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Mercedes 260 D (1936): se cumplen 85 años del primer coche diésel de la historia

Desde que Rudolf Diesel patentase su motor de combustión en 1895 han pasado ya 126 años. Ya desde sus comienzos los motores diésel demostraron una mayor eficiencia térmica que sus homólogos de gasolina, también llamados motores de explosión. Los primeros motores diésel fueron montados en vehículos de transporte y barcos, pero no fue hasta los años treinta del pasado siglo XX que llegaron a los coches convencionales. Mercedes-Benz fue la pionera en producir y vender un turismo con motor diésel. Esta la historia del Mercedes 260 D, el primer coche diésel de todos los tiempos.

Así nació el primer coche diésel de la historia

El motor que movía a esta berlina clásica era un cuatro cilindros de 2,6 litros de cubicaje y aspiración atmosférica. Era un motor de precámara de combustión – la mezcla de aire y combustible comienza su encendido antes de entrar en las cámaras de combustión – alimentado por una sencilla bomba inyectora mecánica fabricada por Bosch. La inyección directa en motores diésel no se inventaría hasta 50 años después, comercializada por Fiat a finales de los años ochenta. Este propulsor desarrollaba 45 «rabiosos» caballos a solamente 3.200 rpm.

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Los motores diésel de inyección indirecta y precámara fueron la norma hasta bien entrados los años noventa.

No era una potencia elevada y el coche al que tenía que mover era bastante pesado. Sin embargo, tenía una gran ventaja con respecto a su hermano de gasolina: consumía una media de 9 l/100 km, frente a los más de 13 l/100 km del Mercedes 200 de ciclo Otto. Además, el gasóleo costaba por aquél entonces la mitad que un litro de gasolina.La receta del éxito ya estaba mezclada, y pronto, profesionales como los taxistas decidieron que era la mejor opción para su gremio, abrazando los motores diésel y un gasóleo a 17 pffenigs el litro.

El motor diésel resultó ser muy fiable para los estándares de la época, además de presumir de una mayor durabilidad, a causa del bloque reforzado de hierro fundido del que presumía este motor. El Mercedes 260 D fue lanzado al mercado alemán en 1936, y pronto recibió mejoras técnicas. La primera fue un depósito de combustible de hasta 50 litros, que le otorgaba una autonomía cercana a los 600 km, impresionante en la época. En 1938 ya llevaba calentadores eléctricos de serie, que facilitaban sumamente los arranques en frío, y un cambio manual completamente sincronizado.

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La mezcla de gasóleo y aire no es encendida por una bujía, combustiona por sí sola cuando está sometida a alta presión y temperatura.

En verdad, Mercedes llevaba desde 1933 rumiando el lanzamiento de un turismo diésel. Las primeras pruebas fueron llevadas a cabo con un motor de seis cilindros y 3.8 litros, que desarrollaba unos correctos 80 CV. Por desgracia, el chasis no podía digerir las tremendas vibraciones que provocaba y en 1935 se optó por un cuatro cilindros de 2.6 litros, el OM 138 del que os hemos estado hablando. En los años 30 los coches eran en general muy rudos… ¡imaginad el temperamento del 3.8 para que fuese desechado por los propios ingenieros!

Este propulsor sentó las bases para la futura dieselización de los turismos, empezando a atraer incluso a clientes particulares, que pensaban que los motores diésel eran solo para los camiones y no esperaban encontrarlo en todo un Mercedes. También supuso para la marca de Stuttgart el inicio de una larga tradición de éxito en la construcción de motores diésel, que siempre destacaron por su fiabilidad y alta durabilidad. Un total de 1.967 unidades fueron vendidas y producidas hasta que en 1940, la Segunda Guerra Mundial obligó a centrar los esfuerzos técnicos en la contienda.

Pullman = Luxus + Raumkultur Pullman = Luxury + Culture Of Space

Mercedes ya contaba con una notable experiencia en motores diésel, pero solo en vehículos industriales.

Como curiosidad final, me parece interesante destacar que hubo varias variantes del Mercedes 260 D: la más común era la carrocería Pullman de seis plazas, con la que fue presentado el modelo en el International Automobile and Motorcycle Show (Berlín, 1936). Posteriormente se añadió una lujosa y exclusiva versión Pullman Landaulet, con un techo ligeramente descapotable, un sedán convencional de cinco plazas y un descapotable. Por último, una pequeña galería de fotos vintage, cortesía del archivo histórico de Mercedes.

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