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El día en que Michael Schumacher pudo dejar Ferrari por McLaren y cambiar la Fórmula 1

En una realidad paralela imagina a Leo Messi vistiendo la zamarra del Real Madrid, a Kobe Bryant jugando para los Celtics o Marc Márquez compitiendo con Yamaha después de romper lazos con HRC. Muchas veces no nos imaginamos la fotografía completa de cómo habría cambiado la historia si un pequeño factor hubiera cambiado en el pasado. En el automovilismo esto también se ha dado y si en el pasado Sébastien Loeb hubiera decidido cambiar Citroën por Ford M-Sport de cara al año sabático de la firma de los dos chevrones, o si hubiera aceptado la oferta de David Richards para recalar en Subaru, seguramente no hubiéramos visto el aplastante dominio por parte del alsaciano en el WRC durante nueve temporadas consecutivas.

En Fórmula 1 estos factores también se han vivido y seguramente el mejor de los ejemplos es el de Lewis Hamilton y su reunión con Niki Lauda para abandonar McLaren y terminar recalando en Mercedes-AMG F1, escudería con la que ha conseguido seis de sus siete entorchados. Si bien parece que no choca tanto el ver al británico cambiar un plateado por otro, seguramente a muchos sí que les resulta más chocante el imaginarse a Michael Schumacher vestido de dicho color por mucho que acabara su carrera deportiva defendiendo los intereses de la firma de la estrella.

Y es que realmente eso es lo que se ha dado a conocer durante una de las últimas entregas del podcast ‘Beyond the Grid’ en el que estuvo presente Norbert Haug, el que fuera cabeza visible durante años de Mercedes en competición y que confirmaba que precisamente se mantuvieron conversaciones con el káiser a finales de la década de los noventa para su posible incorporación a la escudería con sede en Woking y que en esos momentos estaba asociada a Mercedes como motorista.

Conocí a Michael de cuando era piloto de la F3 alemana y yo era jefe de redacción de la revista ‘Auto Motor und Sport’ en 1989, luego llegó a Mercedes antes de que yo estuviera allí, ya como junior, luego compitió en el Grupo C (con Sauber-Mercedes). Llegué a finales del 91 y él tuvo una temporada completa en los Sportscars. Ganamos la última carrera de la temporada en Autopolis con Karl Wendlinger y Michael Schumacher – Norbert Haug

Es curioso que McLaren decidiera tantear la incorporación de Schumacher a finales de la década de los noventa, seguramente aprovechando que Ferrari todavía no había conseguido regresar a los títulos y que obviamente para Mercedes hubiera sido un éxito el contar con el bicampeón mundial de Fórmula 1 como figura muy representativa en su país y a nivel intercontinental (véase la entrevista a Mark Webber). Sin embargo, esto hubiera cambiado la historia por completo, quedándonos sin ver ese rodillo rojo en el que se convirtió la Scuderia italiana con el talento de Michael y con Jean Todt y Ross Brawn detrás del muro.

Cuando yo entré en el campeonato con McLaren en 1995, Schumacher ya había debutado hacía cuatro años con Jordan en Spa-Francorchamps y había sido bicampeón con Benetton. Hubo algunas negociaciones secretas en 1998, pero nunca se concretaron en ese entonces. En teoría, podría haber sucedido, pero no salió bien. No era algo que fuera completamente imposible porque McLaren fue realmente competitiva aquel año gracias a la labor de Adrian Newey. Era un equipo atractivo para cualquier piloto

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