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Las mujeres en las 24 horas de Le Mans: pioneras de los años 30

Cuando el próximo 17 de junio todo esté dispuesto para la salida de las 24 horas de Le Mans, entre los 179 pilotos inscritos en la edición de 2017 sólo habrá una mujer, la danesa Christina Nielsen. En el siglo XXI sólo 10 mujeres han debutado en Le Mans y varias ediciones no han tenido participación femenina, pero en la década de 1930 las pilotas eran habituales y sus actuaciones, casi siempre en categorías sin opciones de victoria absoluta, muy destacadas. En el 85 aniversario de la mejor clasificación de una mujer en las 24 Horas recordamos a un puñado de pioneras de Le Mans olvidadas entre las polvorientas carreteras de la Historia.

En las décadas de 1920 y 1930 el automovilismo fue un deporte muy popular entre las mujeres además de símbolo de libertad  en un momento en el que ellas comenzaban a escribir su propia Historia. La industria del automóvil enfocó muchos de sus productos al público femenino haciendo que la asociación de coche y mujer fuese abrazada por la moda y convertida en icono de modernidad.

En los años 20 y 30 el automovilismo fue muy popular entre las mujeres, además de un símbolo de libertad inmortalizado en el «Autorretrato en el Bugatti verde» de Tamara de Lempicka

Las revistas de los años 20 y 30 se llenaron de fotografías e ilustraciones de mujeres al volante, compitiendo o símplemente viajando libremente por paisajes ideales, en una imaginería de la que el famosísimo «Autorretrato en el Bugatti verde» de Tamara de Lempicka es sólo la punta del iceberg. París era todavía la capital mundial del arte y la moda pero las 24 horas de Le Mans aún no era la carrera global que sería tres décadas después: las mujeres que cada junio llegaban desde todo el mundo al circuito de La Sarthe interesaban a la portada de Vogue y luchaban por ganarse la de Motor Sport Magazine.

A dos vueltas de un podium femenino

Desde 1930 hasta 1939 todas las ediciones de las 24 horas de Le Mans tuvieron mujeres inscritas, acumulando 39 participaciones de 22 pilotas diferentes. En aquella década, la del despegue del automovilismo profesional, no sólo había multitud de fórmulas femeninas sino que mujeres y hombres competían a la vez en las carreras internacionales. Sirva como ejemplo la edición de 1935, en la que Alfa Romeo aspiraba a su quinta victoria consecutiva, donde de los 59 equipos inscritos había 4 compuestos sólo por mujeres y un total de 10 corredoras entre los 118 pilotos que compitieron en aquel año.

En 1932 Odette Siko acabó en cuarto lugar formando equipo con Louis Charavel en un Alfa 6C. Ganó su categoría y aún hoy es la mejor clasificación de una mujer en las 24 Horas

En 1930 Odette Siko y Marguerite Mareuse fueron las primeras mujeres en participar en la carrera, compartiendo el volante de un Bugatti Type 40 con el que acabaron en 7º lugar. Siko y Mareuse repitieron en 1931 sin suerte, ya que fueron descalificadas por un repostaje ilegal, pero en 1932 Siko volvería a la carrera con otro compañero y con su propio coche: Louis Charavel y un Alfa Romeo 6C 1750. El 6C había vencido en las Mille Miglia de 1930 con Nuvolari al volante, pero en Le Mans se enfrentaba a una escuadra de 8C 2300, numerosos Bugatti y hasta un Bentley Blower. Su paciencia y habilidad colocó al Alfa número 18 en el grupo de cabeza en la mañana del domingo llevándolo hasta el 4º puesto final, a menos de dos vueltas del podium. Sólo 9 coches acabaron la durísima edición de 1932, que dejó un largo reguero de averías y accidentes., y estuvo a punto de subir al cajón de honor. Sin embargo Le Mans no le dejó opción a mejorar su puesto, ya que en la edición de 1933 tuvo que retirarse a causa de un fortísimo accidente en la mañana del domingo cuando iba en quinto lugar. Sus heridas le dolieron menos que ver arder su preciado Alfa sin poder apagarlo.

Ovalos y volantes

Para muchas mujeres el camino para competir en Le Mans empezó en el óvalo de Brooklands. Quizá no es anecdótico que el circuito se construyese gracias a una mujer, Ethel Locke King, que tomó las riendas del proyecto y la financiación cuando su marido Hugh Locke enfermó debido al estrés. En Brooklands había carreras femeninas desde su fundación en 1907, pero en los años 30 la victoria en la carrera de resistencia para mujeres conllevaba una invitación para las 24 Horas. En 1934 fue Kay Petre, una ex-patinadora sobre hielo que había empezado a correr apenas dos años antes, quien obtuvo la victoria con el equipo Singer y con ello el pase para las 24 Horas. Su compañera en Francia fue Dorothy Champney, otra de las «Belles of Brooklands«, como se conocía a las muchas pilotas que habían iniciado sus carreras en el circuito inglés. Petre y Champney acabaron en el puesto 13º, con un meritorio 5º lugar en su categoría en la edición que lograba el póker de victorias para Alfa Romeo de la mano de Chinetti y Etancelin. Petre repitió en Le Mans en 1935 y 1937 pero en ninguna de ellas consiguió terminar.

Muchas de las mujeres que compitieron en Le Mans en los años 30 habían empezado su carrera en Brooklands, un circuito acabado gracias a otra mujer, Ethel Locke King

En la época del nacimiento de eso que hoy llamamos «estrellas mediáticas» una de ellas, la bailarina, modelo y pilota Helle Nice, también probó suerte en las 24 horas en 1931, con el apoyo de Bugatti. Su coche tuvo que retirarse tras sólo 22 vueltas y Nice nunca volvió a Le Mans, pero sí lo hizo alguien con quien años más tarde correría el Rally de Montecarlo. Anne-Cécile Rose-Itier, con 5 participaciones entre 1934 y 1939 (la edición de 1936 no se celebró) es la mujer que más experiencia acumuló en el circuito de La Sarthe en la década de 1930, como parte de una extensa carrera al volante. Rose-Itier compitió con 5 coches diferentes, alcanzando un podium en su categoría en 1935, pero quizá su participación más significativa es la de 1937: aquel año formó parte del equipo oficial Adler que presentó el escultural Trumpf que había fascinado a Man Ray, el primer GT cerrado en competir en la carrera adelantándose 15 años al Mercedes 300 SL. Su coche fue descalificado por recibir ayuda de forma ilegal, pero los otros dos acabaron en 6º y 9º puesto demostrando que se trataba de un coche competitivo. Rose-Itier se despidió de Le Mans en 1939 con un equipo 100% femenino junto a Suzanne Largeot.

De la guerra al veto

Tras la Segunda Guerra Mundial las participaciones de mujeres en Le Mans fueron mucho más escasas que en la década de 1930. Tras el conflicto el mundo había cambiado y el modelo de mujer libre e independiente representado por Amelia Earhart, Helle Nice o Josephine Baker fue sustituído por el ideal de ama de casa y madre. El automovilismo también había cambiado y tras la reanudación de Le Mans en 1949 la profesionalización y el papel de marcas o patrocinadores fue reduciendo el espacio para la sorpresa y para las pilotas. Sólo 4 mujeres corrieron en las 24 Horas desde 1949 hasta 1955, incluyendo a la veterana Germaine Rouault que volvía después de haber participado en 1938 y se convertía en una de las pocas personas en repetir en Le Mans tras la guerra. El paisaje se oscurecía para el automovilismo femenino, y entonces llegó el veto.

Tras la muerte de Annie Bousquet en las 12 horas de Reims de 1956 se prohibió a las mujeres competir en carreras en Francia. Hasta 1971 no volvieron a correr las 24 horas de Le Mans

Annie Bousquet nunca corrió en Le Mans pero su desgracia fue causante de una absurda prohibición para las mujeres. Annie era una pilota de mucho carácter que había obtenido brillantes resultados como un segundo puesto en el Bol D’Or de 1955. En 1956, tras la pérdida de su esposo y dos malos resultados en la Mille Miglia y los 1000 km de París, se presentó con su Porsche 550 a las 12 horas de Reims. Algunas fuentes hablan de que podía llevar dos días sin dormir, habiendo competido en otras carreras el día de antes y recorriendo muchos kilómetros por carretera para llegar hasta el circuito. Sea cual fuese la causa el resultado fue letal: en la vuelta 27 tuvo un accidente que la expulsó violentamente de su coche, muriendo a los pocos minutos. La muerte de Bousquet causó un gran conmoción y la Federación Francesa de Automovilismo respondió con una cruel decisión: prohibir a las mujeres que compitiesen en carreras en territorio francés, lo cual incluía las 24 horas deLe Mans. A pesar de los 83 espectadores muertos de 1955 y los 8 pilotos fallecidos en la historia de la carrera (incluyendo a Levegh), la edición de 1956 de las 24 Horas no dejó de celebrarse ni se prohibió volver a los supervivientes del fatal accidente, Macklin y Hawthorn. Sin embargo el veto a las mujeres, que duró hasta 1970, acabó de golpe con un legado de pilotas que era casi tan antiguo como la propia carrera. Cuando en 1971 Marie Victorie Beaumont volvió a tomar parte en la carrera formando equipo con su marido en un Chevrolet Corvette, las mujeres volvían a empezar en Le Mans prácticamente de cero.

En unos días Christina Nielsen volverá a pilotar en el circuito de La Sarthe. Nielsen es la primera mujer de la historia en haber ganado un campeonato internacional de automovilismo en su categoría, la GTD del IMSA estadounidense. Por ahora ninguna mujer ha ganado en Le Mans desde un coche, aunque Leena Gade tiene tres victorias como ingeniera de pista, la primera en la inolvidable edición de 2011. 85 años después del 4º puesto de Odette Siko todavía falta mucho para ver a una mujer ganando las 24 horas de Le Mans, pero sería un bonito primer paso si el domingo 18 el Ferrari número 65 de Christina Nielsen consigue la victoria en la reñida categoría GTE Am.

Fuente: Le Mans History |Speedqueens |Christina Nielsen Racing |Bouzanquet, Jean-François; Fast Ladies; Veloce Publishing

Fotos: Christina Nielsen Racing | CC

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