La industria automotriz se está viendo obligada a una constante revisión de los objetivos, no solo por los retos que están suponiendo en materia de las disputas geopolíticas que se están dando especialmente con las disputas arancelarias tanto con China como con Estados Unidos, sino que los objetivos de electrificación parecen estar siendo diferentes respecto a lo que inicialmente plantearon los fabricantes, especialmente para aquellos de vehículos considerados premium o de altas prestaciones.
Porsche ha sido una de las marcas que recientemente ha anunciado un reajuste de sus planes, en este caso en lo relacionado con la fabricación de las baterías para sus automóviles. Tal y como confirmó el fabricante germano este lunes, se ha abandonado el proyecto de construir una segunda fábrica de baterías que se uniría a la ya establecida en Kirchentellinsfurt en el año 2022 (con un objetivo anual de producción de aproximadamente 1 GWh), mientras que el departamento bajo el nombre de Cellforce Group GmbH también destinará solo una parte de los recursos humanos que componían dicha unidad al área de I+D, concretamente destinados al desarrollo de células y sistemas.
El Dr. Michael Steiner, miembro del Comité Ejecutivo de Investigación y Desarrollo de Porsche resumía este movimiento: “Damos este paso con gran reticencia, y somos conscientes de que los empleados del Grupo Cellforce se han dedicado por completo al desarrollo de baterías de alto rendimiento. Les agradezco especialmente. Sin embargo, al final, debemos concluir que el modelo de negocio planificado no es económicamente viable. El Grupo Cellforce ha desarrollado con éxito celdas de alto rendimiento y ha establecido una producción piloto, pero debido a la escasez global de volúmenes, no es posible ajustar su propia producción al coste previsto”.
Con los mercados de China y Estados Unidos aportando aún más presión para las compañías, especialmente las europeas, Porsche admite que la electromovilidad sigue formando parte de su futuro como un “tipo de propulsión esencial para el futuro”, sin embargo, “debido a la menor expansión de la electromovilidad” y las nuevas condiciones arancelarias con los dos países mencionados previamente, los ha llevado a reorientar sus actividades.
A pesar de ello, Porsche mantiene su rumbo eléctrico y proyecta una tasa de electrificación en Europa en torno al 57% en el primer semestre de 2025 (por un 36% de cota mundial de vehículos eléctricos), unos guarismos por encima del objetivo establecido para la salida a bolsa. Números que desde luego no se acercan al nivel que se habían marcado como objetivo en la marca, algo que ha tenido por tanto impacto en esta ocasión en lo referente a la producción de baterías, la cual no ve respaldado su ritmo de fabricación con la demanda de vehículos híbridos o 100% eléctricos.
El propio Dr. Oliver Blume confirmó la decisión: “Porsche es uno de los fabricantes de automóviles tradicionales de mayor éxito en la transición hacia la movilidad eléctrica. Sin embargo, debido a las difíciles condiciones, especialmente en nuestros principales mercados de EE. UU. y en el aún incipiente segmento chino de vehículos eléctricos de lujo, estamos reorganizando nuestras actividades de baterías y centrándonos en el desarrollo de celdas y sistemas. Por razones de volumen y la falta de economías de escala, Porsche ya no desarrolla su propia producción de celdas de batería. La electromovilidad seguirá siendo una tecnología de propulsión esencial para nuestros deportivos en el futuro”.
Y es que, si bien los números no apoyan el mantener una producción de baterías de alto rendimiento al mismo ritmo del inicialmente planeado, Porsche sigue reconociendo que modelos como el Porsche Taycan o el Macan EV respaldan su compromiso con la electrificación, el cual tendrá continuidad previsiblemente con la llegada de una variante alimentada por baterías del Porsche Cayenne y un deportivo heredero del Porsche 718 también con este tipo de propulsión, a la vez que confirmar que “se lanzarán a corto y medio plazo otros modelos que incorporarán tecnologías pioneras en electromovilidad a la producción en serie”.
La estrategia de producto de Porsche consiste en «ofrecer los tres tipos de propulsión» (motor de combustión, híbrido y eléctrico puro) en todos los segmentos hasta bien entrada la década de 2030, lo que implica no solo a los sedanes deportivos y los SUV, sino también a los deportivos de dos puertas.