Max Emilian Verstappen es uno de los pilotos más mediáticos de la Fórmula 1 actual. Hijo del ex piloto Jos Verstappen, ha protagonizado el ascenso más meteórico de la década, pasando de karts a Fórmula 1 en tan solo un año y medio. Su debut con apenas 17 años sorprendió a buena parte del mundo mediático y le permitió asaltar todos los récords de precocidad, además de asegurarse un ascenso a Red Bull a principios de 2016 fruto tanto de su talento como de la defenestración de Daniil Kvyat en la escudería de la bebida energética.
INICIOS EN COMPETICIÓN
Jos Verstappen estuvo vinculado a la Fórmula 1 durante diez años sin llegar a ser un piloto mediocre pero tampoco una estrella. Su hijo no seguiría esos pasos desde su debut con siete años en los campeonatos Mini y Junior que podía correr en el Benelux. La precocidad marcó esos primeros pasos en forma de restricciones de edad, hecho que no le impidió arrasar en certámenes Mini y cadetes entre 2006 y 2009 en Bélgica y Holanda, llegando a conseguir el doblete en el Mini belga, el doblete en el Mini Max del Benelux y el triplete en el Mini Max belga.
El salto a la escena internacional fue igual de rápido y lleno de éxitos gracias a los 13 títulos que obtuvo entre 2010 y 2013, incluyendo la serie europea y mundial de KF3 en su primer año y seis títulos de ocho en su último (entre ellos el europeo de KF y el doblete europeo-mundial de KZ). Dennis Olsen, Esteban Ocon, Antonio Fuoco, Jake Dennis, Alex Albon, George Russell, Lance Stroll, Dorian Boccolacci, Charles Leclerc, Antonio Giovinazzi y Alex Palou son algunos de los pilotos profesionales a los que Verstappen ganó en karting, dónde también cayeron kartistas consolidados como Davide Forè, Marco Ardigò, Bas Lammers, Ben Hanley y Pedro Hiltbrand.
2014 fue el año en que Verstappen se desveló al mundo de los monoplazas participando en distintos campeonatos de promoción. Empezó tomando parte en el único año de concepto de la Florida Winter Series, un campeonato creado por Ferrari para competir durante el invierno en distintos circuitos de Florida. Verstappen logró dos victorias, incluyendo una por cuatro milésimas ante Nicholas Latifi y fue el tercero que mejores resultados obtuvo en un certamen que no otorgaba puntos, por detrás de Latifi y de Fuoco.
El gran campeonato que disputaría ese año fue el Europeo de Fórmula 3, a dónde ascendería directamente desde el karting en una maniobra que parecía arriesgada. Van Amersfoort tampoco parecía el mejor equipo, pero Verstappen se sobrepuso a un mal comienzo (una victoria y siete carreras fuera de los puntos) con dos hat-trick de victorias consecutivos en Spa y en Norisring. Llegó a colocarse a una distancia prudencial del dominador Ocon hasta que rompió motor yendo líder en el Nürburgring, perdiendo toda opción al campeonato y finalizando tercero tras el francés y Tom Blomqvist. Por entonces ya estaba en la órbita del Junior Team de Red Bull.
También corrió en las dos carreras más importantes en la F3, el Masters de Zandvoort y el Gran Premio de Macao. En Holanda ganó de forma contundente ante una parrilla pobre, siguiendo los pasos triunfales de su padre Jos en 1993 y Tom Coronel en 1997. Demostró más en la ex colonia portuguesa: se accidentó yendo segundo en la carrera de clasificación y el choque inicial masivo en la carrera principal no le impidió demostrar un ritmo sideral, adelantando a rivales en la complicada zona interior para acabar séptimo, pegado al sexto y con la vuelta rápida bajo el brazo. El futuro en Fórmula 1 estaba cerca.
DEBUT EN FÓRMULA 1
En medio de su lucha por recuperar la distancia perdida en el Europeo de Fórmula 3, Red Bull fichó a Verstappen y le dio tres sesiones de entrenamientos libres en las últimas cinco carreras. Debutó en Japón con Toro Rosso, equipo que ya había anunciado su fichaje de cara a 2015. En Australia se convirtió en el piloto más joven de la historia de la Fórmula 1 y en Malasia fue el más joven en sumar puntos. El duelo inicial con Carlos Sainz fue más interesante de lo que reflejó la tabla de puntos, aunque el holandés aprovechó más los días caóticos como en Hungría y Estados Unidos (dos cuartas posiciones).
Verstappen representaba la agresividad y la fogosidad, a veces excesivas como en el accidente con Romain Grosjean en Mónaco, mientras que Sainz era ligeramente más cerebral y calculador en su estilo. Las luchas en las sesiones de clasificación entre ambos eran muy peleadas a finales de 2015 y siguieron ese camino a principios de 2016, con un STR11 más rápido y fiable. Verstappen y Sainz tuvieron sus más y sus menos en Singapur 2015, cuando el holandés se negó a devolverle la posición al español al final de la carrera. La situación inversa se vivió en Australia 2016, llegando Verstappen dañar su alerón delantero tras un pequeño toque con Sainz.
No parecía que el criterio de Red Bull fuera a cambiar mucho y Verstappen debía ser la primera opción de futuro para subir al primer equipo de la estructura de la marca austríaca. Sexto en Baréin en otra buena actuación, quedó justo delante de Sainz en China tras una carrera tensa e iba a sumar puntos en Rusia hasta que rompió el motor de su Toro Rosso, mientras el madrileño se perdía en una sanción. Pero en Sochi sucedieron unos extraños acontecimientos que generaron un polémico y efectivo cambio de papeles en el seno de Red Bull.
Kvyat había conseguido un podio en China de forma atrevida, después de meterse por un hueco junto a los dos Ferrari y provocando un choque entre Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen. El ruso no pudo contener los nervios en su GP de casa, chocando tres veces con Vettel en los primeros metros y enviando el tetracampeón alemán al muro. Su mala actuación y la presión de Jos Verstappen tuvieron un efecto inesperado, el del cambio de roles en las estructuras de Red Bull. Verstappen y Kvyat se intercambiarían los asientos con efecto inmediato, desembarcando el holandés en la escuadra dirigida por Christian Horner para el GP de España.
Dicha carrera acabaría siendo histórica para Verstappen por motivos mayores a los esperados. El choque entre los Mercedes de Lewis Hamilton y Nico Rosberg dejó en cabeza a los dos Red Bull y Verstappen se puso líder después de una estrategia a dos paradas de su nuevo compañero Daniel Ricciardo. El holandés tuvo que defenderse de los ataques de un ansioso Räikkönen que buscaba su primer triunfo en tres años y lo hizo con creces, sin permitir que el campeón de 2007 pudiese ni siquiera ponerse en paralelo. Verstappen lograba así su primera victoria en Fórmula 1 en su debut con Red Bull, batiendo el récord de precocidad de Vettel en más de dos años y consolidándose como una rápida realidad.
El resto de 2016 resultó ser una combinación de alegrías y atrevimiento para Verstappen, que acabó involucrado en alguna polémica con otros pilotos sin dejar de ser rápido. Entre sus buenas actuaciones destacaron la segunda posición en el Reino Unido (dónde presionó con efecto a Rosberg), el doblete de Red Bull en Malasia, el aguante del segundo puesto a Hamilton en Japón y el podio de Brasil al remontar dos veces bajo una lluvia copiosa; acabó quinto en el Mundial de Pilotos.
Sin embargo, 2017 se convirtió en un año de pesadilla para Verstappen, indefenso ante las roturas del Red Bull RB13 y también ante algunos accidentes tanto provocados como involuntarios. El holandés obtuvo un podio en las primeras 14 carreras y sumó la enorme cantidad de siete abandonos. Fallos en los frenos, el sistema eléctrico, la presión del aceite y la unidad de potencia arruinaron sus posibilidades de la misma forma que lo hicieron los choques con Räikkönen y Valtteri Bottas en España, con Kvyat y Fernando Alonso en Austria y con el dúo de Ferrari en Singapur. Verstappen tenía los mismos puntos que Sergio Pérez tras el GP nocturno.
En una parte final con mucha menos presión, Verstappen se lució y venció en Malasia y en México con cierta autoridad, sumando tres podios y perdiendo un cuarto cajón por sanción después de adelantar por fuera de los límites de la pista a Räikkönen en Estados Unidos. El decente final le igualó en fuerzas con Ricciardo, que acabó la temporada sufriendo con el coche más que domándolo.
Confirmado como jefe de filas de Red Bull Racing a largo plazo, especialmente con la salida de Daniel Ricciardo con destino a Renault F1 Team, el neerlandés completó un flojo inicio de 2018, con numerosos errores y excesos de fogosidad que también afectaron a otros pilotos. En Austria la tendencia se invirtió con su primera victoria del año y dejándonos ver al mejor Verstappen en un Gran Premio en el que fallaron los principales contendientes al título.
Sin embargo, sería en el último cuarto de la temporada cuando vimos a un Max estelar, consiguiendo un pleno de podios en las cinco carreras con las que se cerró el año. Venció por segunda vez consecutiva en México, de forma contundente, y en Brasil solo un exceso de fogosidad de Esteban Ocon al desdoblarse le apartó de su tercer triunfo de 2018. Verstappen llegó a las manos con el francés de Racing Point Force India durante el pesaje de la FIA, algo que le acarreo una sanción de trabajos sociales impuesta por la Federación Internacional. Terminó el año cuarto de la general, a solo dos puntos de los 251 de Kimi Räikkönen.
Nueva temporada, nuevo motor, nuevo compañero. Max Verstappen comenzaba el año con la incertidumbre de saber si el nuevo acuerdo entre Honda y Red Bull le iba a permitir luchar por victorias, y a la larga por títulos, o si también iba a sufrir la travesía en el desierto que ya tuvieron que pasar en McLaren cuando se encontraban asociados al motorista japonés. El primer podio de esta era llegaría a la primera oportunidad, Australia, donde el holandés se subía al tercer escalón tras superar a los dos Ferrari.
A partir de ese momento quedaría claro que si bien el binomio Red Bull Racing y Honda F1 no estaban en disposición de discutirle los títulos a Mercedes-AMG F1, sí que lucharía la formación de las bebidas energéticas por lograr el subcampeonato, Hubo que esperar hasta el regreso de la Fórmula 1 a España para volver a ver a Verstappen subir al podio, antes de perder la segunda plaza en el GP de Mónaco por una penalización de cinco segundos que le relegó a la cuarta plaza después de un unsafe release que provocó daños en el alerón de Valtteri Bottas.
Después de dos resultados no muy esperanzadores en Francia y Canadá, Verstappen estrenaba su casillero en Austria, donde conseguiría remontar la diferencia que tenía Charles Leclerc en lo que era su segunda oportunidad para lograr la primera victoria de Ferrari en 2019. La batalla entre el monegasco y Max sería muy reñida, llegando a quejarse Charles de que Verstappen le había sacado de la trazada.
Tras la llamada de los comisarios, no habría ninguna decisión acerca de la maniobra del piloto de Red Bull, repitiéndose solo unos días más tarde el duelo entre ambos jóvenes pilotos llamados a dominar el futuro de la Fórmula 1. En aquella ocasión, Max volvía a ganarle la partida a Leclerc, pero Sebastian Vettel se lo terminaría llevando por delante en una frenada cuando era tercero.
Quedarían otros dos destellos más ese 2019 para Verstappen, consiguiendo las victorias en Alemania y Brasil, dos carreras locas en las que de nuevo el piloto neerlandés conseguiría pescar una gran cosecha de puntos que a la postre le terminaría dando la tercera posición en la general del campeonato, por delante de los dos hombres de Ferrari. Tres victorias, tres vueltas rápidas, nueve podios y sus dos primeras Pole Positions en la Fórmula 1. Con el inicio de 2020, Red Bull sorprendía a todos cuando anunciaba la renovación de Max hasta finales de la temporada 2023, casi como respuesta a la confirmación de Leclerc seguiría con Ferrari hasta 2024.
Todo parecía evolucionar favorablemente para Max Verstappen después de la primera temporada del Red Bull-Honda. El fabricante nipón anunciaba que 2021 sería su último año como suministrador en el Mundial de Fórmula 1 y desde ese momento todas las dudas empezaron a rondar el proyecto y el futuro del holandés. Lejos de decaer en el empeño, Mad Max mostró todo su talento en una de las temporadas más completas. Sin poderse medir con un compañero con el mismo nivel de prestaciones, Verstappen arroyó completamente a Alex Albon, endosándole un 17-0 en clasificación y un 12-4 en carrera, ya que ambos abandonaron en el Gran Premio de Sakhir.
Lejos de haber sumado dos victorias, en Silverstone y Yas Marina, sorprende aún más la capacidad que tuvo Verstappen para plantar cara a los Mercedes-AMG F1 durante los sábados, capaz de estar siempre entre las tres primeras posiciones de parrilla salvo en únicamente tres clasificaciones. Sin duda, una de las jornadas dignas para recordar sucedió en Hungaroring, donde Max se iba contra el muro en la vuelta de instalación, dañando el alerón delantero y parte de la suspensión izquierda, obligando a que los mecánicos tuviera que reparar a marchas forzadas el monoplaza en parrilla, algo que lograrían, consiguiendo terminar segundo.
Fue el segundo piloto con más abandonos de la temporada con cinco, únicamente uno por detrás de Kevin Magnussen, pero rentabilizó cada carrera terminada, terminando en todas ellas entre los tres primeros salvo en Turquía, donde terminó sexto. En Mugello y Sakhir se vio involucrado en dos accidentes múltiples, mientras que en Austria y Monza tuvo que decir adiós por problemas mecánicos. Como curiosidad, Verstappen tuvo que abandonar en todas las citas que se disputaron en 2020 sobre suelo italiano, siendo la de Imola por un trompo tras el pinchazo de uno de los neumáticos.
CURIOSIDADES
Max Verstappen tiene la suerte de tener una poderosa vinculación con el motor por parte de varios miembros de su familia. El primero y más importante es su padre Jos, que no pudo disfrutar de una carrera exitosa en Fórmula 1 pero vigila con lupa y dedicación los pasos de su hijo. La madre, Sophie Kumpen, también fue piloto y llegó a ganar trofeos en karting, con especial atención a la categoría Fórmula A del trofeo Andrea Margutti en 1995, antes de casarse con Jos y tener hijos. Su abuelo Paul Kumpen es un empresario y político que compitió en GTs a mediados de los años 90.
Hasta la llegada de Max el más exitoso de la familia era Anthony Kumpen, uno de sus tíos. Kumpen es uno de los principales protagonistas de la NASCAR europea, campeonato dónde tiene dos títulos que se suman a los tres que obtuvo en el campeonato de resistencia Belcar. Todo ese éxito ha llegado gracias a PK Carsport, el equipo que fundó Paul Kumpen hace 50 años para competir en rallycross. Una alternativa que Max Verstappen no debería necesitar aunque nunca está de más tener un soporte en caso de caerse por el camino una carrera tan prometedora.