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El idilio entre Toyota y Tesla finaliza con posturas seriamente enfrentadas

Tesla y Toyota conformaban una de las relaciones más fructíferas del panorama automovilístico. Las timidas incursiones de Toyota en movilidad eléctrica han sido posibles gracias a Tesla, ya que la firma norteamericana ha sido la encargada de poner sobre la mesa tecnología de baterías y demás conocimientos vitales para hacer posibles coches como el Toyota Rav4 EV. Pero ahora más que nunca, Toyota y Tesla cuentan con dos visones sumamente diferentes en tanto al futuro del coche eléctrico. ¿Por qué?

Del lado de Tesla, el coche eléctrico sólo es imaginable asociado a un pack de baterías. Apostando muy fuerte por hacer de la autonomía un problema del pasado en los eléctricos, Tesla tiene en marcha un ambicioso plan de apoyo a sus clientes a través de una red de supercargadores y estaciones de intercambio de baterías. Haciendo uso de ambas soluciones, los clientes de Tesla entienden que la recarga de sus coches no es un problema tal y como sucede en otros fabricantes.

El caso de Toyota es completamente diferente. Los proyectos de movilidad eléctrica a baterías llevados a cabo por Toyota siempre han buscado fines experimentales, y es que los costes y baja capacidad de almacenamiento energético que brindan las baterías, siempre han hecho que Toyota defienda muchas otras fórmulas de movilidad antes que la propulsión 100% eléctrica a baterías.

Con un pasado reciente donde la tecnología híbrida ha llevado a Toyota a ser pionera y líder indiscutible del mercado, el siguiente gran paso de la firma japonesa es la propulsión híbrida enchufable a corto plazo, centrando la mayor parte de sus esfuerzos en hacer viable la pila de combustible de Hidrógeno a medio y largo plazo.

Mientras Tesla planea lanzar al mercado un SUV eléctrico y una berlina eléctrica de gran volumen y ajustados precios. Toyota está convencida de que los eléctricos movidos mediante pila de combustible de Hidrógeno son una alternativa aún más interesante, gracias a una autonomía real en torno a los 500 Km y tiempos de repostaje de menos de 10 minutos.

En ambos casos, la falta de infraestructura es un gran hándicap, pero de lo que no cabe la menor duda, es de que la próxima gran batalla en el mundo del automóvil está entre estas dos formas de entender el coche eléctrico.

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