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El cargador de CD del McLaren F1, y la obsesión de Gordon Murray por la reducción de peso

El McLaren F1 es un coche que me obsesiona. Creo que es un superdeportivo cuya filosofía jamás volverá a repetirse, aunque el McLaren Speedtail quiera acercarse a la filosofía de este mito de los años noventa. Al McLaren F1 le hemos dedicado varios artículos, en los que hemos tratado de poner en relieve peculiaridades y detalles acerca de su desarrollo, que en conjunto lo convierten en uno de los coches más especiales de la historia. Ahora es el momento de poner el foco sobre su sistema de sonido, y más concretamente sobre su cargador de CD. Al fin y al cabo, es un coche de los años noventa.

Gordon Murray fue el cerebro tras el McLaren F1. El ingeniero británico quiso crear el superdeportivo definitivo, una máquina más rápida que cualquier otro coche en existencia, pero al mismo tiempo, una máquina perfectamente compatible con el día a día de sus propietarios. El McLaren F1 debía ser capaz de ser absolutamente eficaz en circuito, ser cómodo en viajes de larga distancia y tan práctico como un utilitario para desplazarse al trabajo. Murray estaba obesionado con la reducción de peso, y consiguió que el coche pesara solamente 1.138 kilos, sin perder un ápice de lujo o equipamiento.

El McLaren F1 no tenía radio, solo un cargador de 10 CD desarrollado específicamente por Kenwwood.

La única forma de conseguir un peso tan aquilatado con un motor V12 y un equipamiento abundante… era recurrir a ingenieros de primer nivel. El coche estaba construido en torno a un monocasco de fibra de carbono, y se recurrió a técnicas de adelgazamiento nunca antes vistas en coches de producción. Por ejemplo, su juego de herramientas estaba construido en titanio, para ahorrar unos gramos con respecto a un juego de herramientas de acero. Los asientos o el volante no se desplazaban: se medía el cuerpo del comprador y se colocaban de acuerdo a su talla, evitando pesados carriles y sistemas de ajuste.

Con esta breve introducción podéis entender que el McLaren F1 no iba a recurrir a un equipo de sonido tradicional. Gordon Murray tenía unas exigencias realmente duras para los proveedores del equipo de sonido. Demandaba un cargador de 10 CD, aligerado hasta el extremo y capaz de soportar una aceleración lateral de 1,5 G, sin saltos o interrupciones en el sonido. Solo el especialista japonés Kenwood recogió el guante arrojado por McLaren. Su cargador de 10 CD estaba denominado KDC C600, y era capaz de ofrecer hasta 12 horas de reproducción musical sin interrupciones.

Al tener una posición de conducción central, era el único coche que ofrecía al conductor una experiencia de sonido auténticamente estéreo.

Este cargador de CD estaba montado bajo el capó delantero, junto a las tapas en las que se controlaba el nivel de líquido de frenos o se rellenaba el líquido limpiaparabrisas. El cargador de CD recurría a un sistema de aluminio magnetizado para leer los discos compactos. Los imanes comunes eran demasiado pesados, por lo que se aplicaba un recubrimiento magnético a piezas de aluminio para conseguir la misma función. El ahorro de peso era de 170 gramos con respecto a otros cargadores de CD. Lo has leído bien: este innovador proceso industrial redundó en un ahorro de peso de 170 gramos. Fascinante.

El coche tenía sus altavoces cuidadosamente colocados en su habitáculo, y el equipo de sonido ofrecía calidad hi-fi gracias a un amplificador Kenwood KAC 622. Los controles del equipo de sonido estaban integrados a la izquierda del conductor, de forma intuitiva, pero usando el mínimo número de botones posible – tanto la ergonomía como la ligereza seguían siendo objetivos clave.

Galería de fotos del McLaren F1

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