La declaración que toma lugar en el titular que precede a estas líneas no proviene de un servidor. Tampoco de un analista de mercados o un especialista en la materia, sino de uno de los directores ejecutivos con mayor repercusión en la industria del automóvil, y no de Akio Toyoda, quien abiertamente no está a favor de apostarlo todo a la fórmula eléctrica, sino de uno de los que más fuerte apostó por el coche eléctrico, sin el resultado esperado.
Ola Källenius, CEO de Mercedes Benz, ha sido claro en su última intervención pública: o la Unión Europea acaba cambiando de parecer o va a cargarse una industria de gran peso al completo, con todo lo que ello conlleva.

Mercedes-Benz Mercedes CLA
Ola Källenius, CEO de Mercedes Benz.
Imágenes del Mercedes Clase G eléctrico






Ha sido en una entrevista concedida al diario alemán Handelsblatt, de la que se ha hecho eco Automotive News, en la que Källenius se ha mostrado tan claro sobre cómo ve el futuro de la industia del automóvil en Europa a medio plazo si el objetivo europeo no cambia después de este verano, para cuando está previsto que una comitiva revise los plazos.
Mercedes ha sido uno de los fabricantes que antes y más fuerte ha empezado a perseguir el objetivo marcado por la Unión Europea, que establece que para 2035 todas las ventas de coches nuevos en Europa dentro del segmento de los automóviles de turismo deberán corresponderse con matriculaciones de vehículos 100 % eléctricos. Sobre ello Källenius opina que «hace falta una dosis de realidad» y que «de lo contrario, vamos hacia un muro a toda velocidad», poniendo de relieve la baja demanda de eléctricos y la agresividad de los plazos propuestos.
Los números respaldan la visión del directivo alemán: en lo que va de año, en Europa los eléctricos no llegan a computar por un 15 % de la cuota total del mercado, un porcentaje que va marcando de manera fiel Mercedes en estos últimos meses, pero no es suficiente.
Y es que, si hay (o había) un tipo de marca con el viento a favor cuando se trata de vender coches eléctricos, esas eran las firmas de corte prémium, ya que a través de un mejor aprovechamiento de sus recursos y un posicionamiento más trabajado de sus coches, tienen más fácil disimular el sobrecoste de un eléctrico frente al de un térmico: vender coches eléctricos no implica elevar el precio medio de cada uno de sus coches, o al menos de elevarse no les afecta tanto como puede acabar afectando a una marca generalista.
Se puede cuestionar cómo ha abordado Mercedes el diseño y enfoque de sus primeros coches eléctricos, lanzados bajo la serie EQ, pero sobre lo que no se puede dudar es de si lo han apostado todo a esta tecnología. El propio Källenius, poniendo de ejemplo a Kodak con la fotografía digital o el caso del mayor fabricante de trenes del Siglo pasado y su pasividad ante el salto a la tecnología eléctrica en las vías ferroviarias, expuso de manera clara su modo de ver ante esta cuestión hace un lustro y los movimientos que ha hecho Mercedes a la postre han seguido esta visión.
Y la realidad es que, a día de hoy, Mercedes no ha cambiado de parecer. Se han atrevido los alemanes, incluso, a lanzar una versión 100 % eléctrica de su modelo más icónico, el Mercedes Clase G, un todoterreno que apenas ha cambiado con el paso de los años. Otro claro ejemplo de ello es el nuevo CLA, pues se trata de un eléctrico que con más de 800 km de autonomía homologada partirá en España desde unos 55.000 euros. Todo un hito, pero ni aun así despierta la demanda deseada, por lo que no podrá de depender sólo de coches eléctricos para el año 2039, por donde pasaban realmente las intenciones de Källenius antes de que la Unión Europea pusiera fecha de fin da los motores térmicos.
En lugar de ello, Källenius quiere apostar más por una transición en la que se permita una mayor diversidad tecnológica, un pensamiento más alineado con la controvertida manera de ver del anterior CEO de Toyota, de la que en realidad sigue siendo discípulo Koji Sato, el actual mandatario del fabricante japonés.
A fin de cuentas, y para acabar, bajo el modo de ver de un servidor, parece cada vez más claro que el coche eléctrico acabará teniendo su sitio en Europa, pero no de manera totalitaria, pues sus limitaciones no lo convierten en una alternativa capaz de cubrir todas las necesidades, aunque cada vez las satisfaga mejor y en mayor medida.
Imágenes del Mercedes Clase G eléctrico





