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Audi, BMW y Mercedes-Benz: un regalo envenenado para la Fórmula E y una oportunidad para el resto

Pese al shock que supone la despedida de Mercedes-Benz del DTM como peaje a pagar para su ingreso en Fórmula E, la noticia era esperada. Al fin y al cabo Audi y BMW habían hecho anuncios sobre su fuerte apuesta por el campeonato eléctrico en las últimas semanas y las marcas alemanas suelen desembarcar en grupo cuando deciden acudir a cierta disciplina automovilística. Pero también entran con el ánimo de arrasar. Y ello implica una importante escalada de costes no apta para cualquier fabricante. Sonará provocador, pero la Fórmula E sólo puede ir a peor.

En anteriores artículos sobre el futuro de la Fórmula E ya hemos expuesto que el presupuesto de los equipos allí presentes se ha multiplicado por tres o cuatro en apenas tres temporadas de existencia. Aún así los 20 millones que se rumorean como máximo actual siguen siendo asumibles para un campeonato internacional que además limpia la imagen de las marcas. ¿Pero aguantarán todos el ritmo? ¿Y cómo digerirán los fabricantes ya presentes la derrota?

Con la entrada del nuevo chasis en su quinta temporada y la eliminación del cambio de coche obligatorio por razones de autonomía el campeonato espera poder hacer hueco a un par de equipos más. Pero siendo razonables, es complicado que un campeonato que exige una gran cantidad de desarrollo en casa pueda mantener 22 o 24 coches en pista. La solución pasaría por tener una cantidad razonable de equipos privados portando motores de fábrica, lo cual aliviaría las cuentas de las marcas. Sin embargo en la actualidad sólo hay un equipo cliente en parrilla, Techeetah (con motores Renault).

Y seamos realistas. Aunque hay mucho fabricante en la actual parrilla, no todos tienen el mismo peso. NextEV NIO, Venturi o Faraday Future pueden tener un mayor conocimiento de lo que es la tecnología eléctrica, pero carecen del músculo financiero de las marcas alemanas. Incluso Renault si sigue dominando el campeonato como hasta ahora puede optar por una retirada honrosa, con unos cuantos títulos bajo el brazo, si teme no aguantar el tirón.

Entiéndeme, no es un alegato contra la Fórmula E. No comparto muchas de las críticas hacia este campeonato y lo he cubierto para Diariomotor Competición desde sus inicios (para empezar, me da igual el sonido). Pero la historia es cíclica. Piensa en los Grupo C de finales de los ochenta y principios de los noventa. O el Mundial de Rallyes de principios de los 2000. O la Fórmula 1 de finales de los 2000. Cuando hay demasiados fabricantes los costes se disparan y la mayoría abandona el barco porque no todos pueden ganar. La Fórmula E cuenta con un aliciente extra. Sólo estar ahí ya aporta a nivel de imagen. Pero al enésimo anuncio de la entrada de un fabricante ese efecto se difuminará.

Al fin y al cabo la Fórmula E será eléctrica, pero ante todo es automovilismo. Y pronto a una marca se le ocurrirá que para vender más coches eléctricos quizá no sea tan conveniente demostrar en pista que es el mejor fabricante de eléctricos tanto como probar que su eléctrico es capaz de competir de tú a tú con híbridos y motores tradicionales de combustión interna. Ahora le toca mover ficha a otros campeonatos e ir allanando el camino para los rebotados de la Fórmula E.

Foto | Michelin

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