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Presidentes de la FIA: Max Mosley

Jean-Marie Balestre fue uno de los grandes protagonistas de la Fórmula 1 a mediados de la década de los años 80. La figura del mandatario francés es una de las más estudiadas en el automovilismo, superando (o estando a la par) en relevancia a la de Bernie Ecclestone en cuanto a mediatismo y polémicas. Ecclestone ganó la batalla a largo plazo y se permitió el lujo de controlar su propiedad desde la distancia con la introducción de un candidato que batiría a Balestre de cara a las elecciones que la FISA realizó en 1991 y que la FIA seguiría poco tiempo después.

Max Rufus Mosley nació en Londres en 1940, en una familia que podría calificarse de peculiar. Su padre, Sir Oswald Mosley, estuvo en la Primera Guerra Mundial y se dedicó a la política en ambos partidos mayoritarios ingleses, el Conservador y el Laborista, antes de fundar la Unión Británica de Fascistas en 1932. La madre era Diana Mitford, tercera de seis hermanas de una familia de aristócratas «influencers» de la época. Se casaron en la casa de Joseph Goebbels, el popular ministro de propaganda nazi y recibieron a Hitler como invitado de honor.

Los hijos del matrimonio tuvieron que ser educados en casa tras el rechazo a la figura que representaban sus progenitores. Max se graduó en Física pero optó por sacarse la carrera de Derecho al no ver futuro económico a su primera opción y ayudó a su padre a recuperar su figura mediática en Inglaterra, dañada de muerte al final de la Segunda Guerra Mundial. Mosley colaboró en el Union Movement, partido de extrema derecha fundado por su padre Oswald en un intento de regresar a la política.

El británico hizo sus pinitos como piloto a mediados de los 60, siendo calificado como un piloto lento pero constante y poco propenso a los errores. Llegó a alcanzar la Fórmula 2, categoría inferior de la F1, debutando en la carrera dónde se mató Jim Clark y perdiendo a dos de sus compañeros de equipo en accidentes en años venideros. Siguió como piloto poco tiempo, accidentándose más de lo que debía después de un prometedor comienzo a nivel local en el Reino Unido. Se retiró en 1969 y buscó su oportunidad en el mundo de los negocios.

No tardó en fundar March junto al mánager Alan Rees, el ingeniero Graham Coaker y el diseñador Robin Herd. Mosley se encargó de la vertiente comercial del equipo, obteniendo pequeños patrocinios que ayudarían a la estructura a sobrevivir económicamente e incluso permitían vender algunos coches interesados en chasis cliente. Dejó March a principios de 1977 para enrolarse de forma completa en la FOCA, la asociación de Constructores liderada por Bernie Ecclestone en la que Lotus, Tyrrell, McLaren y Williams defendían los intereses de los equipos no oficiales.

Mosley intentó una breve carrera política durante los años 80, sin éxito por culpa de su pesado apellido. De regreso al mundo del motor, ejerció de presidente de la Comisión de Constructores de la FISA hasta que decidió presentarse en las elecciones de 1991; Mosley ganó a Balestre por 43 votos a 29 y asumió la presidencia de la FISA, que fue absorbida como nuevo brazo deportivo de la FIA dos años después. Ecclestone conseguía así la victoria definitiva contra Balestre y se alzaba con parte del poder de decisión de la FIA respecto a otros campeonatos, ya no tan solo su preciada Fórmula 1.

Llegaron así 16 años de mandato marcados por las muertes de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, el incremento de la seguridad en la competición, la introducción de los test EuroNCAP como modelo a seguir para los coches de calle, el reconocimiento de la FIA por parte del Comité Olímpico Internacional, la creación de una Academia oficial para formar pilotos de cara al futuro, la incorporación de más crash test y de elementos como el HANS para que el piloto sufra menos en caso de accidente, las polémicas con las ventas de los derechos comerciales de la F1 a canales de pago, la prohibición europea de la publicidad de tabaco, las primeras implicaciones de la FIA con la ecología y el ridículo del GP de Estados Unidos en 2005, entre otros muchos episodios.

Mosley renovó tres mandatos más sin oposición alguna y expresó interés por introducir un límite presupuestario y tecnologías como el KERS, pero su reputación cayó en picado con la publicación de un vídeo en el que se le veía en una fiesta sexual de temática nazi. El británico denunció al News of the World, periódico que difundió el vídeo, recibiendo una compensación económica y dejando su lugar en la presidencia de la FIA a mediados de 2009. Finalizó así una de las eras de mayor progreso y polémica en la historia del automovilismo, cuyo representante falleció en 2021 a los 81 años y concentrado en demandar a los medios que intentaron difundir su vida sexual, un final triste para una figura tan importante.

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