Quienes residan en la Costa del Sol y en su garaje tengan un SUV híbrido de Toyota, especialmente un RAV4 o un C-HR, así como cualquier de vehículo de corte premium, desde hoy puede respirar con mayor tranquilidad. Y es que la Policía Nacional ha destapado una trama en Málaga especializada en robar este tipo de coches para después ser reintroducidos en el mercado tras pasar un lavado de cara o directamente ser vendidos en el mercado negro.
Tal y como detalla la propia Policía en un comunicado relativo a la operación, y aunque no representan totalidad de los vehículos de los que se tiene constancia que han sido afectados, se han podido recuperar un total de 26 coches, de los cuales 20 son Toyota C-HR y RAV4 y el resto Porche y Range Rover.
Imágenes de la investigación



La operación, iniciada en enero de 2024, ha culminado con seis detenidos pertenecientes a una organización criminal que operaba desde un garaje en Alhaurín El Grande y un zulo en Marbella. En total, el valor de los vehículos recuperados ronda los 2 millones de euros, según estimaciones policiales.
Sobre el modus operandi, fuentes internas de la investigación han asegurado a Diariomotor que primero los miembros de la organización colocaban dispositivos de geolocalización en los vehículos seleccionados. Una vez localizados los movimientos de sus propietarios, los sustraían en el momento más oportuno, ya fuera en garajes privados o en plena vía pública.
Coches interceptados por la Policía Nacional.
Posteriormente, los coches eran llevados a un taller clandestino donde se manipulaban los elementos identificativos: bastidores, etiquetas y documentación falsa. Simulaban que los vehículos procedían del extranjero, lo que les permitía rematricularlos en España y darles una apariencia completamente legal antes de venderlos a terceros o utilizarlos ellos mismos.
La Policía ha intervenido material altamente especializado en robos de vehículos: herramientas electrónicas para capturar frecuencias de cierre centralizado, inhibidores de señal, llaves vírgenes, dispositivos GPS, sistemas de reprogramación de centralitas y hasta 600 gramos de cocaína, además de más de 35.000 euros en efectivo.
Los mensajes de WhatsApp interceptados durante la investigación han permitido conocer con detalle cómo elegían y sustraían los coches. La tipología de vehículos robados no deja lugar a dudas sobre su especialización: de los 26 vehículos detectados a lo largo de la investigación, 20 eran Toyota, mayoritariamente RAV4. Los Range Rover, por su parte, también eran destinados a estos fines, mientras que otros vehículos eran completamente «maquillados» para su reventa como coches aparentemente legales.
Material incautado en la operación.
El procedimiento de robo era rápido. Utilizaban un codificador que captaba la frecuencia del sistema de cierre centralizado, lo que les permitía abrir los vehículos en menos de cinco minutos. Una vez dentro, adaptaban su método según el modelo y las herramientas disponibles, manipulando desde el faro izquierdo o directamente desde el interior del vehículo.
En el caso de los Toyota, el procedimiento incluía un paso clave: desactivar el sistema de localización original. Antes de poner en marcha el coche, desconectaban el alimentador del sistema de geolocalización de la marca para evitar que el vehículo pudiera ser rastreado.
Con estos métodos, para acabar, los coches robados se ofrecían en el mercado negro a un precio que rondaba los 15.000 euros por unidad, una cantidad muy inferior a su valor real. Sin embargo, tras su rematriculación fraudulenta, volvían a venderse a precio de mercado como si fueran vehículos perfectamente legales, generando un beneficio económico mucho mayor.
Imágenes de la investigación


