirtió más de 20.000 dólares. Pero a juzgar por la cala de felicidad de este hombre apostaría lo que fuera a que para él mereció la pena. Y eso, señores, es lo que de verdad importa.

Fuente: Audi | EV Album
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