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La real vuelta en el biplaza de McLaren

Imaginemos que estamos en el Gran Premio de España de 1999. Estamos esperando que los monoplazas de Fórmula 1 salgan de boxes para dirigirse hacia la línea de meta para empezar a formar la parrilla de salida cuando oímos el inequívoco sonido de un motor V10. A lo lejos vemos el color gris y negro que hace que identifiquemos el coche fácilmente: es un McLaren-Mercedes. Pero no se trata de Mika Häkkinen ni de David Coulthard sino del biplaza… con un pasajero muy especial.

Es así como el día 30 de mayo de 1999, McLaren organizó una demostración que tendría lugar el día del Gran Premio de España en la que el ex-piloto de Fórmula 1 Martin Brundle fue designado como chófer de excepción para darle un paseo al Rey don Juan Carlos I. El bravo piloto británico nunca ganó un gran premio pero fue uno de los mejores en no lograrlo jamás -el quinto en número de podios sin victoria, con 9-. Además, Brundle había sido piloto de McLaren en 1994 así que conocía bien el equipo.

El don de gentes de Brundle le fue de maravilla a la hora de hacerse con el rey de España y explicarle el procedimiento de dicha exhibición. La idea era dar dos vueltas al trazado catalán. Puesto que la pasión por parte del rey por el mundo de la velocidad era algo de dominio público, la idea era rodar fuerte para darle una experiencia inolvidable. Aún así, si hubiera cualquier problema, un botón en el «cockpit» del pasajero podía ser pulsado para avisar al piloto de que redujera el ritmo o incluso parara.

Brundle confesó encontrarse nervioso aunque lo dijera bromeando. Sí era cierto es que el rey de España fue probablemente el invitado más importante a quien paseó el popular piloto, hoy en día comentarista de Fórmula 1 en Sky. El monarca, por su parte, estaba listo para disfrutar de algo único. A la edad de 61 años, pasó sin demasiados problemas las pruebas físicas necesarias para subirse al coche -no todos quienes optaron a subirse al test pasaron las pruebas médicas-.

La acción en pista tuvo una duración limitada aunque fue algo verdaderamente intenso. A duras penas fueron dos vueltas, las que Brundle dio con el MP4/98T, ese biplaza basado en un modelo anterior que a pesar de todo corría como un demonio. ¡Y vaya si corría! La velocidad punta fue de más de 300km/h a los que Brundle hizo volar al ahora ex-rey. Lo que no sabía tras bajarse del coche y comentar que le había parecido que su pasajero lo había pasado en grande era que el botón de aviso había fallado… y que el rey lo había llegado a pulsar en más de una ocasión.

Como anécdota, años más tarde el Rey don Juan Carlos I volvió a encontrarse con Martin Brundle en uno de los famosos recorridos de este último en las previas de los grandes premios. Mientras el primero estaba disfrutando del ambiente de las carreras, el segundo estaba en pleno momento de trabajo. Aún así, Brundle tuvo un momento para pararse a hablar con el que había sido su pasajero años antes. El rey le comentó divertido que se acordaba muy bien de él pero que no tenía ningún deseo de volver a salir a pista juntos. ¡Menuda experiencia!

 

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