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Camino de Santiago en un Chevrolet Volt (día VII). Analizando el exterior e interior

Entre Arzúa y la Catedral de Santiago nos separan 40 kilómetros y muchas vacas (es una de las poblaciones con más índice de vacas por habitante de Galicia)… por lo que lo más sensato, para la mayoría de peregrinos, es dividir el tramo en dos jornadas, haciendo escala en O Pedrouzo o, como es nuestro caso, en Amenal. Arzúa no sólo es la cuna del queso con denominación de origen de la zona, sino que aquí confluyen el camino francés y el camino del norte, por lo que es normal encontrarse con un mayor número de peregrinos que en las etapas anteriores.

Esta mañana nos puesto en camino con “nuestro” Chevrolet Volt por la N347, paralela a la ruta de los peregrinos. Después de ver cómo anoche se iba la luz del hotel cuando pusimos a cargar el Chevrolet Volt, hoy no tuvimos batería disponible para movernos en modo eléctrico, por lo que todo el trayecto fue con el motor de combustión.

Si queremos ir por las mismas sendas que los peregrinos podemos acabar en un apuro

Hemos escapado unos metros de la carretera nacional haciendo escala en Boavista y Salceda. Ambos caminos (el nuestro y el de los peregrinos) confluyen más tarde para, poco después, volver a separarse por pistas no asfaltadas por donde no podemos pasar. Los prados del ganado y los eucaliptos pueblan en un paisaje espectacular, con multitud de casas rurales con sus respectivas coladas familiares secándose a la vista de miles de peregrinos.

En nuestra etapa de 23 kilómetros apenas hubo ningún acontecimiento especial que destacar, salvo que, a mitad de trayecto – mientras cambiaba de emisora de radio – el sistema multimedia y de navegación se quedó totalmente bloqueado. Dejó de responder la pantalla táctil y los botones del salpicadero. Después de parar a tomar café en Boavista durante veinte minutos y arrancar el coche, todo volvió a funcionar con normalidad.

El Interior del Volt, un espacio que entusiasma


El interior del Volt es uno de mis espacios favoritos. Con plazas para cuatro adultos ha sido, durante los últimos días, nuestra segunda casa y la verdad es que éste es uno de los puntos fuertes del coche. Es espacioso y confortable como el que más, con un contraste moderno que hacen los asientos de cuero negro con el plástico blanco de las puertas y el salpicadero, donde destaca una gran pantalla táctil en color. Desde esta pantalla se controlan los sistemas multimedia y GPS (1.850€). Además, en ella aparecen reflejados una serie de gráficos que informan del uso de combustible, batería o eficiencia de conducción.

También hay otra pantalla de 7 pulgadas situada enfrente del conductor con información sobre la velocidad o la autonomía, así como con un indicador de eficiencia de conducción representado por una bola giratoria de color verde, que cambia de posición y color cuando la energía no se emplea de forma óptima, es decir, cuando no realizamos una conducción eficiente.

Hay que destacar el buen acabado y completo equipamiento de serie: asientos de cuero calefactables, dos pantallas de información, conexión inalámbrica Bluetooth, CD-MP3 o climatizador automático monozona. Destaca la ausencia de alarma (opcional por 800 euros) y una salida de aire para las plazas traseras, como ya comentamos anteriormente.

¿Qué más cosas echamos en falta? Lo que más me llama la atención es la tela tan cutre que cubre el maletero, indigna para un coche de 44,000 euros. Tampoco entiendo cómo es posible que no haya separación entre el maletero y el habitáculo: desde la calle se puede ver si hay alguna maleta u objeto de valor a través del espacio entre las butacas traseras.

Chevrolet VoltLa tela que cubre el maletero no es digna de un coche de 44,000 euros

Chevrolet VoltDesde la calle se puede ver si hay alguna maleta a través del espacio entre las butacas traseras

El maletero es amplio, aunque no llega a ser tan holgado como el de una berlina pero, con 310 litros, no nos ha faltado espacio para nuestro equipaje (y somos cuatro). Además, puede ampliarse hasta los 1.005 litros abatiendo los dos asientos traseros. No hay rueda de repuesto, sino un sistema anti pinchazos y un espacio para llevar guardado el cargador portátil.

Exterior, aerodinámica pura y dura

Por fuera todo está pensado por y para la aerodinámica. De hecho, cuenta con un coeficiente de rozamiento similar al Chevrolet Corvette. El dossier de prensa asegura que “los responsables de aerodinámica del Chevrolet Volt han conseguido extender la autonomía eléctrica en torno a 13 kilómetros”, y para ello han empleado soluciones como una parrilla cerrada o una zaga con ese toque tan característico de los híbridos. Las llantas de 17 pulgadas han sido elementos fundamentales en la reducción de peso, por marcar en báscula sólo 8 kilos cada una.

En nuestro albergue de Amenal también hemos podido cargar el Volt a las dos de la tarde de una forma similar a como lo hicimos en Palas de Rei: hemos enchufado el cargador en la habitación y sacado el cable por la ventana, mientras el Volt se ha quedado aparcado en el párking.

Tres programas de carga

La carga se puede programar con tres modos diferentes: de forma inmediata, según hora de salida y según tasas eléctricas. De forma inmediata la carga comienza en cuanto se conecta el vehículo a un enchufe. Según “hora de salida programada” el proceso comienza de forma automática para que esté listo a la hora indicada, cuando necesitemos utilizar el coche.

Sin embargo, el tercer modo es el más interesante. Con él es posible indicar en qué intervalo horario cargar el Volt, si tenemos contratada una tarifa con discriminación horaria donde sea más económica la recarga por la noche. Por ejemplo, en Endesa se puede contratar “Energía Valle” entre las diez de la noche y las doce del medio día. Con esta tarifa, la recarga costaría un euro aproximadamente, un 65% más barata que con la tarifa normal.

A las siete de la tarde, la carga estaba completa: disponemos de 60 kilómetros de autonomía eléctrica, con los que mañana llegaremos a la Catedral de Santiago de Compostela, de la que sólo distan 16 kilómetros.

Por cierto, hace unos minutos he aprovechado para hacer en O Pedrouzo alguna de las fotos nocturnas que encontráis en este artículo y para darme cuenta que los faros halógenos no son lo mejor de lo mejor. Quizás si se ofertasen unos de Xenón en el equipamiento opcional sería uno de los extras más recomendables.

Os esperamos mañana para concluir este viaje…

En Diariomotor: Chevrolet Volt | Camino de Santiago en un Chevrolet Volt

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