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El nuevo terror de Nürburgring es un Mazda RX-7 que hasta han tenido que prohibirlo

Hablar del circuito de Nürburging supone hablar de historia del automovilismo, coches de altas prestaciones y experiencias al límite. Nuestro protagonista de hoy es nada menos que el Mazda RX-7 FD, un coche de culto para los fans del motor, pues es bien conocido por su capacidad para ser modificado y así convertirse en todo un matagigantes. Y hoy tenemos una clara demostración de ello, sin embargo será difícil que vuelvas a verlo por el infierno verde, porque su motor rotativo hace caso omiso de algunas normas del mítico Nürburgring.

Si el protagonista de este vídeo es un Mazda RX-7, el coprotagonista es el conocido youtuber Misha Charaoudin. Ambos se embarcaron en una vuelta rápida al circuito de Nürburgring para ver lo de que era capaz este RX-7 FD con ciertas mejoras en su motor y chasis, nada excesivo, pero sí permitiendo elevar la potencia de su motor Wankel hasta los 400 CV, elevar considerablemente su sonido y mejorar su comportamiento en pistas tan complejas como el trazado alemán.

El resultado es realmente espectacular, pues si bien la pintura negra no es quizá el color más llamativo para vestir las formas de un RX-7, lo cierto es que el look final queda bastante bien. Pero como decíamos anteriormente, la mejor parte de este deportivo nipón está en lo que no se ve a simple vista, encontrándonos un motor Wankel bi-rotor que ha sido profundamente modificado para pasar a una configuración de un solo turbo, añadiendo a la ecuación un escape fabricado a medida para conseguir el mejor sonido posible en un rotativo.

¿El problema? El sonido es realmente precioso y cada marcha estirada con frenesí hasta las 7.000 revoluciones por minuto da buena cuenta de ello, pero el volumen es tal que excede el límite de 130 decibelios impuesto en todo el trazado. Este límite quizá no es conocido por muchos, pero sí que la organización de Nürbugring lo controla de cerca para evitar que el ruido termine molestando a los vecinos que viven cerca. Pero ojo, no os penséis que 130 dB es un límite demasiado estricto, pues a modo de apunte, superar la barrera de los 120 dB es el equivalente al ruido que genera un avión despegando. De hecho, según la OMS, la exposición a tal volumen supone entrar en el umbral del dolor y conlleva riesgo de sordera.

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