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Las cajas negras llegan al mundo del automóvil… ¿para mejorar el consumo?

Las posibilidades de la miniaturización no terminan nunca. Aprovechando la existencia de microcámaras, micro GPS, memorias diminutas y conectividad universal a bajo coste, las cajas negras llegan al mundo del automóvil.

El Car Angel BBX1 es una caja negra, al estilo aeronáutico, que se coloca en el entorno del espejo retrovisor. Utiliza una cámara de vídeo digital, una memoria interna y otra SD redundantes, tacógrafo digital, acelerómetro y la información de Google Maps.

Su objetivo (en principio) es grabar lo que se ve a través del parabrisas de cualquier vehículo, acompañando las imágenes con datos de posición, aceleración y velocidad, de modo que pueda constituir una prueba fehaciente de responsabilidad en caso de accidente. Incluso es capaz de grabar automáticamente desde 15 segundos antes de una aceleración brusca hasta 15 segundos después, si no queremos que grabe todo el rato.

Lo que más nos ha interesado, no obstante, es la información secundaria que acompaña al lanzamiento. Para empezar, el fabricante afirma que el mero hecho de instalar la cámara reduce los accidentes a la mitad. Puede ser un argumento comercial como otro cualquiera pero, conociendo un poco la naturaleza humana, no puedo evitar pensar que algo debe haber de cierto en esto.

Por otro lado, siempre según el fabricante, «los conductores que tienen instalada una de estas cajas negras, conducen de una manera más consciente, evitando excesos de velocidad y maniobras bruscas» con lo que el ahorro de combustible es un efecto indirecto de su instalación. No sé por qué, pero tampoco me cuesta creérmelo.

Por supuesto, su principal utilidad será vigilar la utilización de vehículos que no pertenecen al conductor: furgonetas de reparto, taxis, camiones, coches de alquiler… no es lo mismo que te dejen el coche de la empresa sin más, o que te dejen el coche y te puedan grabar cada minuto de conducción. Definitivamente, no es lo mismo.

Por circunstancias profesionales que no vienen al caso, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que la implantación de un sistema de control mejora el rendimiento humano en casi cualquier actividad, especialmente al principio. Sin entrar en discusiones psicológicas ni de principios, creo que esa será la principal utilidad del aparato, muy por encima de cualquier otra.

El precio de este «Ángel» es de algo menos de 300€ y, se supone que se puede instalar fácilmente (esto sí que habría que verlo).

Nos vigilan…

Fuente: Naical
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