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Probamos el nuevo Ford Fiesta ST: saluda al nuevo rey de los utilitarios deportivos

La familia de los utilitarios deportivos tiene un nuevo “capo”, el nuevo Ford Fiesta ST. Cuando Ford anunció su lanzamiento hace algo más de un año, la noticia era que sería el primer utilitario deportivo con motor de tres cilindros. Muchos aficionados se tomaron la noticia como una afrenta, y yo mismo he de reconocer que afrontaba la prueba con cierto escepticismo, pese a los comentarios tan positivos de mi compañero David Villarreal, que lo probó en su presentación. Tras una semana de felicidad conviviendo con el nuevo Ford Fiesta ST, todos mis prejuicios se han desvanecido. Si me acompañáis, os contaré por qué creo que el nuevo Ford Fiesta ST es la nueva referencia del segmento.

Desde hace unos días duermo inquieto. He escuchado mucho sobre el Fiesta ST y no quiero ir con ideas preconcebidas. Guardaba cierto escepticismo, pero mis expectativas eran altas. El anterior Ford Fiesta ST era para muchos la referencia del segmento en dinamismo y diversión. Pensaba que no sería sencillo para el Fiesta revalidar el título, y menos con un motor de tres cilindros de idéntica potencia a su predecesor Tras un viaje a Madrid en tren, me acerco en metro a la sede de Ford España y me lanzan las llaves del nuevo Fiesta ST. Una unidad de cinco puertas, pintada en color “Silver Fox ST”, recién lavada. Hace unos meses había probado un Ford Fiesta ST Line, y nada más verlo, supe que estaba ante un coche muy diferente.

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El Ford Fiesta ST es uno de los pocos utilitarios deportivos en ofrecer aún una carrocería de tres puertas. Desgraciadamente, es algo exótico hoy en día.

Sin tener un diseño radical, desde el primer momento se aprecia que el Fiesta ST es un coche especial. Sus llantas de 18 pulgadas y diseño de turbina son exclusivas, y en su frontal encontramos un emblema en rojo, con las letras “ST”. No tiene unos pasos de rueda ensanchados, pero el contraste de parrilla y antinieblas con el gris claro de su carrocería habla sutilmente de deportividad. En la zaga nos damos de bruces con un difusor del color de la carrocería y dos discretas colas de escape. El alerón es el mismo de los Fiesta ST Line, y solo otro emblema rojo delata su carácter. Es un coche discreto y distinguido, mucho menos “cantarín” que un Abarth 595, mucho menos “hortera” que un Renault Clio RS.

Abro la puerta y me dejo caer en sus asientos delanteros. Unos asientos deportivos firmados por Recaro, con pétalos muy marcados y tapizado mixto de cuero/Alcantara. Soy una persona tirando a gruesa, y me pude acomodar de forma algo justa en ellos. Hora de ir al gimnasio, supongo. Como no hay mal que por bien no venga, os puedo asegurar que mi cuerpo no se ha movido ni un solo milímetro en fortísimos apoyos. Además de estos bonitos asientos – con el logotipo ST bordado en el respaldo – puedo agarrar un volante con su parte inferior achatada, bordado en cuero perforado. Y podríamos decir que eso es todo. El interior del Ford Fiesta ST es prácticamente idéntico al de cualquier otro Fiesta por lo demás.

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Aunque tiene una emulación de sonido a través de los altavoces, lo que más escucho es el sonido real de los tubos de escape.

La instrumentación dispone de agujas de color rojo en vez del azul de otros Fiesta, pero las molduras en “fibra de carbono” del salpicadero son idénticas a las de cualquier ST Line. En aquél momento echaba de menos algo de diferenciación con respecto a sus hermanos… hasta que pulsé el botón de arranque. Tras una breve sacudida un sonido ronco comienza a emanar de sus escapes, invadiendo el habitáculo de forma natural. Se me escapa una risa tonta mientras engrano la primera marcha y me pongo en movimiento. Maniobrando ya percibo que su dirección es dura, precisa y muy directa. Sólo tiene dos vueltas de tope a tope y maniobras que en cualquier otro coche exigirían un par de giros de volante exigen en el Ford Fiesta ST tres pasos.

Nada más salir a la calle estoy convencido. Este ST no tiene nada que ver con otros Fiesta. La suspensión es durísima, incluso incómoda en baches de lo más modesto. El coche se siente rígido como pocos, y entrando en un parking con una rampa pronunciada noto como una de las ruedas traseras pierde contacto con el suelo. Aunque parezca mentira, gracias a estas “incomodidades” sé que el ST es una máquina muy especial. No podemos entender el Ford Fiesta ST sin su motor, protagonista absoluto del conjunto. El motor responde con inmediatez ante cualquier insinuación del pedal derecho. Es brusco incluso en su modo de conducción más civilizado, y tiene un sonido peligrosamente sugerente.

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El sonido de su escape te incita. Es un coche con el que cuesta portarse bien, que te invita a dar rienda suelta a tus instintos.

Suena muy bien, y nunca pensé que podría decir esto de un tres cilindros. Es uno de esos sonidos con matices raspados, con una base contundente y un grito rasgado. No difiere demasiado del sonido de un bóxer de seis cilindros, y lo afirmo sin que me tiemble el pulso. Hacía tiempo que no encontraba un sonido tan peligroso en un utilitario deportivo. He tenido la misma sensación que tuve con el Abarth 595 Competizione – y sus Record Monza – su sonido te incita a caer en la tentación, a dar un acelerón de más, a estirar esa marcha un poco más. Y como la mejor forma de vencer a las tentaciones es entregarse a ellas, puse rumbo directo a mi tramo de curvas favorito. Que está a aproximadamente medio millar de kilómetros de Madrid.

El trayecto de autovía y carretera secundaria me ha permitido comprobar que sus consumos son muy aquilatados en un uso corriente. Ha consumido una media de sólo 6,3 l/100 km entre Madrid y Gijón, sin escatimar el uso del pedal derecho en algunos tramos de carretera nacional. La suspensión es tan intratable como imaginaba, pero sus asientos son sorprendentemente cómodos en viajes largos y su consumo lo hace perfectamente compatible con el día a día. El sistema de infotainment SYNC3 es de serie en los Fiesta ST, permitiendo el uso de Apple CarPlay/Android Auto. Si quieres navegador tendrás que pagar aparte por su cartografía, pero teniendo Google Maps de forma gratuita, no te lo recomiendo.

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Nuestra unidad estaba calzada con unos excelentes Michelin Pilot Super Sport en medidas 205/40 ZR 18. Una golosina para la conducción deportiva.

El día siguiente era festivo y brillaba el sol desde primera hora de la mañana. Un día así no debe desaprovecharse en pleno otoño asturiano. Me duché, y bajé al garaje tan ilusionado como el niño que va a abrir un regalo el día de su cumpleaños. Al llegar al inicio del tramo intuyo que el aceite está a su temperatura óptima – echo de menos esta información en la instrumentación, especialmente en un coche de este perfil – y los Super Sport han cogido temperatura. Este calzado es excelente sobre superficies secas, pero cuando están fríos o ha llovido tienen un comportamiento delicado. Si vives en el norte o no vas a practicar una conducción deportiva de forma habitual, unos Michelin Pilot Sport 4 serían una elección más equilibrada.

La unidad de pruebas está equipada con un extra que considero indispensable en cualquier Fiesta ST. Se llama Pack Performance y cuesta 900 euros. Si estás valorando la compra de un ST, ni se te ocurra no hacer el esfuerzo: no sólo te llevas un Launch Control, te llevas un diferencial autoblocante mecánico, firmado por Quaife. El Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport – que ya ha pasado a mejor vida y que nos conquistó cuando lo probamos en Diariomotor – también tenía un autoblocante mecánico, y ello le granjeó no pocas reviews de cinco estrellas. El Quaife es en gran parte responsable de lo divertido y ágil que es el Ford Fiesta ST en un tramo revirado, y es mucho más efectivo que cualquier simulación electrónica de autoblocante.

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El Pack Performance (900 euros) es un extra imprescindible si estás valorando la compra de un Ford Fiesta ST.

Activo el modo Sport y el escape se torna aún más ronco. Salgo disparado usando el Launch Control. El turbo-lag del motor es escaso – impresionante en un motor de 1,5 litros con una potencia específica de más de 130 CV/litro – y la primera curva llega antes de lo esperado. Sobre el papel, el 0 a 100 km/h demora solo 6,5 segundos, apoyado por un caja de cambios de seis relaciones más bien cortas. La dirección tiene un tacto excelente, y me dice en todo momento dónde están los neumáticos delanteros, cuyo agarre siento también con precisión a través del chasis. Lo que me ha sorprendido más del comportamiento del Fiesta ST es la voracidad y la agilidad con la que devora curvas. Si me dijeran que el coche pesa solamente 900 kilos, me lo creería.

El agarre del tren delantero es muy alto, algo a lo que contribuyen sus excelentes neumáticos, cuyo límite de adherencia se percibe claramente. Cuando crees que estás llegando al límite de adherencia en curva y te preparas para el subviraje, el autoblocante vuelve a meterte hacia el interior de la curva. Su trabajo se percibe a través de la dirección y se traduce en un paso por curva meteórico. El motor convierte las rectas en suspiros, estirándose sin titubeos hasta las 6.700 rpm. Me lo estoy pasando como un enano, y pronto advierto que estoy rodando a ritmos muy por encima de lo deseable (y legal). Es un coche con el que cuesta mantener la cabeza fría, un coche que “envenena” tus sentidos con rugidos, chillidos y petardeos, que quiere que arriesgues un poco más.

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Sin autoblocante el coche tendería a un mayor sobreviraje, y no tendría un paso por curva tan efectivo.

Y nunca se le debe perder el respeto a un coche así. No puedo decir que el coche tenga un comportamiento peligroso, pero si “ahuecas” en apoyos fuertes la zaga del coche no se va a quedar quieta. Puedes jugar hasta cierto punto con este truco, gestionando sin dificultad curvas en las que entrabas algo pasado. O puedes provocar este divertido sobreviraje, perfectamente controlable en el modo Sport. El modo Track desconecta relaja el control de estabilidad y desconecta el control de tracción, por lo que sólo recomendamos su uso en un entorno controlado, como es un circuito – donde no pondrás a nadie en peligro ni te jugarás un susto. El coche es tan rígido que a un ritmo fuerte sentirás como “levanta patita” en algunas curvas.

Uno de los puntos donde existe margen de mejora en el Ford Fiesta ST es en lo tocante al equipo de frenado. Monta frenos delanteros con discos ventilados de 278 mm de diámetro, y discos traseros macizos de 253 mm de diámetro. No me quejo de su rendimiento o mordiente, pero tras un uso intenso acusan pérdidas de efectividad. Unos discos rayados con más diámetro o unos latiguillos de freno metálicos parecen extras de aftermarket más que recomendables. Con todo, créeme, este Ford Fiesta ST es uno de los coches más divertidos e irreverentes que encontrarás a la venta hoy en día. Te prometo que ningún otro te dará un mejor ratio de sonrisas por euro invertido.

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Aunque tiene un eje rígido trasero, Ford lo ha rediseñado para esta versión, con muelles más firmes con los que mantiene a raya los balanceos.

¿Por qué me gusta el Ford Fiesta ST?

Además de por su dinámica viva y su fantástico comportamiento, me gusta por sus “defectos”. Defectos con comillas, sí. “Defectos” como una suspensión durísima o un radio de giro bastante mejorable. “Defectos” como su ausencia de cambio automático opcional, habiendo efectivas cajas de cambio de doble embrague en la propia marca. Me gusta porque es un coche que en todo momento nos recuerda que estamos conduciendo una máquina muy especial. El Ford Fiesta ST es siempre deportivo, no es un coche cómodo y sensato para el día a día. Y así es como todos los utilitarios deportivos deberían ser. Son compras pasionales, compras en las que las consideraciones prácticas deberían quedar excluidas.

Me gusta que el Fiesta ST camufle un carácter salvaje e intratable bajo una imagen casi discreta. Es un coche con una personalidad muy marcada, capaz de morderte si te “pasas de la raya”. Por suerte, no es un coche con un trastorno de personalidad múltiple. No tiene el motor “plano” de un MINI Cooper JCW ni el comportamiento dócil de un Volkswagen Polo GTI en el día a día. Es un coche emocionante y adictivo, adjetivos que son cada vez más escasos en el este mundo del automóvil que vivimos, filtrado, sensato, “buenista” y ecologista. Ford ha sabido mantener viva la llama de los utilitarios deportivos, y lo ha hecho firmando la nueva referencia del segmento.

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Un motor con personalidad, un chasis apasionante y un precio contenido. ¿Un digno sucesor espiritual para el Ford Focus RS MkI?

Y te lo puedes llevar a casa por un precio de partida de 20.652 euros. Un precio que incluye descuentos comerciales y descuentos por financiación, aplicable a una versión de tres puertas sin equipamiento extra. No olvides que el imprescindible Pack Performance es un extra de 900 euros, absolutamente recomendable en este utilitario deportivo.

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El Ford Fiesta es un clásico entre los utilitarios, con una amplia gama de opciones, motores y equipamientos puede ir desde lo más básico hasta lo más completo. Motores diésel, gasolina e híbridos mild-hybrid con sistema microhíbrido están disponibles en toda la gama.

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