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34 MIN

11 días en Marruecos con un Land Rover Defender... ¿SUV de lujo o auténtico 4x4?

Muchos pensarán que estamos locos. Ir con un coche de serie a hacer todoterreno de verdad en Marruecos, durante tanto tiempo seguido, puede parecer una locura. Si además lo haces con un coche de lujo como este, configurado en 100.000 €, más que una locura parece suicida.

El Land Rover Defender es un auténtico todoterreno, lo parezca o no. Es un coche durísimo, con las mejores cotas del mercado y una capacidad de tracción casi infinita combinada con un motor de 6 cilindros diésel que empuja lo que haga falta, cuando sea necesario.

Land Rover Defender 2020 76
78.170 €

Nos falta por saber una cosa… ¿cuánto aguanta, de verdad, este coche? Veamos.


El Land Rover Defender

Para realizar este viaje hemos escogido un Land Rover Defender 110 con motor turbodiésel microhíbrido de 6 cilindros en línea y 250 CV de potencia. Es el único diésel que queda en la gama, más orientada ya a PHEV, pero que sigue siendo el motor ideal para un viaje tan largo en un lugar en el que los cargadores prácticamente no existen, y el gasoil abunda.

El Defender 110 es el compañero ideal para un viaje sin límites por Marruecos

Lo que más sufre en estos viajes es la suspensión, porque Marruecos es una tortura de envejecimiento acelerado para cualquier coche. En este caso tenemos la suspensión neumática de última generación de Land Rover, un sistema que llevan los autobuses y camiones de gran tonelaje y que, en principio, debería ser el mejor posible para un coche de «tan solo» 2.500 kg, ya que permite variar la altura del coche y mantenerla constante independientemente de la carga.

Las suspensiones neumáticas de Land Rover se ganaron mala fama hace 15 o 20 años. Eran sistemas antiguos que daban problemas. Y una vez que creas mala fama es difícil quitársela de encima, por eso Land Rover ha hecho esta a conciencia para que sea totalmente irrompible… y eso es lo que hemos venido a comprobar, básicamente, además de conocer el país africano hasta el último rincón.

La suspensión neumática será puesta a prueba en cada kilómetro del viaje

Motor

Especificación D250
Transmisión Automática
Tracción Tracción total (AWD)
Potencia máxima (kW/CV/rpm) 183 (249) / 4.000
Par máximo (Nm/rpm) 570 / 1.250-2.500
Cilindrada (cc) 2.997
Nº cilindros/válvulas 6/4
Disposición del motor En línea
Capacidad depósito (litros) 89

Consumo y emisiones (WLTP)

Especificación Consumo (l/100 km) Emisiones de CO₂ (g/km)
Bajo 12,2 – 12,6 320 – 329
Medio 7,4 – 8,0 193 – 209
Alto 6,9 – 7,6 180 – 200
Extra alto 9,0 – 9,8 237 – 258
Ciclo combinado 8,5 – 9,1 221 – 239

Prestaciones

Especificación Valor
Aceleración 0-100 km/h 8,3 segundos
Velocidad máxima (km/h) 188

Pesos

Especificación Valor
Peso sin carga (UE) (kg) 2.436 (5 asientos) / 2.506 (5+2 asientos)
Peso máximo autorizado (GVW) (kg) 3.200 (5 asientos) / 3.280 (5+2 asientos)
Remolque sin frenos (kg) 750
Remolque máximo (kg) 3.500 (5 asientos) / 3.495 (5+2 asientos)
Carga máxima techo (kg) 168 (Neumáticos todoterreno)

Dimensiones

Especificación Valor
Altura (mm) 1.967 (neumática)
Longitud (mm) 5.018
Anchura con retrovisores plegados (mm) 2.008
Anchura con retrovisores sin plegar (mm) 2.105
Batalla (mm) 3.022

Día 1 | Jueves 28/11/2024 | Madrid – Algeciras | LA SALIDA

Viajar en un Defender por carretera es un placer. Es un coche grande y pesado que no resulta ágil, pero para largas distancias es tan amplio, silencioso y confortable que el trayecto se pasa volando. Y hoy empieza la gran aventura.

Desde Madrid, la expedición parte con rumbo a Algeciras, punto de salida hacia Marruecos. Hoy es el día más fácil porque en España se respetan bastante las normas de circulación. La jornada transcurre sin mayores complicaciones, una travesía en la que el Defender muestra su faceta de gran rutero. Su posición de conducción elevada permite una visión privilegiada sobre el resto del tráfico.

El Defender es un gran rutero antes de enfrentar los retos de Marruecos

Ya de noche, llegamos a las inmediaciones del gigantesco puerto de Algeciras, que nos recibe con sus grúas ya dormidas. Finalmente, nos dirigimos al hotel para descansar antes de embarcar rumbo a África. Mañana empieza lo realmente interesante.

Día 2 | Viernes 29/11/2024 | Algeciras – Tánger – Casablanca | LA MEZQUITA

Hoy cruzaremos a África. En el parking de agrupamiento nos esperan viejos amigos, pero también nuevos compañeros de viaje que será un placer ir conociendo en los próximos días.

Llega el momento de los saludos, el reparto de ropa, colocación de pegatinas y numeración de los coches. Si nos fijamos, hay un Land Rover idéntico al nuestro, que solo se diferencia por los neumáticos, la funda de la rueda de repuesto y el número. Nuestro coche es el 6 y el otro, el 3.

Nuestro coche es el 6 y el otro, el 3

Ese Defender «gemelo» pertenece a Raid Aventura 4×4 y lo llevará nuestro guía, Álex. Nos servirá para hacer tomas en movimiento sin tener que cambiar de coche. Nos viene genial.

El embarque se produce con horas de retraso y a un ritmo lentísimo. El cambio de continente nos llevará toda la mañana. Mientras tanto, podemos ver el resto de coches de la expedición y también otros viajeros, como un precioso abuelo de nuestro Defender 110.


Por fin embarcamos, una maniobra siempre emocionante por el tamaño del ferry y la meticulosa distribución de los coches para garantizar la estabilidad del buque. Zarpamos a media mañana. Sin viento ni oleaje, cubrimos la distancia entre dos mundos en poco más de hora y media.

Cubrimos la distancia entre dos mundos en poco más de hora y media

El puerto de Tánger nos da la bienvenida al continente africano. Hoy haremos una jornada de transición por carretera hasta Casablanca, un trayecto en el que lo más interesante será el concurso de pickups cargadas hasta arriba que circulan por la autopista, entre una infinita sucesión de peajes.

Entramos en Casablanca al atardecer, en medio de un tráfico muy denso. Esta es la mayor ciudad de Marruecos, rozando los 3,5 millones de habitantes, y mezcla el caos urbanístico marroquí con algunos toques de modernidad. Nos acercamos cada vez más al mar, en busca de la Mezquita de Hassan II, con la idea de verla antes de que anochezca.

Sabemos que es muy grande y deberíamos verla con facilidad, pero nada puede prepararnos para lo que está a punto de aparecer ante nuestros ojos. No hay palabras para describir la visión de este mágico edificio religioso que se alza imponente ante nosotros, con sus 200 metros de altura y el sol poniéndose al fondo. Es algo increíble, y más aún de cerca.

No hay palabras para describir la visión de este mágico edificio religioso

El momento es perfecto porque nos coincide con la oración del anochecer. La religión islámica se construye sobre cinco pilares:

  • La profesión de fe
  • La oración
  • La caridad
  • El ayuno en Ramadán
  • El peregrinaje a La Meca

El segundo de esos pilares, la oración, tiene a su vez cinco momentos precisos del día para rezar, según la posición del sol:

  1. Fajr (amanecer)
  2. Dhuhr (mediodía)
  3. Asr (tarde)
  4. Maghrib (ocaso)
  5. Isha (noche)

El cuarto de esos momentos, el Rezo del Maghrib, es el que estamos escuchando a la hora exacta del ocaso, que en la Mezquita de Hassan II corresponde también con el encendido de la iluminación. La fuerza de la oración y el tamaño del edificio resultan sobrecogedores. Cae la noche en el paseo marítimo, pero no queremos despegarnos de este grandioso monumento, que va cambiando de color al ritmo de la luz.

No queremos despegarnos de este grandioso monumento

Toca retirarnos a descansar, no sin antes contemplar la mezquita una vez más, ya desde el coche y en noche cerrada. El viaje no ha hecho más que empezar y ya ha valido la pena.

Día 3 | Sábado 30/11/2024 | Casablanca – Marrakech | EL CAOS

Amanece en Casablanca en nuestro tercer día de viaje. Mientras algunos aprovechan el sábado para jugar al fútbol en la playa, nosotros no queremos perder la oportunidad de volver a contemplar la Mezquita de Hassan II a la luz del día. Sigue siendo la misma maravilla arquitectónica de ayer por la noche, si bien la fachada de piedra clara luce aún más bajo el sol de la mañana.

La Mezquita de Hassan II es una maravilla arquitectónica que brilla aún más bajo la luz del sol

Con las imágenes de la mezquita grabadas en la memoria, nos ponemos en marcha hacia Marrakech. El Defender, con su depósito de 90 litros y un consumo inferior a 9 litros en autopista, nos ofrece autonomías superiores a 1.000 km en carretera. De momento, repostamos en días alternos.

Según avanzamos hacia el interior, el paisaje se vuelve más seco y los pueblos más humildes. Nos cruzamos con camiones sobrecargados con mercancias inverosímiles y pickups transportando caballos. Todo parece indicar que en Marruecos no hay límites estrictos de peso o dimensiones mientras el vehículo siga avanzando.

El viaje hacia el interior muestra un paisaje seco y pueblos humildes, donde el transporte desafía los límites

El pan marroquí se convertirá en un ritual diario de compra.

Las primeras pistas de tierra aparecen en el trayecto, aunque alternan con asfalto. El Defender sigue siendo cómodo y silencioso, mientras la suspensión empieza a adaptarse a terrenos más exigentes. A partir de hoy, la llevaremos en posición alta casi todo el tiempo para ganar seguridad sobre los baches y desniveles.

Al llegar a Marrakech, cometemos el error de intentar entrar con nuestro coche en el corazón de la ciudad. La densidad del tráfico es tal que aparcar un vehículo de estas dimensiones se vuelve una misión imposible. En medio del caos, nos enfrentamos a una situación inesperada: la policía nos amonesta por grabar sin permiso en la calle. Logramos salir airosos explicando que el video es para redes sociales y no para televisión.

Marrakech nos recibe con tráfico caótico y una inesperada advertencia de la policía

Nos adentramos en la famosísima plaza de El Fnaa, donde el bullicio es abrumador. Miles de personas en plena actividad, una afluencia de turistas por encima de sus posibilidades y una oferta interminable de comida, música y comercio.

Entre tantas opciones, nuestra recomendación es simple: disfrutar de un zumo de frutas y dejarse llevar.


Mientras volvemos al coche, nos coincide la quinta y última oración del día, el Rezo del Isha. En el ambiente nocturno de Marrakech, el sonido del llamado a la oración se mezcla con la algarabía de la ciudad.

La noche en Marrakech fusiona el rezo del Isha con el bullicio de la ciudad

Es hora de descansar. Hoy hemos recorrido 391 km con un consumo medio de 9,8 l/100 km, acumulando en total 1.429 km a una media de 9,3 l/100 km.

Distancia recorrida Consumo medio Distancia total Media de consumo
391 km 9,8 l/100 km 1.429 km 9,3 l/100 km

Nos alojamos en el hotel Zalagh Kasbah para reponer fuerzas antes de continuar nuestra travesía por Marruecos.

Día 4 | Domingo 01/12/2024 | Marrakech – Ouarzazate | EL ABISMO

Amanece en Marrakech y la parte urbana del viaje llega a su fin. Nos dirigimos hacia el desierto, con la certeza de que hoy comenzaremos a dejar atrás la civilización y adentrarnos en la inmensidad de Marruecos.

Comienza la travesía hacia la inmensidad del desierto, dejando atrás la civilización

La primera parada del día es la presa de Moulay Youseff, un embalse que, si bien es una parada obligatoria, no llega a deslumbrarnos. Hay pantanos mucho más impresionantes en nuestro propio país. A partir de aquí, bajamos la presión de los neumáticos a 2 kg, una configuración que mantendremos durante la mayor parte del viaje. Estas presiones nos ofrecen un mejor agarre y mayor comodidad en pistas de tierra, piedras y arena.

Las primeras pistas del día empiezan a mostrarnos la dureza del terreno marroquí. Apenas llevamos unas horas de ruta y ya tenemos nuestra primera víctima mecánica: la suspensión de un Toyota Land Cruiser, una preparación especial para este viaje, se ha partido por la base del amortiguador. Un fallo que nos recuerda que Marruecos no perdona y que incluso las preparaciones más robustas pueden verse superadas por la brutalidad del camino. Tocara viajar hasta un taller para intentar soldar la pieza y seguir adelante.

Marruecos no perdona, y el terreno pone a prueba hasta las máquinas más preparadas

A medida que avanzamos, la ruta nos lleva a través de aldeas de una pobreza extrema, completamente integradas en el paisaje. En una de ellas, nos detenemos a comer en un lugar privilegiado: al borde de un profundo valle con las montañas nevadas como telón de fondo. Difícil imaginar un escenario mejor.

Por la tarde, las pistas rápidas nos permiten exprimir el Defender y comprobar el excelente trabajo de la suspensión neumática. Nos aventuramos entre rocas y caminos escarpados que van ganando altura. Las pequeñas aldeas se suceden, con niños que intentan detenernos para pedir dulces, juguetes o cualquier objeto de utilidad. La pobreza en esta región es desgarradora, y la imagen de los burros como principal medio de transporte nos transporta a otra época.

Las aldeas muestran una pobreza extrema, donde el tiempo parece haberse detenido

El paisaje se vuelve cada vez más dramático y la carretera nos lleva a la aldea de Megdaz, encaramada en una ladera rocosa sin salida. Su fortaleza, Tighramt N’Ait Hassou, se funde con la propia roca y recorrer la aldea significa escalarla. La altitud de 2.000 metros se siente en los pulmones mientras ascendemos por el pueblo.

Seguimos rumbo a Ouarzazate por una de las carreteras más impresionantes y peligrosas que hemos visto jamás. Una pista de tierra apenas del ancho del coche, pegada al abismo, sin margen de error. La sensación de pequeñez es total. La bajada culmina en el cauce de un río, donde el Defender, con sus 90 cm de capacidad de vadeo, se enfrenta al agua con absoluta facilidad.

Un camino al borde del abismo, donde el menor error puede ser fatal

El ascenso nos lleva a la Garganta del Dades, un impresionante cañón de roca que, con las últimas luces del día, se torna aún más majestuoso. Desde el dron, las formaciones geológicas y la pequeñez de los coches en la inmensidad del paisaje nos dejan sin aliento. La última subida del día nos lleva hasta los 2.800 metros de altitud, donde rozamos la nieve justo antes de que caiga la noche.

El día termina con el repostaje final y la llegada al hotel Karam Palace en Ouarzazate. Ha sido una jornada extenuante, con paisajes de una belleza inabarcable y rutas que ponen a prueba tanto a los conductores como a las máquinas. Marruecos empieza a mostrar su cara más salvaje.

Un día de paisajes indescriptibles y desafíos extremos, donde Marruecos muestra su esencia más pura

Día 5 | Lunes 02/12/2024 | Ouarzazate – Tinghir | EL COLOR VERDE

Amanece en Ouarzazate con un precioso día soleado y salimos con fuerzas renovadas hacia un nuevo día de sorpresas y aventuras entre montañas y gargantas.

El polvo será el protagonista en el camino. La nube que levanta el coche que nos precede es tan densa, que tenemos que dejar enormes distancias entre nosotros para poder ver lo que tenemos delante.

La inmensidad de las planicies convierte nuestros coches en pequeños puntitos en movimiento. En este tramo se aprecia bastante bien el increíble trabajo de suspensiones que realiza el Defender. La neumática se está comportando increíblemente bien tanto en confort como en resistencia.

El polvo y la inmensidad del paisaje ponen a prueba al Defender, que sorprende por su resistencia.

Este año ha llovido muy por encima de lo habitual y estamos encontrando agua donde no debería haberla. Nosotros aún no lo sabemos, pero esto es un anticipo de lo que nos espera en el desierto en los próximos días.

Algo no concuerda en la escena. Las montañas al fondo, de un marrón muy oscuro, los naranjas y ocres de la derecha, hasta ahí todo es normal, pero en la izquierda del camino aparece algo inesperado: un verde intenso. La vegetación ha crecido tanto que algunos puntos del desierto están a punto de convertirse en un bosque bajo.

El desierto nos sorprende con un verde intenso, fruto de lluvias inesperadas.

Después de todo, resulta que esta tierra es fértil y sólo necesita agua para crear vida. No me canso de ver esta escena, y el contraste del verde con la roca naranja. Cuesta creer que con un coche de lujo como este puedas llegar a sitios como estos, tal como sale del concesionario. Ojalá más propietarios de un Defender fueran conscientes de lo que tienen.

Volvemos al asfalto, sin dejar de maravillarnos por los colores y la luz que nos rodea. Avanzamos cruzando algunos pueblos, que se parecen entre sí como gotas de agua, y nos alegra ver a chavales con mochila. La mochila es indicador de escolarización y, por tanto, de esperanza de futuro.

Las mochilas de los niños en los pueblos reflejan la esperanza de un futuro mejor.

De nuevo en pistas, nos detenemos a observar una pared de roca con estratos verticales perfectamente definidos. Parece un inmenso trozo de tarta con mil capas servido de canto en un plato.

Seguimos encontrando agua donde no debería haberla y nos cruzamos con viviendas excavadas en la roca, que nos hacen retroceder a la era de las cavernas.


Las gargantas entre montañas nos reciben con sus imponentes paredes de roca, mientras el sol comienza a descender en el horizonte. Las luces del atardecer aportan nuevos tonos y texturas a este paisaje de ensueño.

El atardecer transforma el paisaje, bañando las gargantas con nuevos colores y texturas.

Finalmente, llegamos a Tinghir, donde descansaremos tras una jornada en la que el desierto nos ha mostrado su cara más inesperada: la del color verde.

Día 6 | Martes 03/12/2024 | Tinghir – Merzouga | EL DESIERTO INFINITO

Salimos de Tinghir con una luz de amanecer casi mágica que tiñe el paisaje de un intenso color naranja. Los primeros kilómetros por carretera y a ritmo suave nos permiten medias de consumo ridículas con el Defender, rozando los 6 litros a los 100.

El amanecer en Tinghir transforma el paisaje con tonos naranjas mientras avanzamos suavemente con el Defender.

El polvo que encontramos hoy supera todo lo conocido hasta ahora. Los coches levantan una nube finísima que se convierte en niebla muy espesa. Únicamente el primer coche del grupo tiene buena visibilidad, mientras que el resto tienen que dejar enormes distancias de separación por la falta de viento.

Las suspensiones de nuestro Defender siguen trabajando a destajo día tras día.

El polvo denso nos obliga a mantener grandes distancias mientras las suspensiones del Defender trabajan sin descanso.

Se confirma que este año las lluvias han cambiado totalmente el paisaje desértico por algo más parecido a la sabana africana. El verde es un nuevo color en la paleta del paisaje marroquí, y tiene un protagonismo impropio de una zona que debería ser de color marrón y arena. En cualquier caso, la estampa del Defender rodando a toda velocidad por la infinita llanura es brutal.

Y llegamos ya a los primeros ríos de arena, una prueba de fuego para la potencia y tracción de cualquier coche. En las llanuras que vienen a continuación podremos hacer algunos de los pocos paralelos de todo el viaje. Aparte de que son imágenes muy chulas, la sensación de circular por la inmensidad junto a los compañeros y a toda velocidad nos produce una sensación de felicidad simultánea difícil de describir. Estamos viviendo lo mismo al mismo tiempo.

La llanura infinita se transforma en un desafío para la tracción y en una experiencia compartida de pura felicidad.

El espacio abierto toca a su fin en un estrecho oasis entre montañas llamado “El portal de Belén”. Al otro lado se supone que nos esperan más llanuras vacías e infinitas, en las que queremos rodar con todo el grupo en paralelo, pero lo que encontramos es un vergel repleto de plantas.

Tendremos que buscar los paralelos entre estas plantas gigantes, para observar el trabajo de suspensiones de nuestro propio Defender. A alta velocidad es más fácil que os imaginéis la sensación de conducir por aquí. Es sencillamente espectacular.

El desierto nos sorprende con un vergel inesperado donde la velocidad y la pericia al volante cobran protagonismo.

Después de comer salimos de primeros para buscar las pistas vacías y poder llevarnos los planos más espectaculares, como esta preciosa ladera de arena que corona en roca negra. Era tan divertido que nos pasamos un buen rato jugando a surfearla con los Defender. Cada rincón de estos parajes infinitos es un patio de recreo y los gigantescos Defender se convierten en pequeños juguetes sobre una inmensa alfombra de arena.

Cada duna se convierte en un patio de juegos donde los Defender parecen pequeños juguetes en una inmensa alfombra de arena.

Y llegamos a uno de los puntos estrella del viaje, el Salto de la Gacela. Se trata de una rampa de arena de casi un kilómetro de longitud que se hace cada vez más pendiente y más blanda, hasta llegar a la cima de rocas. Es una prueba de fuego para cualquier vehículo, en la que la potencia y la tracción han de emplearse a fondo.

  • Los participantes intentan subir con diferentes estrategias.
  • Muchos lo consiguen tras varios intentos y reduciendo presión en los neumáticos.
  • La potencia nominal del vehículo es clave para alcanzar la cima.
  • El Defender alcanza los 100 km/h y corona con autoridad.
El Salto de la Gacela es el reto definitivo donde potencia y tracción se ponen a prueba al máximo.

Pero tal vez lo mejor es el delicioso tobogán que nos espera al otro lado. Para haceros una idea de la pendiente, tened en cuenta que el cinturón de seguridad se tensa desde el principio. Es como caer en picado, pero a cámara lenta con un paracaídas de arena.

Cae la noche y la circulación fuera de carretera se hace aún más peligrosa, pero a cambio nos da una maravillosa estampa de la luna y el cielo nocturno en un lugar en el que apenas existe la contaminación lumínica.

Estamos agotados pero antes de ir al hotel decidimos repostar y acercarnos a un taller para soplar los filtros y lavar el coche. Hoy ha habido muchísimo polvo. El filtro es ahora mismo un acordeón de porquería y el conducto de admisión una pequeña playa. Mañana quiero el coche en plena forma y con un aspecto impecable para subir a las gigantescas dunas de Merzouga.

La jornada termina con el Defender cubierto de polvo, listo para ser limpiado y afrontar el desafío de Merzouga.

Finalmente, descansaremos en el maravilloso hotel Tombuctú, el más lujoso y acogedor de todo el viaje, donde pasaremos tres noches seguidas para exprimir las dunas y sus alrededores al máximo.

Día 7 | Miércoles 04/12/2024 | Merzouga – Merzouga | LAS DUNAS

Nos despertamos con las primeras luces al pie de las dunas, donde encontramos a un camellero pegado al hotel que nos regala una preciosa estampa de calma y silencio total. Hoy es el día que todos esperábamos: la gran entrada en las dunas de Erg Chebbi.

Antes de atacar esos monstruos de arena, realizamos la foto de grupo, una tarea que nos lleva cerca de una hora. No es fácil colocar a tanta gente y tantos coches en su sitio, pero el resultado vale la pena, justo delante de un lago que llevaba muchos años totalmente seco.

La gran entrada en las dunas de Erg Chebbi, un momento esperado por todos

Hoy bajaremos presiones. Empezamos dejándolas justo por debajo de un kilo y medio, una presión alta para las dunas, pero que podría ser suficiente para nuestro coche, considerando la potencia y tracción que ha demostrado hasta ahora.

Prefiero no bajar más de momento porque con llantas tan grandes tengo más miedo a desllantar que a perder tracción. Dicho esto, más adelante bajaremos justo por encima de 1 kg/cm2 porque vamos a ir mucho más cómodos, con mejor tracción, y no se aprecia riesgo de desllante.

El ajuste de presiones es clave para afrontar las dunas con seguridad

Los equipos se reorganizan para separar a la gente con experiencia de los principiantes. Las dunas pueden ser muy peligrosas si no conoces la técnica, y es imprescindible una formación inicial para enfrentarse a ellas. Volcar es muy fácil.

El briefing inicial es clave para establecer criterios comunes de conducción en grupo y garantizar la seguridad de todos. Llega el ansiado momento: entramos en Erg Chebbi, el mar de dunas más grande de Marruecos. Son 28 km de largo por 5 de ancho y una altitud máxima de 150 metros, componiendo un paisaje de suaves contornos que parecen olas inmóviles.

Erg Chebbi: un mar de dunas inmóviles que desafía nuestra pericia

La arena nos rodea y la emoción es total. Nunca había entrado en Erg Chebbi con un coche tan capaz. Mis 5 sentidos están alerta para no perderme nada y no cometer errores al volante. Arrancamos suavemente por zonas fáciles, tomamos contacto con las dunas y ganamos confianza con la arena y con el grupo, que va fenomenal.

Circular por arena es como surfear con el coche, con la peculiaridad de que las olas no se mueven. Remontamos y descendemos con potencia, tracción y un punto de habilidad. La belleza del entorno es indescriptible.

Surfeamos sobre dunas inmóviles en un entorno de belleza indescriptible

Poco a poco subimos hasta una de las cimas del Erg. Llegar hasta aquí en coche es simplemente increíble. Pero lo mejor no es estar arriba, sino bajar por el lado cortado. El tobogán da vértigo desde dentro del coche y me recorre un subidón de adrenalina.

A pesar de la aparente facilidad, la arena está llena de trampas donde un pequeño fallo puede dejarte bloqueado. Y, efectivamente, el coche que me precede se queda atascado. Hay que actuar rápido: todos debemos parar en un punto desde donde podamos arrancar de nuevo sin riesgo y, sobre todo, no echarnos encima del coche detenido. La radio es clave en estos momentos.

Cada duna es un desafío: precisión y reacción rápida para evitar bloqueos

Finalmente, después de una tarde de emociones extremas, con rampas y toboganes, llega la luz más bonita del día.

Este no es solo un día de conducción en un lugar idílico. Es un regreso a la infancia. Somos niños jugando en el patio del recreo, niños sin preocupaciones, sin responsabilidades, completamente aislados del mundo exterior que ha dejado de existir hace horas. La arena cambia de color y las sombras se alargan, transformando el paisaje en algo mágico. Nos detenemos en una cresta para contemplar el ocaso.

Solo queda salir del Erg. Suena la sirena, se acabó el recreo. Antes de irnos a dormir, devolvemos las presiones a los 2 kg que han funcionado tan bien en los terrenos duros. Mañana nos espera un nuevo desafío.

El día termina, pero la magia del desierto permanecerá con nosotros

Día 8 | Jueves 05/12/2024 | Merzouga – Merzouga | LOS TRES ERRORES

Yo aún no lo sé, pero hoy voy a cometer tres errores importantes que podrían marcar el final del viaje. De momento, hemos decidido realizar esta etapa fuera del grupo, guiados por el responsable de la expedición. Esto nos dará la oportunidad de movernos más rápido, parar a grabar más veces y tener un coche de apoyo permanente sin retrasar a los compañeros.

Arrancamos por asfalto y tenemos tiempo de sobra para cubrir los kilómetros programados. De momento todo va bien. El Defender sigue siendo el coche de lujo que sacamos de Madrid hace una semana, cómodo, potente y silencioso en carretera. Parece mentira que lleve encima la tortura que le hemos aplicado día tras día sin contemplaciones.

El Defender sigue resistiendo tras días de castigo sin contemplaciones

Entramos en pista. Los colores de hoy son el gris oscuro y el naranja de la arena, con un cordón de montañas que pronto serán dunas, a la derecha. A media mañana, pasamos por un pequeño bache. Es una escena más, una de tantas que nos hemos encontrado por el camino, pero esta vez algo diferente sucede.

No veo venir el socavón que tengo justo delante y el golpe es brutal. Ese fue el primer error. El coche rebota con violencia, pero, a estas alturas, los golpes como ese ya son unos cuantos y ni me planteo que el coche pueda dañarse.

No tenemos el accidente grabado en nuestra cámara, así que tengo una terrible idea: vamos a repetirlo para que se vea bien el tipo de golpes que se lleva un coche en este viaje. Al menos quiero grabar uno. Le he perdido el respeto al coche y le he perdido el respeto al desierto. Ese fue el segundo error.

Le he perdido el respeto al coche y al desierto

Le doy aún más gas. Entro a fuego. A cámara lenta se puede ver cómo la suspensión, en su posición más alta, hace tope en el tren delantero, hace tope en el tren trasero y en el rebote lanza el coche en el aire y vuelve a aterrizar, estabilizándose al instante. Son 2.500 kg venciendo la suspensión neumática, chocando contra su tope de compresión, rebotando y saltando en el aire hasta el tope de extensión. Por segunda vez consecutiva en dos minutos.

Dentro del coche el golpe es salvaje. El coche está al borde del punto de rotura, aunque tardaré bastantes kilómetros en darme cuenta. Seguimos avanzando entre paisajes rocosos y, como siempre, el coche parece ir perfecto. Llegamos a la arena, la zona más divertida, que nos permite jugar con pequeños derrapajes.

En tramos de arena muy blanda no es difícil enterrarse, como sucede con un Rubicon que nos acompaña. Una eslinga y a correr. Pero fijaos en cómo nuestro Defender se abre paso por este terreno. Potencia y tracción. Hoy estamos haciendo de nuevo un uso intensivo del modo arena.

Y aquí llega el punto de rotura. Parece un pequeño golpe, pero las raíces de esas plantas son como un bloque de hormigón, como chocar contra el bordillo de una acera. Se escucha un «clack» que proviene de la suspensión delantera derecha. Aunque el coche no parece tener ninguna avería, hay que pararse para intentar saber de dónde viene el ruido.

Un «clack» en la suspensión delantera nos alerta de posibles problemas

Tras algunas vueltas, vemos que la torreta de suspensión delantera derecha se ha desplazado unos milímetros hacia fuera. Mi cara de preocupación es elocuente porque empiezo a pensar que el viaje se termina aquí.

Tras un empujoncito con una palanca y un pequeño «clack», todo vuelve a su sitio. El coche no detecta nada, la suspensión se mantiene horizontal, sube y baja como siempre y, a simple vista, todo está correcto. ¿Qué podemos hacer ahora? Seguir adelante con un poco más de cuidado y el oído atento a cualquier señal.

Seguimos avanzando por pistas cada vez más exigentes. A pesar del incidente con la suspensión, el Defender sigue funcionando sin problemas aparentes. Sin embargo, el terreno no da tregua y pronto encontramos otra trampa: una zanja profunda que no detectamos a tiempo. Apenas logramos esquivarla, pero el susto nos recuerda que cada metro en Marruecos puede convertirse en un nuevo desafío.

Cada metro en Marruecos puede ser un desafío inesperado

Finalmente, nos adentramos en un cañón rocoso donde decidimos parar a revisar de nuevo la suspensión y asegurarnos de que todo sigue en su sitio. Aprovechamos para contemplar el entorno: la inmensidad del desierto y el silencio absoluto crean un ambiente sobrecogedor.

Al llegar al asfalto, hay que llamar a Land Rover y consultar la situación. Lo lógico sería que nos indicaran que volviéramos a casa con el coche en una grúa. Estoy seguro de que es lo que me van a decir… y adiós Marruecos. Ese fue el tercer error.

El tercer error: pensar que el viaje terminaría aquí

La respuesta de Land Rover es elocuente. Nos dicen que sigamos adelante, que probemos el coche a fondo y que si rompe, rompió. Confían en su producto, así que no se hable más, no seré yo quien detenga este viaje, mientras el coche circule con normalidad.

Con esta certeza, cerramos el día con el habitual mantenimiento del coche: soplado de filtros, lavado de carrocería y revisión general. Hoy ha sido un día de aprendizajes, pero el Defender sigue en pie. Mañana, la travesía continuará.

Día 9 | Viernes 06/12/2024 | Merzouga – Zaida | LA PRUEBA FINAL

Nos despedimos de las dunas con las primeras luces del día. Hoy nos espera una de las etapas más largas y exigentes del viaje, en la que el Defender tendrá que demostrar si realmente puede llegar hasta el final.

Salimos de Merzouga por pistas rápidas, dejando atrás la arena blanda y adentándonos en terrenos más firmes pero igualmente traicioneros. La suspensión sigue funcionando bien, aunque todos estamos atentos al más mínimo ruido o señal de fatiga mecánica. La decisión de Land Rover de seguir adelante resuena en nuestra mente: «Si rompe, rompió.»

El Defender enfrenta terrenos traicioneros, pero sigue adelante sin vacilar

Las pistas nos llevan por llanuras interminables, donde los colores del amanecer tiñen el paisaje con tonos dorados. La luz de la mañana nos regala una postal inolvidable mientras los Defender avanzan en paralelo, levantando nubes de polvo que se difuminan con el horizonte. El coche sigue comportándose como el día en que salimos de Madrid. Parece que no hubiese pasado nada.

Conforme ganamos altitud, nos adentramos en una región más montañosa y rocosa. La ruta se estrecha y las subidas exigen tracción total y toda la potencia del motor. Los caminos están llenos de rocas sueltas que hacen que cada metro sea un desafío. La preocupación por la suspensión sigue presente, pero el Defender responde sin vacilar.

Las montañas y las rocas ponen a prueba la resistencia del Defender

Al mediodía, hacemos una pausa para revisar de nuevo el estado del coche. La torreta de suspensión sigue en su lugar, y el sistema neumático mantiene su integridad. Un soplo de alivio nos permite continuar con confianza.

Conforme nos acercamos a Zaida, el paisaje cambia drásticamente. Las montañas dan paso a mesetas más abiertas y las pistas se vuelven más suaves. La sensación de haber superado la prueba final se empieza a sentir en el ambiente.

Finalmente, llegamos al hotel en Zaida tras una jornada de más de 400 kilómetros. El Defender ha resistido todos los desafíos y sigue entero. Hoy, más que nunca, sabemos que este coche ha sido diseñado para soportar lo imposible. Mañana nos espera el tramo final de regreso a casa.

El Defender ha superado la prueba final y está listo para el regreso

Día 10 y 11 | Sábado y Domingo 07 y 08/12/2024 | Zaida – Tánger Med – Algeciras – Madrid | LA VUELTA A CASA

Las primeras luces del alba nos dan la salida hacia el puerto de Tánger, donde tomaremos el ferry para dormir esta noche en España. Hoy el Defender vuelve a su papel de rutero de gran lujo, el mismo en el que partimos de Madrid, pero ahora con una historia que contar.

El regreso es tranquilo, recorriendo carreteras marroquíes antes de llegar al control fronterizo. Los peculiares vehículos que circulan por la zona, así como los infinitos peajes, nos recuerdan que aún estamos en Marruecos. La autopista nos permite mantener un buen ritmo y, gracias al control de crucero, avanzamos sin complicaciones hacia el puerto.

El Defender vuelve a su papel de rutero de lujo, ahora con una historia que contar

Hemos salido con la idea de tomar el ferry de las 19:00, pero gracias a un ritmo constante, conseguimos llegar a tiempo para el de las 16:30. Sin embargo, como es habitual en estos viajes, los horarios de los ferrys son flexibles: no parten hasta que están llenos, lo que nos ocasiona un retraso de una hora.

Zarpamos con las últimas luces del día. La travesía es tranquila y, a lo lejos, las luces de Algeciras nos esperan. El Defender pisa suelo español nuevamente, y el cambio se siente de inmediato: asfalto impecable, normas de tráfico estrictas y una sensación de haber vuelto a casa.

Decidimos avanzar un poco más antes de dormir, aprovechando el extra de energía que nos da el regreso a territorio conocido. La noche avanza y las carreteras españolas nos guían de vuelta a Madrid.

El Defender pisa suelo español nuevamente, y el cambio se siente de inmediato

El último día es una vuelta a la realidad. Por carreteras conocidas y en un entorno amigable, nuestra mente va asimilando que el viaje ha terminado. Sin embargo, el Defender sigue siendo el protagonista: después de 4.000 kilómetros, su presencia imponente sobre el asfalto nos recuerda cada desierto, cada pista y cada reto superado.

Finalmente, llegamos a Madrid y buscamos un lugar tranquilo para parar el coche y despedirnos definitivamente. Han sido días intensos, de desafíos mecánicos, paisajes indescriptibles y una aventura que permanecerá con nosotros para siempre.

Han sido días intensos, de desafíos mecánicos y paisajes indescriptibles

El Defender ha resistido. Y nosotros, también.

Conclusiones

Si tuviese que contar los coches de serie que pueden hacer este viaje y devolvernos a casa sanos y salvos, me sobrarían los dedos de una mano. Casi nadie viene con un coche de serie, porque Marruecos es una trituradora.

Nosotros hemos hecho el viaje con un Land Rover Defender, tal como sale del concesionario, y hemos vuelto de una pieza, pero no solo eso. Puedo afirmar que nuestro coche ha sufrido un trato mucho más duro que el de la media de participantes, precisamente por la búsqueda de las escenas necesarias para montar el vídeo de la expedición que el resto de participantes no tienen que hacer.

No ha habido piedad con el coche, no le hemos dado un respiro e incluso hemos forzado situaciones que partirían por la mitad a cualquier otro coche.

El Defender aguanta todo y más, con una resistencia infinita

Mi conclusión es que el Defender aguanta todo y más, que es un coche durísimo con una resistencia infinita, y que su suspensión neumática puede ser tu mejor aliado para hacer overlanding en países remotos, al tiempo que te transporta flotando sobre el asfalto en tus viajes convencionales.

Vídeo destacado del Land Rover Defender

Imagen para el vídeo destacado del Land Rover Defender Botón de play

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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

Firma de David García Artés
Land Rover Defender 2020 76
Logo de la marca land-rover

Land Rover Defender

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El Land Rover Defender es el único todoterreno puro de la gama Land Rover, o al menos el único que mantiene las capacidades 4x4 reales como prioridad absoluta en su diseño. El Defender cuenta con todos los elementos técnicos para convertirse en un todoterreno moderno y tecnológico sin dar la espalda del todo a su mítico origen. Cuenta con interiores de 5, 6 y hasta 7 plazas.

Ficha Land Rover Defender
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