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Por qué Toyota no quiere ser, ni será Tesla: los planes eléctricos de Toyota

Cada vez son más los fabricantes que relativizan los logros conseguidos por Tesla. Eso podría estar motivado por la presión que pueden sentir por los logros alcanzados por la marca de Elon Musk. Pero los acontecimientos de los últimos meses, o las dudas generadas con los últimos avances de la marca, reforzarían la idea de que Tesla aún tiene mucho que aprender de fabricantes que llevan décadas en esto, en el negocio de desarrollar y fabricar coches. Toyota habría sido la última en pronunciarse. Y es que según Takeshi Uchiyamada, Presidente del Consejo de Dirección, ni Tesla es el enemigo de Toyota, ni su modelo a seguir. ¿Por qué no vemos una apuesta de presente por parte de Toyota hacia el coche eléctrico de baterías?

Toyota sigue pensando que «los coches eléctricos de baterías de gran autonomía son muy caros y requieren mucho tiempo para cargar sus baterías». Al menos eso reconocía Takeshi Uchiyamada en sus declaraciones a Der Spiegel, para explicar la visión del avance hacia una movilidad más eficiente, y libre de gases contaminantes, que propugna Toyota.

Sus reticencias hacia el coche eléctrico de baterías, en cualquier caso, tienen que ver más con una aproximación global hacia el problema, con soluciones diversas, como el eléctrico de pila de combustible (hidrógeno), o los híbridos, que con la negativa a lanzar coches eléctricos de baterías. De hecho Toyota acaba de formar un proyecto con Mazda, precisamente para unir fuerzas en el desarrollo de coches eléctricos.

Toyota no cree que los eléctricos, con la tecnología actual de baterías, resuelvan el problema, ni sean la única tecnología que ha de resolverlo

Con más de 10 millones de coches fabricados – y vendidos – al año, la filosofía de Toyota pasa por satisfacer las necesidades concretas de sus clientes en el momento actual. Y tal y como declaraba Uchiyamada, la tecnología de baterías actual no cumple con los requisitos que para ellos tienen sus clientes. Toyota cree que el verdadero paso adelante del coche eléctrico, y la tecnología que propiciará su proliferación, será una nueva generación de baterías de estado sólido, capaces de almacenar gran cantidad de energía en menos espacio, y siendo mucho más ligeras, y de contar con tiempos de recarga muy reducidos, en el orden de minutos, y comparable al repostaje de un automóvil con motor de combustión interna.

Uchiyamada es también cauto cuando dice que «esta tecnología será un gran avance en el desarrollo del coche eléctrico, pero requiere mucho tiempo». Aún así, nos sorprende que reconozca que esta tecnología también «podría comenzar a producirse masivamente en cuatro o cinco años».

Esos plazos que pueden parecernos un mundo, no son tan lejanos en el tiempo, si tenemos en cuenta que el Tesla Roadster no comenzará a producirse antes de 2020. O incluso que, en el tiempo en que pasará desde que el Tesla Model 3 se presentase, y los clientes de Tesla se lanzarán masivamente a pagar reservas, hasta que su producción comience a alcanzar ritmos razonables, habrán pasado nada más y nada menos que dos años completos.

Toyota se mostraría determinada a apostar por los eléctricos, pero no únicamente por esta tecnología,
en el momento en que culminen el desarrollo de una nueva generación de baterías de estado sólido, que gozarán de gran densidad energética,
y tiempos de recarga ínfimos con respecto a las actuales de litio

Durante el pasado Salón de Frankfurt teníamos ocasión de entrevistar a Masahisa Nagata, uno de los responsables de Toyota Motor Europe, entre otras cosas, de Investigación y Desarrollo. Una de las conclusiones a las que llegamos fue que Toyota, sin duda, quiere dar respuestas inmediatas a las necesidades de sus clientes en estos momentos y que esas respuestas difícilmente podrán conseguirse con una solución global, para todo el mundo. De manera que plantean un escenario en el que no solo habrá híbridos y eléctricos de baterías, sino también vehículos que almacenen su energía en pila de combustible, y recarguen hidrógeno. Otra tecnología que sí es de presente, pero que ha de expandirse poco a poco en función del crecimiento de las redes de carga de hidrógeno, y previsiblemente con un éxito dispar en función de los mercados, y por la que Toyota ha apostado fuerte.

También habrá mercados en los que durante muchos años, e incluso con la llegada de baterías de estado sólido, este tipo de eléctricos aún no será una alternativa viable. Mercados en los que los híbridos se impongan, o despunten alternativas enchufables. E incluso mercados en los que proliferará un tipo de conductor que dejará de comprar coches, para moverse en coches compartidos.

Toyota cree que su trayectoria en los últimos años les avala y que su apuesta por tecnologías como el hidrógeno o los eléctricos de baterías, es complementaria a su plan híbrido. Y no sé vosotros, pero yo no pondría en duda esta afirmación de un fabricante que ya ha vendido más de 10 millones de híbridos en todo el mundo – que espera sean 15 millones en 2020 – y 125.000 híbridos en un mercado como el español.

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