2026 será una temporada importante en la Fórmula 1. Después del comprobado fracaso de los coches de efecto suelo, FIA y FOM han forzado la mano del reglamento y han establecido otro cambio de normativa apenas cuatro años después del anterior. Es un periodo demasiado corto pero en la sempiterna explotación de los equipos y pilotos para generar ese a ratos esquivo espectáculo, los nuevos monoplazas y sus utensilios tendrán un papel fundamental.
La marcha del DRS y la pequeña si bien importante reducción del tamaño de los coches y su aerodinámica deberían ayudar a que puedan seguirse más entre ellos y no quedar conquistados por el aire sucio. Quedará por ver como los once equipos se adaptan a los nuevos elementos, siempre con especial atención a las defensas más que a los ataques por el invencible miedo a perder lo ganado y a la espera de si alguna escuadra se arriesga antes que los demás (con Red Bull como principal candidato).
Los primeros tests en Barcelona y Baréin darán las primeras sensaciones antes del estreno en el particular Albert Park que no siempre da los datos correctos de la evolución del largo año, que en una ya denostada costumbre volverá a empezar en marzo y acabar en diciembre. La eternidad y el exceso compensan los viajes ejecutivos mientras el personal de pista se prepara para otra larga agonía planetaria a la espera de la partición por turnos para evitar el cansancio.
En cuanto a los protagonistas, varios elementos a destacar. Arvid Lindblad es el único rookie de 22 integrantes después de tres sólidas temporadas en las feeder series, ganando carreras de una en una por F4, F3 y F2. También supone 2026 el regreso de Sergio Pérez y Valtteri Bottas, dos veteranos con mucha experiencia al mando del nuevo equipo Cadillac que se convertirá en la primera nueva estructura sin base anterior o herencia en F1 desde la entrada de Haas en 2016.
Precisamente en Haas pilotará uno de los talentos emergentes en Oliver Bearman. El junior de Ferrari brilló cuando pudo junto a Andrea Kimi Antonelli, Isack Hadjar y Gabriel Bortoleto. Los cuatro sumaron junto a Liam Lawson y Franco Colapinto el grupo más numeroso de debutantes a tiempo completo desde 2013 y Lindblad se unirá a esta generación de jovenes ascendentes como el cuarto piloto más joven de la historia, solo detrás de Antonelli, Lance Stroll y el imbatible Max Verstappen.
A la vez que los menores de 20 años asaltan la F1 novedosa, los viejos rockeros siguen vivos. Fernando Alonso y Lewis Hamilton afrontarán el que debería ser su último gran cambio de monoplazas con más de 40 años de edad como los primeros pilotos con temporadas consecutivas a tan avanzado número desde 1979 y 1980, cuando se alternaron en distintas carreras Mario Andretti, el sustituto Vittorio Brambilla y Clay Regazzoni hasta el accidente que retiró al suizo en Long Beach.
De un tiempo a esta parte parece que el contraste social también se encara de forma edadista a la Fórmula 1: igual que económicamente hay capas muy altas y muy bajas con poco espacio para la clase media, el campeonato más veloz y conocido ve a gente muy experimentada y muy joven con cada vez menos huecos para los treintañeros sólidos. Nico Hülkenberg se acerca a los 40, Pérez y Bottas regresan después de un año y las siguientes víctimas que intentarán alargar su estancia serán los franceses Pierre Gasly y Esteban Ocon y quizá el dúo más sólido de la parrilla, el de Williams.
Irónicamente dicha clase media es la que está en su esperable plenitud, con el campeón Lando Norris a la cabeza, Charles Leclerc y George Russell de líderes de sus marcas y Oscar Piastri como futuro entrante en la brillantez de la zona alta a largo plazo. Sin embargo el piloto a seguir hasta nuevo aviso es Verstappen, tetracampeón saliente y hambriento que ha definido su legado en la era de coches que llega a su fin y querrá ampliar su pisada histórica en un nuevo juego a altas velocidades.






