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Audi producirá 400.000 litros de diésel sintético al año en una central hidroeléctrica, empleando agua y aire

Audi sigue persiguiendo la utopía, hallar la fuente energética perfecta y libre de emisiones de CO2. Y por sorprendente que pueda resultarnos, los combustibles sintéticos, que lógicamente siguen generando emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, podrían convertirse en una de las muchas alternativas. Desde hace tiempo Audi ha trabajado en la producción de diferentes combustibles sintéticos, que van desde la gasolina, y el metano, hasta el e-diésel que pretenden producir en una planta hidroeléctrica de Laufenburg, en Suiza. ¿Pero por qué tanto interés en una solución que sigue emitiendo gases contaminantes? ¿Cómo pretenden producir diésel sintético en una central hidroeléctrica utilizando aire y agua?

El mayor interés que tienen los combustibles sintéticos pasa por encontrar un equilibrio entre las emisiones de la combustión, y la eliminación de gases de la atmósfera, llegando a una solución que sea neutral o próxima a las emisiones de CO2 neutrales. La planta de Audi producirá un gasóleo sintético empleando el agua de la central, y separando las moléculas de oxígeno e hidrógeno mediante electrólisis, para reaccionar más tarde con el CO2 que obtendrán del aire, aunque también podría emplearse el emitido por una industria. La clave de todo el proceso es que las emisiones que genere el combustible, por ejemplo en el coche diésel que lo utilice, sean iguales, o solo levemente superiores, a las del CO2 que se ha liberado de la atmósfera al producirlo.

Audi pretende que las emisiones generadas por su combustible sintético se compensen con el CO2 que liberará de la atmósfera

Obviamente nos encontramos ante una fase aún muy experimental de esta tecnología, de manera que existen muchos inconvenientes, y retos que aún de salvarse, como el coste energético de producir el combustible y, lógicamente, su coste económico. Un combustible sintético no tiene sentido si para producirlo se consume una energía muy superior a la que va acumular y va a poder proporcionar. Tampoco tiene sentido que el coste de su producción sea más elevado que el de utilizar cualquier fuente energética alternativa.

Lo interesante de este proyecto, y de su localización en una planta hidroeléctrica, es que la generación del e-diesel podría mantenerse gracias al suministro eléctrico que proporciona esta planta. Y, si bien es cierto, la energía que se consuma en el proceso de producción del e-diesel no puede emplearse, por ejemplo, en el suministro eléctrico de los pueblos colindantes, conseguir que esa energía producida por la corriente del agua en el cauce de un río ya es un gran paso adelante. Pensemos que ciertas plantas de producción energética tienen la particularidad de que, independientemente del consumo energético que requiera la red, siempre están produciendo energía. Los mejores ejemplos de ello son las plantas nucleares, o algunas hidroeléctricas. Si esa energía no se acumula, se pierde. Y ante la dificultad de almacenar grandes cantidades de energía, transformarla en un combustible sintético – fácil de aprovechar, fácil de transportar, y con una densidad energética alta – puede postularse como una alternativa más que interesante.

Audi no ha facilitado demasiados datos acerca del coste de la planta, ni del coste de su producción. Aún empleando una fuente de energía renovable como la generada por una hidroeléctrica, mucho nos tememos de que el coste de la producción del combustible sintético haría inviable su aplicación a gran escala. Por no hablar del número de estaciones de producción que serían necesarias para suministrar combustible a todos los vehículos diésel de una región, o incluso una ciudad.

Audi, que ha desarrollado este proyecto junto con las empresas Ineratec GmbH y Energiedienst Holding AG, espera producir 400.000 litros al año. Haciendo la cuenta de la vieja, y asumiendo que ese combustible lo utilicen coches diésel que consuman 5 litros/100 kilómetros de media, veríamos que eso es combustible suficiente para recorrer 8 millones de kilómetros con unas emisiones de CO2 prácticamente nulas.

Sinceramente nos cuesta creer que los combustibles sintéticos puedan ser una solución de futuro para resolver los grandes retos del sistema energético, como la acumulación de energía – especialmente en renovables – o la reducción de las emisiones de CO2. Las nuevas generaciones de sistemas de baterías y la pila de combustible se postulan como una solución viable y realista. En cualquier caso, ¿por qué no seguir investigando con proyectos tan interesantes como este?

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