El mercado europeo se ha complicado tanto que hay marcas que, para adaptarse a la nueva situación, han tenido que recurrir a sus alianzas. Ese es el caso de Mitsubishi, cuyo último coche que ha lanzado en España hace uso de una denominación mítica dentro de la firma estando basado, en realidad, en uno de los mejores coches de su segmento.
Hablamos del Mitsubishi Eclipse. O mejor dicho, del Mitsubishi Eclipse Cross, que ha dejado de ser un SUV híbrido enchufable para convertirse en una suerte de crossover/C-SUV totalmente eléctrico. Lo acabamos de probar y, además de heredar el nombre de uno de los deportivos más míticos de la marca japonesa, toma como base al brillante Renault Scenic, aunque se diferencia de él en un aspecto de sumo peso para el comprador: la garantía de fábrica.
No se trata, por tanto de una compra a pasar por alto si se está valorando la compra del SUV francés, con el que la comparativa es inevitable, sino de cualquier otro coche de similares características. Y es que por 32.050 euros de precio de partida incluyendo las promociones de la marca y la cuantía máxima del Plan Moves III, se trata de uno de los modelos de mejor relación entre precio, tamaño y prestaciones del mercado. Esto es hablando sobre la versión de acceso, denominada Kaiteki. Por encima queda la Kaiteki+ que eleva su precio de partida hasta los 36.900 euros.
Y es que, sin tener en cuenta la ayuda del Estado ni el descuento por financiación, el precio de partida es de 42.550 euros. Esto es haciendo uso de la batería de mayor capacidad que puede soportar esta base, la de 87 kWh, que homologa 626 kilómetros de autonomía y entrega 218 CV de potencia. Más adelante habrá una versión de menor precio y batería más pequeña. Esta misma especificación mecánica parte, en el caso del Scenic, de los 41.837 euros. Además de esto, otro apartado en el que Mitsubishi ha tratado de hacer el Eclipse Cross más competitivo frente al francés es en el de la garantía de fábrica, pues, curiosamente, ofrece 8 años ó 150.000 kilómetros, lo que antes suceda, cuando el Scenic tiene 3 años sin límite de kilometraje.
Una vez sabido el precio, por tanto, queda saber qué tal es el Eclipse Cross en movimiento, ante lo que podemos decir que es un SUV de comportamiento exquisito, mucho más deportivo de lo que cabe esperar de un coche de este tipo (de ahí el entrecomillado del titular), con una buena calidad interior de contrucción y una carga tecnológica en la que destaca el sistema de información y entretenimiento con Google integrado, para un servidor, el mejor del mercado. Pero no nos queremos ahí y entremos en profundidad en materia.
Quede claro, antes de seguir avanzando, que se trata de un coche de 4,49 metros de largo que ofrece un maletero de 545 litros, de los mejores del mercado dentro de este tamaño.
| Motor | |
|---|---|
| Potencia máxima | 218 CV |
| Batería | 87 kWh |
| Autonomía homologada | 626 km (WLTP) | Recarga | 150 kW máx. (10-80 % en 37 min) |
| Plataforma | CMF-EV |
| Tracción | Delantera |
| Longitud | 4,49 m |
| Capacidad del maletero | 545 litros |
Así es en persona el Mitsubishi Eclipse Cross
Exteriormente, y cabe destacar que esto es algo en lo que coincidimos varios compañeros de entre todos los periodistas que acudimos a la presentación europea del Eclipse Cross, lo cierto es que es el Mitsubishi «menos Renault» de todos cuantos se han presentado y además también se permite mejorar el diseño del modelo en el que se basa de manera muy significativa. Es cierto, sí, que este apartado está supeditado a impresiones muy personales, pero en general el diseño del Eclipse Cross agrada más que el del Scenic. Es más agresivo y está mejor resuelto en general. Es como si además de adaptarlo al lenguaje de diseño de la marca también se hubieran propuesto mejorarlo todo lo posible.
En el frontal encontramos el característico diseño Dynamic Shield de la firma, mientras que en la zaga una barra negra complementa de manera idónea los grupos ópticos del modelo, que parecen en cajar más con su propia filosofía que con la de Renault.
En el interior, por su parte, los cambios son prácticamente nulos a excepción de todo lo que tiene que ver con el branding de la firma japonesa. En el volante encontramos el logo de Mitsubishi mientras que al subirnos a bordo la pantalla central nos recibe mostrándolo, también.
En general, la sensación de calidad y ajustes es muy alta teniendo en cuenta que estamos ante un coche de corte generalista, sobre todo en su zona delantera. Detrás la sensación cambia, aunque esto puede ser algo positivo, pues se debe a la presencia de plásticos duros en mayor cantidad, y siendo un material que resiste de mejor manera el maltrato y un coche de orientación familiar, de ser una zona expuesta al impulsivo comportamiento de los más pequeños de la casa, soportará mejor el paso de los años (y las pintadas y arañazos, también).

En este sentido, se desmarca de la sensación típica que tenemos cuando estamos ante un coche de diseño puramente japonés, que suelen poner el foco más en la ingeniería que en la calidad percibida. La prueba la tenemos en el Nissan Leaf que probamos días atrás, un coche que, curiosamente, está diseñado sobre la misma plataforma, la CMF-EV, pero que no tiene nada que ver en cuanto a sensación de calidad, pues el Eclipse Cross está claramente por encima, llegando a ofrecer una impresión casi premium, mientras que el Leaf es claramente generalista en este apartado.
Más allá de los 545 litros de volumen en su maletero, que logra principalmente a través de profundidad y no de longitud, Eçel espacio a bordo, en general, es bueno. Sólo peca ligeramente en cuanto a la altura del techo a la hora de acceder a las plazas traseras, que no tienen demasiada altura debido a que el piso se encuentra alto. También tiene poca visibilidad trasera por la forma de la ventana del portón, aunque esto lo soluciona la marca con una espejo retrovisor digital, que funciona a través de una cámara trasera.
Así se comporta el Mitsubishi Eclipse Cross
Al que escribe estas líneas, cuando un coche lo agrada y se percibe como bien asentado en la carretera, le gusta definirlo como sólido, y ese es, precisamente, el mejor adjetivo que define al Eclipse Cross, exactamente igual que me sucedió semanas atrás al probar el Nissan Leaf: la platafora CMF-EV tiene una pisada contundente y se mueve de manera maravillosa, más aún en el caso del Eclipse Cross/Scenic que el del Leaf, pues tiene una puesta a punto en la que, sin dejar de lado la comodidad, se ha dado cierto protagonismo a un comportamiento deportivo.
En parte, y pesar de ser más alto que una berlina tradicional, esta sensación de deportividad viene dada por la postura de conducción, que diste de ser la de SUV, sino que es más propia de un compacto. Luego está el maridaje que conforman la dirección y el tren delantero, pues dentro de unos límites y ayudados en gran medida por el bajo centro de gravedad fruto del emplazamiento de la batería, hacen que a veces nos olvidemos de que conducimos un coche eléctrico de carácter familiar, pues cuando se le buscan las cosquillas tiene maneras de GTI. Incluso en curvas de doble radio entra por segunda vez por donde se le marca con la dirección.
Esto, insistimos, dentro de unos límites, pues cuando se buscan los límites del conjunto sale a relucir un sobreviraje muy marcado (aunque llega tarde, realmente) y la falta de tracción del eje delantero si buscamos mucho aceleración partiendo desde una velocidad baja.
En cuanto a la parte eléctrica, el conjunto está marcado por la presencia de la mencionada batería, que con 87 kWh de capacidad ofrece hasta 626 kilómetros de autonomía. Un dato que trasladado a números en el mundo real oscilará los 500 kilómetros entre cargas, que serán 400 kilómetros si salimos a viajar por autovía a 120 kilómetros por hora, a tenor de mi propia experiencia con el Scenic.
En el campo de la recarga, los 150 kW de potencia máxima que logran harán que pasar del 10 al 80 % del estado de la carga en 37 minutos, aunque entre estos porcentajes de carga no llega, realmente, a ofrecer esos 150 kW de máxima que anuncia, sino que baja ligeramente de los 130 a tenor de los datos tanto del punto de carga como del ordenador de abordo, según nuestra experiencia.
Rivales del Mitsubishi Eclipse Cross
Para acabar, los coches con los que se puede comparar al Eclipse Cross van más allá del Scenic. El KIA EV3 es más compacto (4,3 metros), tiene un precio y autonomía similares (desde unos 33.000 euros con ayudas y 603 km). El Nissan Leaf es otro coche comparable, aunque es menos familiar (parte desde menos de 30.000 euros incluyendo todas las bonificaciones posibles), mientras que los Ford Explorer y Volkswagen ID.4, dos coches que son hermanos en el sentido técnico (comparten plataforma MEB del Grupo Volkswagen), directamente comparables por concepto y tamaño con el Eclipse Cross, pero también más caros (suben claramente de los 40.000 euros).









