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El Dodge Charger no abandona la combustión interna, pero para escarnio de los puristas... sí los V8

El coche que tenéis en vuestras pantallas es un coche muy importante para los petrolheads. Se trata del nuevo Dodge Charger. Es una generación completamente nueva, y Dodge afirma que es el primer muscle car eléctrico de la historia. La propuesta de Dodge abraza la electrificación, pero su plataforma no deja de lado la combustión interna. Los nuevos Dodge Charger se han construido sobre la plataforma modular STLA Large de Stellantis. Esta plataforma permite construir coches 100% eléctricos, y con cambios mínimos en su bastidor, crear versiones de combustión interna.

Este movimiento ha permitido a Dodge crear un muscle car relativamente tradicional, y al mismo tiempo, romper con las normas del segmento. Además de las versiones eléctricas, los Dodge Charger tendrán versiones de combustión interna. Es un movimiento lógico, teniendo en cuenta que la adopción del coche eléctrico no está siendo – en general – tan rápida ni sencilla por parte del gran público. Y menos si hablamos del comprador tipo de un muscle car estadounidense, posiblemente el más averso a la electrificación y «los coches modernos».

Los motores V8 han sido una de las señas de identidad de Dodge, y una de las claves indiscutibles de su éxito

Motor Hellcat V8 Compresor

Por ello, tiene mucho sentido este movimiento. No obstante, Dodge ha decidido romper con la tradición de su marca, y abandonar para siempre una de sus señas de identidad: los motores HEMI de ocho cilindros en uve. Estos motores no volverán a Dodge, desgraciadamente. Estos propulsores, en versiones atmosféricas o sobrealimentadas, han cargado sobre sus espaldas la historia de la marca y su reputación dorada. A partir de ahora, serán reemplazados por una nueva generación de motores Hurricane de seis cilindros en línea.

Estos motores modulares, parte de una nueva familia, son piezas de alta tecnología, con inyección directa y doble sobrealimentación por turbocompresor. En un claro guiño al pasado de la marca, Dodge los ha llamado SixPack – una clara referencia a los V8 HEMI de 7,2 litros y tres carburadores Holley 2300 que montaban los Dodge Charger R/T del año 1969. El SixPack moderno de tres litros de cilindrada desarrolla 420 CV de potencia en su versión de acceso, y esa cifra se eleva hasta los 550 CV en las versiones SixPack High Output (H.O.).

Las versiones H.O. de los Six Pack tienen componentes internos forjados y están diseñados para ser potenciados

Ambas mecánicas son claramente superiores en potencia, par y prestaciones a los 5.7 V8 HEMI y 6.4 V8 HEMI. No obstante, palidecen ante los tremendos Hellcat. Para compensar la pérdida de los Hellcat, Dodge ha desarrollado las versiones eléctricas del Charger, superiores en prestaciones y potencia… pero necesariamente inferiores en cuanto a personalidad. Y este es quizá el quid de la cuestión. Tim Kuniskis, CEO de Dodge, afirma que «Dodge ama las altas prestaciones. Nos encanta ir rápido. No tenemos un V8 en este plan.»

El CEO de la marca reitera que la familia Hurricane de motores de seis cilindros es fantástica, y que sus cifras son muy superiores a las de los V8 que reemplaza. Estamos de acuerdo, y quienes lo han probado en un Jeep Grand Wagoneer o una RAM 1500 están de acuerdo. Pero sigue sin ser un V8, sigue sin sonar como un V8 y sigue sin ser una mecánica tan ligada a la historia de la marca. En otros segmentos no supone un problema, pero en un muscle car la película podría ser diferente. El tiempo dirá si este movimiento ha sido exitoso o no.

¿Conseguirá un seis-en-línea convencer al comprador más purista?

Ford, por su parte, promete que será la última marca en abandonar el V8, y que lo seguirán montando hasta que sea física y legalmente posible.

Fotos de los nuevos Dodge Charger

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