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El Gran Premio de Singapur desde dentro – Sábado

Si el jueves es el primer día para ordenarse en un circuito y el viernes es cuando empiezan las actividades en la pista, es imposible no mencionar el sábado como el día en que las aglomeraciones empiezan, aunque desde luego aún nada que ver con lo que se vive el día de la carrera. Tras dos días de relativa tranquilidad a la hora de llegar al circuito, el sábado es otra historia, con hordas de aficionados que se agolpan alrededor de las entradas para ver pasar a sus ídolos. Si ayer la llegada era con Marcus Ericsson, hoy ando junto a Niki Lauda, que como es lógico atrae a una cantidad de aficionados mayor. Si alguien pensaba que a los locales les daba igual la Fórmula 1 «de verdad», esta imagen disipa cualquier duda.

Desde luego, la película «Rush» habrá ayudado a la difusión de la leyenda de Lauda pero eso no quita que la pasión de los aficionados -¡y aficionadas!- locales al ver al campeón austríaco sea palpable. Tras las «verificaciones técnicas» de rigor, estamos de nuevo dentro del paddock y… ¡sorpresa! El cielo está algo más encapotado hoy que los dos días anteriores. Afortunadamente, el clima respeta a las carreras y no se complica más allá de una temperatura algo menos cálida que los días anteriores. La acción en pista comienza con las categorías de soporte, que aportan algo de emoción con luchas y golpes.

La llegada de la Fórmula 1 con sus terceros entrenamientos libres levanta aún más los ánimos y la sala de prensa es tomada por una mezcla de risas y expresiones de sorpresa cuando un enorme lagarto se mete en medio del circuito. Es la anécdota del día, mientras la sesión libre sigue con su curso bajo la luz del sol. Es la última sesión que la Fórmula 1 disputará con luz diurna y hay que quedarse bien con la imagen de los coches en estas condiciones. A partir de ese momento, todo es noche asiática. La tensión va in crescendo y se puede palpar en el ambiente que la sesión clasificatoria puede ser algo especial. No nos equivocamos y cuando llega la noche y con ella la acción más importante del día, hay de todo que contar.

Problemas para Vettel, buenos resultados para Sainz y Alonso y hasta una espectacular pole position de Rosberg. Elementos que plantean una carrera apasionante mañana -o siendo justos, realmente ya deberíamos decir hoy-. Inmediatamente después de la sesión clasificatoria hay una rueda de prensa a la que acudir, para recoger no solo las primeras impresiones de los tres primeros clasificados sino también su lenguaje no verbal, todo aquello que realmente solo se puede percibir «in situ». Lo que se puede ver es apasionante, con un Rosberg abierto, sonriente y relajado, un Ricciardo confiado pero contento con lo que tiene y un Hamilton que parece debatirse entre ser sincero y mostrar su sentimientos y ocultarlos para no mostrar ninguna debilidad.

Una vez hecho todo el trabajo editorial de la noche, hay que ir a ver al protagonista del día, con lo que me dirijo hacia el hospitality de Mercedes para ver qué cuenta el hombre de la pole position. Tras tantas horas en una sala de prensa con aire acondicionado, la salida al exterior es como una bofetada a todo el cuerpo. ¡Incluso mi cámara de fotos se entela por completo! Lógico, una vez pienso en ello, pero inesperado en el «fragor de la batalla». Una vez más, me sorprende lo vivo que está el paddock del circuito de Singapur cerca de medianoche. Y seguirá siendo así por lo menos durante unas horas más. Es fácil olvidar cuando se está en Europa que en Singapur todo está seis horas más adelante y el cuerpo aquí lo nota.

La mayoría de gente del paddock de la Fórmula 1 se mantiene en horario europeo, yendo a dormir entre 4 y 6 de la mañana y levantándose entre 12 y 2 del mediodía. Pero si uno quiere estar pronto en el circuito, debe levantarse antes. Tengo la intención de aprovechar todo el tiempo del que dispongo para poder estar pendiente de todas las carreras… con los problemas que ello conlleva. Ir a dormir más tarde que nadie y levantarse pronto es duro para el cuerpo. Pero el razonamiento es simple: ya habrá tiempo para descansar a partir del lunes. Mientras tanto, hay que empujar todo lo que sea posible. Si alguien creía que lo de estar en el paddock de Fórmula 1 era solo cosa de mirar carreras y contarlo en Twitter, estaba muy equivocado.

De vuelta en la sala de prensa, me llevo otra sorpresa -la enésima del fin de semana- con aficionados aún en las tribunas de la recta de meta. Evidentemente no están allí para vernos trabajar a los periodistas, aunque por otra parte tendría su encanto. Debajo nuestro están los garajes de los equipos y son ellos quienes atraen las miradas de los seguidores locales. Aún así, las horas se hacen notar y pronto también los últimos supervivientes dejan el recinto del circuito. Mientras acabo de completar el trabajo que queda, me llegan noticias de que Maurizio Arrivabene había sido multado por la policía antes de llegar al circuito por haber tirado una colilla al suelo. ¡Solo en Singapur! Qué cosas que pasan en esta ciudad-estado.

El cansancio acumulado de las pocas horas de sueño de los días anteriores se nota y a pesar de los cuidados del personal del circuito de Singapur, el cierre de la jornada de trabajo pasadas las cuatro de la mañana es más que bienvenido. Unas horas de cama y estaré listo para el gran día. Varias carreras por la mañana para abrir el apetito y a las ocho empezará lo bueno. Aunque la realidad es que habrá trabajo mucho antes de eso así que hay que estar preparado para otro largo día de carreras. Y es que parece mentira -o no- pero detrás del «show» de dos horas del domingo hay tantas más cosas que tener en cuenta…

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