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Pagar por utilizar las autovías: el futuro al que estamos abocados

En las últimas semanas, y tal y como publicábamos a comienzos de este mismo mes, se ha anunciado que algunas autopistas, que hasta ahora eran de pago, de peaje, pasarían a ser gratuitas. En ese momento ya os adelantábamos también que la liberación de los peajes acarrearía una consecuencia que, sin duda, es altamente impopular entre los conductores, la de introducir el pago por uso en las autovías que hasta ahora no disponen de peajes. A tenor de las últimas declaraciones del Ministro de Fomento a las que hemos asistido, todo apunta a que el futuro al que estamos abocados pasa por pagar por utilizar las autovías.

Pagar por utilizar las autovías

José Luis Ábalos, Ministro de Fomento, ya dejaba caer esta idea el año pasado, asegurando que el coste de mantenimiento de las autovías solo podría soportarse incorporando algún modelo de pago, en carreteras en las que hasta ahora no había que pagar para circular. El modelo que estaría estudiando el Gobierno sería similar al que desde hace años se aplica en las autovías portuguesas, en las que un sistema de cámaras y peajes regula el uso de las carreteras y se encarga de facturar los peajes a los conductores.

Según las informaciones que han trascendido en las últimas semanas, la utilización de las autovías implicaría el pago de un peaje que, en cualquier caso, será inferior al de las autopistas de peaje actuales.

El Gobierno está estudiando cómo introducir algún tipo de peaje, de pago por uso, en las autovías que hasta ahora no disponen de peajes

Autopista Peaje 1118 02

Las consecuencias de pagar por utilizar las autovías

La medida, sin duda, ha generado preocupación y controversia entre los conductores, ya no solo por el hecho de tener que soportar un pago adicional, sino también por la cantidad de impuestos que soporta la compra y la utilización de un vehículo privado, y que estos no se estén reinvirtiendo en el mantenimiento de las carreteras.

Las implicaciones, en cualquier caso, van mucho más allá del hecho de que los conductores tengan que soportar un nuevo coste en sus desplazamientos. En un momento en el que el descenso de los fallecimientos en accidente de tráfico se ha frenado, no parece que la medida más adecuada para luchar contra esta lacra sea la de introducir un pago en las carreteras más seguras, que desincentivaría su uso, y que haría que algunos conductores optasen por rutas alternativas, en carreteras secundarias, que son las que ostentan las peores cifras de siniestralidad, y en las que se producen los accidentes más graves.

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