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¿Qué piensas sobre los techos de lona? Su origen, ventajas y desventajas

Aunque tener un coche descapotable siempre ha sido un sueño para cualquier conductor, lo cierto es que la capota puede ser de diferentes tipos. Uno de los más habituales y baratos es el techo de lona. Pero no se utiliza solo por ser barato. También aporta mucha versatilidad y personalización.

¿Qué es el techo de lona?

El techo de lona es una opción de techo retráctil que utiliza una cubierta flexible, generalmente de tela, para proteger el habitáculo del vehículo. Este material se encuentra sujeto a un mecanismo que permite su retracción total o parcial, ofreciendo a los ocupantes la posibilidad de disfrutar de un viaje al aire libre. Esta característica se ha utilizado históricamente en una variedad de vehículos, desde clásicos descapotables hasta modernos deportivos, proporcionando un toque de elegancia y versatilidad. Es común que las versiones cabriolet de muchos vehículo cuenten con techo de lona, así como también las versiones roadster.

La lona, por lo general, se destaca por su capacidad de personalización en términos de colores y texturas. Esto permite a los propietarios expresar su estilo único a través del diseño de su vehículo. Además, la flexibilidad de la lona facilita la creación de perfiles aerodinámicos, contribuyendo tanto a la estética como al rendimiento.

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¿Qué no es el techo de lona?

En los vehículos descapotables existen varias opciones para hacer que un coche no tenga techo a conveniencia. Puede tratarse de un techo de capota rígida que se puede plegar y guardar en el maletero.

También puede tratarse de un techo solar de cristal que de igual manera se pliega y queda guardado en el maletero. Estos son sistemas rígidos de capota, y no tienen que ver con el techo de lona, que se caracteriza por su flexibilidad y ligereza.

El origen del techo de lona en los coches

Su origen se remonta a los primeros días de la industria automotriz, marcando una época en la que la simplicidad y la funcionalidad se fusionaron para dar forma a un componente distintivo que ha perdurado a lo largo de las décadas.

A finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los automóviles empezaban a conquistar las calles, los techos eran considerados más un lujo que una necesidad. En estos primeros años, los vehículos carecían de la sofisticación y comodidades que conocemos hoy en día, y los conductores y pasajeros estaban expuestos a los elementos climáticos durante sus travesías.

Fue en este contexto que surgió la necesidad de proporcionar cierta forma de protección contra la lluvia, el sol y otros elementos. Los primeros techos de automóviles eran estructuras plegables y desmontables hechas de materiales como lona encerada.

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Aunque primitivos en comparación con las tecnologías actuales, estos techos cumplían el propósito fundamental de resguardar a los ocupantes.

Con el paso del tiempo, el diseño de los techos de lona evolucionó para adaptarse a las tendencias estilísticas de la época. Durante las décadas de 1920 y 1930, los descapotables con techos de lona se convirtieron en un símbolo de estatus y elegancia. Marcas de renombre, como Rolls-Royce y Mercedes-Benz, incorporaron esta característica en sus modelos de lujo, contribuyendo a la asociación del techo de lona con un estilo distinguido.

La popularidad de los techos de lona alcanzó su punto álgido en las décadas de 1950 y 1960, con la producción de icónicos descapotables que se han convertido en leyendas del diseño automotriz. Estos vehículos, como el Ford Thunderbird y el Chevrolet Bel Air, encapsulan la estética clásica y la sensación de libertad que ofrecía un techo de lona completamente retráctil.

Las ventajas de los techos de lona: personalización, aerodinámica y ligereza

Los techos de lona añaden un toque de sofisticación y elegancia al diseño del vehículo. La flexibilidad del material permite líneas aerodinámicas y perfiles estilizados, contribuyendo a la estética general.

Pero sobre todo la lona se presta a una amplia gama de colores y texturas, permitiendo a los propietarios personalizar el aspecto de su vehículo. Esto fomenta la expresión de la individualidad y el estilo del conductor.

De hecho, es habitual que muchos vehículos descapotables con techo de lona cuenten con una loca en un color llamativo, siendo muy habitual el rojo en combinación con otros colores como el negro, el blanco o el plateado, o la lona de color claro con carrocerías en colores oscuros.

Por otro lado, comparados con los techos rígidos convencionales, los techos de lona son generalmente más ligeros. Esta ligereza puede contribuir a un mejor rendimiento y eficiencia de combustible.

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Las desventajas de los techos de lona: poco aislamiento, y alta vulnerabilidad

En comparación con los techos rígidos, los techos de lona pueden ofrecer un aislamiento térmico y acústico más limitado. En condiciones climáticas extremas, esto podría afectar el confort en el interior del vehículo.

Son vehículos más pensados para climas moderados donde solo de vez en cuando vamos a necesitar cubrir el habitáculo. No son una buena idea para climas donde llueve de forma constante, o hace un tiempo con mucho viento.

Por otro lado, los techos de lona pueden requerir un cuidado especial para mantener su apariencia y funcionalidad. La exposición constante a los elementos puede implicar una mayor necesidad de limpieza y tratamiento. Si no se mantiene adecuadamente es fácil que se deterioren con rapidez.

Y todo ello sin olvidar de que dejar un coche de lona en la calle en cualquier momento implica un gran riesgo de que aparezca algún gracioso y lo raje. Esto puede ser peligroso porque pone en riesgo lo que dejemos en el interior del vehículo, pero también porque la reparación de la lona puede ser incluso más cara que la reparación de un techo rígido, debido a la necesidad de contar con un especialista.

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