En los años 90, BMW estaba trabajando en perfeccionar la idea de lo que debería ser un BWM Serie 7 y para ello dio forma a un ‘concept car’ bastante interesante que, sin saberlo, estaría adelantándose a uno de los elementos que más debate ha suscitado últimamente: la parrilla XXL que la casa bávara ha diseñado para el BMW Serie 4. Hablamos del ZBF-7er, el prototipo secreto de BMW que se convirtió en un adelantado a su tiempo.
Joji Nagashima estaba al frente de este estudio de diseño que anticipó el futuro del buque insignia de BMW. Había trabajado en el BMW Serie 3 E36, en el BMW Serie 5 E39 o en el BMW Z3, entre otros, y ahora tenía el reto de establecer las Series 3, 5 y 7 como el eje vertebrador de la familia alemana. El punto de partida fue el ZBF-7er, donde ZBF significa “Zukunft BMW Familie”, es decir, “La futura familia de BMW”.
Llantas a medida
Aquel prototipo que contenía elementos de diseño futuristas era más grande que cualquier otro BMW fabricado antes: sí, superaba considerablemente al BMW Serie 7 E38. Tanto que no pudieron encontrar unos neumáticos de producción que encajaran en el prototipo porque en aquel momento las llantas de 19 pulgadas eran lo máximo. BMW tuvo que pedir a Dunlop que creara unas llantas de 20 pulgadas personalizadas con el propio diseño de Nagashima.
Este no fue el único detalle curioso del ZBF-7er. Su carrocería de metal está hecha a mano, algo que en aquella época era un arte prácticamente extinguido. Construyeron un modelo de arcilla a tamaño real y lo enviaron a unos carroceros italianos para que éstos modelaran el aluminio a mano ajustándose a las directrices de aquel prototipo. Un diseño con una líneas tan sencilla que apenas tienen personalidad.
Cámaras en lugar de retrovisores
Se caracterizaba el ZBF-7er por un capó alto, unos grupos ópticos horizontales (tanto los delanteros como los traseros) y detalles cromados en el paragolpes, que, además, estaba completamente integrado. Las manetas de las puertas estaban enrasadas, algo que veríamos muchos años después en modelos de producción, y los retrovisores habían sido sustituidos por cámaras… unos 25 años antes de que aparecieran como los conocemos hoy. El único elemento decorativo del perfil son los enormes guardabarros laterales cromados Joji Nagashima consideró adecuados para la larga distancia entre ejes.
Sin embargo, el rasgo más notable del ZBF-7er era su parrilla formada por un par de riñones gigantes. ¿Os suena de algo? Evidentemente sus formas no tienen las dimensiones que luce el controvertido frontal del BMW Serie 4; son más simples y está mucho mejor integrada pero, probablemente, habrían sido bastante impactantes si hubieran aparecido en el mercado en 2002.
Un interior futurista
Aquel anticipo de lo que tenía que ser el BMW Serie 7 tenía un habitáculo revestido en madera, metal y tapizados de color claro para los asientos. A pesar de estar en los años 90, contaba con una pequeña pantalla de infoentretenimiento conectada con el grupo de instrumentos analógicos y aireadores unidos en el centro de la consola, una característica que ahora es una tendencia de diseño en la industria automotriz.
La fila trasera estaba equipada con ordenadores portátiles integrados en el respaldo de los asientos delanteros, una mesa central expandible y un grupo de botones que se antojan como los predecesores del iDrive de BMW que debutó mucho más tarde. Según Joji Nagashima, el ZBF-7er puede circular aunque la marca bávara nunca proporcionó detalles sobre lo que hay debajo de su capó.
Por desgracia y como ocurre con muchos prototipos, el ZBF-7er nunca llegó a las líneas de producción para convertirse en sucesor del E38. De lo que sí puede presumir es de su (para él desconocida) capacidad de predecir algunas características que han aparecido en los modelos de BMW desde entonces. Parrilla XXL incluida.
Fuente: BMW Group Classic
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