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¿Qué futuro para el DTM?

Hace apenas unos días concluyó la temporada 2019 del DTM. Lo hizo con todo el pescado vendido tras amarrar René Rast y Audi los títulos en la cita previa a Hockenheim, pero con el aliciente de ver en pista tres GT500 del Super GT. Y Jenson Button al volante de uno de ellos. Sin embargo sólo habla mal del estado actual del DTM que llamen más la atención los invitados sorpresa en sus citas que el transcurso del propio campeonato, que cada vez da peores señales de cara al futuro.

La llegada de Aston Martin garantizaba su existencia en 2020. El proyecto de R-Motorsport no sólo llegó a tiempo para la primera carrera de la temporada y se hizo con los servicios de pilotos de contrastada solvencia como Paul di Resta y Dani Juncadella, sino que además ofreció flashes de brillantez. Pero sigue sin estar a la altura de Audi o BMW, o de lo que hubiera dado de sí una Mercedes privada. De hecho se oyen rumores de cambios de socios de cara a la próxima temporada. Pero lo más importante ocurre fuera de la pista: Aston Martin sólo figura, no participa activamente. No gasta en marketing, no da visibilidad al campeonato, no lleva a clientes. Y todo ello va en detrimento del DTM.

Queda ahí la ventana abierta del reglamento Class One, con los primeros pasos en forma de carreras conjuntas este otoño. Mas cualquiera diría que se producen más por inercia que por voluntad real de las marcas de implicarse en el ‘otro’ certamen. Aston Martin pasa de ir a Japón y BMW lo ha visto como una oportunidad de marketing, mandando tan sólo a Marco Wittmann de sus habituales. En dirección contraria, nadie espera que un fabricante japonés entre en el DTM antes de 2021. ¿Entonces para qué unificar reglamentos?

Pero la cuestión más importante no es la de quién está en el DTM, sino el qué. Afrontémoslo. Si el DTM es un instrumento de marketing (y lo ha sido de forma ejemplar durante 15 años), seguir corriendo con motor de combustión tradicional será su final. El papel que ocupaba hace no tanto el DTM como refugio profesional garantizado para pilotos top que no llegaban a la F1 ahora lo encarna la Fórmula E. Las marcas quieren vender una imagen limpia. ¡Hasta la NASCAR lo sabe! Y si quiere ser un certamen de carreras con deportivos espectaculares y buenos pilotos, mala noticia, pues Stéphane Ratel ya ha ocupado ese espacio en Europa.

ITR necesita algo. Hoy Motorsport.com informaba de que se ha hablado con IMSA para dar salida a los Class One en Estados Unidos. Y está muy bien. Pero esa película ya la hemos visto, cuando se anunció a bombo y platillo la creación de un DTM en América. Y se encontrará con los mismos problemas que ahora en Japón. En un movimiento audaz no sería descabellado hablar con Marcello Lotti. ¿Para los TCR? No, aunque guardan la esencia del DTM original, lo que más encaja ahora es el E-TCR. Y al estar aún por nacer un cambio de pegatinas sería relativamente sencillo… Son turismos, son eléctricos, no son derivados de calle, prometen ser espectaculares y hay marcas interesadas. ¡Incluso anda por allí Mattias Ekström! Si no, lo más probable es que el DTM termine echando el cierre y debamos aguardar a una tercera reencarnación cuando la industria del automóvil tenga claro el camino.

Foto | Audi Sport

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