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Carmen Jordá despierta pasiones con su entrada en la Comisión de las Mujeres de la FIA

Jean Todt seguirá como presidente de la FIA cuatro años más, hasta 2021, momento en el que por normativa deberá ceder finalmente el timón a otro. ¡¿A quien le importa?! Carmen Jordá ha entrado en la Comisión de las Mujeres de la FIA. En otras palabras, a partir de ahora cuando la española hable sobre el papel de las mujeres en el deporte del motor, no lo hará como una piloto más —dejando mejores o peores resultados de lado—, sino que lo hará como alguien con una autoridad reconocida por la FIA para hablar del tema. Dicha decisión ha levantado pasiones —no necesariamente de las buenas— con muchísima gente contrariada por la decisión. La decisión, que por otra parte se puede entender por ser Jordá una de las pilotos más mediáticas de los últimos tiempos aunque posiblemente por los motivos equivocados, es particularmente política y apunta en una dirección muy concreta.

Lo avisaba Pippa Mann el pasado verano y parece confirmarse con la entrada de Jordá en la FIA: se está planteando seriamente la posibilidad de un campeonato segregado para mujeres y la presencia en la Federación Internacional de la máxima defensora de una competición así deja ver una postura muy clara. De este campeonato, poco se sabe, excepto que Porteiro Motorsport podría estar involucrado de alguna manera. En cualquier caso, la noticia ha levantado ampollas a muchos niveles, con personalidades de variable importancia que valoran de forma negativa que la nueva elegida para representar a las mujeres sea Carmen Jordá. Esencialmente, es la mujer que más ha polarizado opiniones en temporadas recientes por su incapacidad de producir resultados, usando además su caso para defender la idea de que las féminas no pueden competir en igualdad de condiciones con los hombres. Se olvidan de las Pippa Mann, Sarah Fisher, Danica Patrick, Simona de Silvestro o Keiko Ihara, todas ellas luchadoras, ganadoras y algunas con papeles más allá del simple pilotaje. En su lugar, representará a las mujeres alguien que defiende a capa y espada que están por debajo de los hombres. Alguien que las propias mujeres afirman abiertamente que no habla en su nombre.

Hay dos puntos importantes a comprender en toda esta historia. El primero es que las opiniones sobre el hecho de tener a Carmen Jordá representando a las mujeres en el motorsport en la FIA no son un ataque personal contra ella. En el mundo del deporte, demasiado a menudo se entremezcla lo personal con lo profesional. Es lícito que alguien —sobre todo una mujer, que es parte implicada en esta historia— tenga la opinión que le plazca sobre el asunto. Su opinión no es criticable ni descalificable, en ese sentido. Bastante más problemático es que alguien que tiene una opinión impopular se erija como portadora del estandarte del pueblo… cuando el mismo pueblo clama al cielo y pide que deje de hablar en su nombre… por estar promoviendo una opinión que no existe. En definitiva, pretende representar a una comunidad que no comparte lo que dice.

En este caso, hay que asumir que Jordá ha sido nombrada como miembro de la Comisión de las Mujeres de la FIA por su labor como piloto —ya sea la pasada o la que se espera que sea futura— y no por motivos personales, cosa que iría en contra de toda ética profesional. Por lo tanto, cualquier desaprobación de la decisión iría en contra de su faceta profesional y no de la personal, como algunos apuntan, han apuntado y apuntarán. No hay envidias, odios ni rencillas personales. Simplemente la creencia de que la alcoyana no es la más adecuada para representar a las mujeres, teniendo en cuenta que se ha buscado siempre la igualdad. El segundo, que Carmen Jordá no será la única representante de las mujeres, por lo que todas las voces que mostraban su opinión hasta ahora seguirán haciéndolo. Aunque este anuncio sí puede mostrar un cambio de mentalidad en la FIA.

El tema del campeonato del mundo femenino es polémico, casi de forma inevitable. Algunos y algunas defenderán que las mujeres no están en igualdad de condiciones que los hombres —y es evidente que a nivel físico y fisiológico, hay ciertas diferencias— y que por ello no deberían competir juntos. Otros y otras dirán que el automovilismo ofrece una oportunidad única de medir el talento sin importar el género, gracias a las idiosincrasias del mundo del motor. Pero cuando prácticamente la totalidad de pilotos de competición femeninas consideran que deberían competir junto a los hombres, cada vez hay más resultados destacables por su parte y la Comisión de las Mujeres de la FIA se ha mostrado partidaria de fomentar la igualdad, promover a una persona que apoya un campeonato paralelo y una separación de géneros parece contraproducente. En realidad, parece ir en contra de todo por lo que las mujeres y la FIA han luchado a lo largo de los útimos años.

¿Qué debe ser lo siguiente? ¿Un campeonato femenino para mujeres pero también para ingenieras, mecánicas y jefas de equipo? ¿Nos veremos obligados a perder a las Leena Gade, Ruth Buscombe y Claire Williams de las categorías más importantes? Porque claro, no tendremos la audacia de crear un campeonato para féminas en el que el personal técnico tenga que ser masculino, ¿no? En cualquier caso, ¿por qué deberían estar las mujeres en la competición donde los hombres decidan que deben estar? ¿No deberían, si acaso, ser ellas mismas quienes decidieran su destino y su camino? ¿Por qué tiene la FIA que decidir sin consultar a las propias interesadas? Posiblemente haya pilotos femeninas, ingenieras, mecánicas, jefas de equipo, miembros de los equipos de prensa y hasta periodistas que tendrán una opinión al respecto. Puede que esa opinión fuera importante. Por ahora, todo lo que tenemos es polémica. Puede que, después de todo, la opción de Carmen Jordá no fuera la correcta, por mucho que pudiera ser la más mediática.

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