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Competición y propulsión alternativa: una idea de futuro cada vez más presente

La competición es, a todas las luces, el máximo referente que un fabricante puede conseguir a lo largo de su vida. Vencer en una carrera, puede suponer el crear una leyenda que ni el paso del tiempo será capaz de borrar. Sin embargo, la competición se ha ido alejando cada vez más de la realidad, y se ha convertido en un reducto más propio de la ciencia ficción o de los laboratorios, que de un trayecto cronometrado con un derivado de algún vehículo de producción.

La hibridación es ya una realidad que empieza a competir en las carreras de resistencia

Teniendo en cuenta los tiempos que estamos viviendo, y sufriendo, el cada vez más prohibitivo coste de los combustibles fósiles. Era lógico pensar que la competición, tal y como la conocemos en la actualidad, desaparecerá inexorablemente. Es la revolución que exige el momento actual, y es el momento en el que las marcas deben de elegir, si reinventarse, o quedar en el olvido con su tecnología punta que ya de poco vale.

El futuro pasa por la inclusión de un motor eléctrico y el cambio del ruido ensordecedor, por un silbido más propio de estos propulsores. Aunque queda un largo camino que recorrer para la propulsión eléctrica/híbrida, la representación de estos vehículos cada vez será mayor, y los campeonatos alternativos acogerán mayor auge hasta alcanzar a los legendarios como la Formula 1, Le Mans o el WRC.

Motor eléctrico: ¿el aliado perfecto para competir?

En un principio, contar con la ayuda de un propulsor eléctrico ofrece muchas ventajas desde el punto de vista práctico. Nos encontramos con un par transmitido a las ruedas de manera inmediata y un rendimiento energético superior a cualquier otro tipo de propulsión. Sin embargo, el principal escoyo de este añadido es su peso, no su peso en sí, si no el de sus baterías.

En otro lugar y en otro momento sería tan solo un handicap, pero en competición, peso significa tiempo, y esto se traduce en no poder obtener el mejor tiempo por vuelta. Pero ahí están los primeros «pinitos» de Porsche y Peugeot como ejemplos más conocidos. Ejemplos, claro está, enfocados a la resistencia, y no se trata de un hecho casual el que estos primeros logros se realicen en este tipo de carreras. Es más, lo queramos o no, hasta que el peso deje de ser su mayor lastre, curiosa ironía lingüística, la resistencia será el único feudo donde podremos ver rodar a estas máquinas de planteamiento inusual.

El hecho de utilizar la resistencia como mejor lugar donde mostrar sus virtudes, viene dada por la ventaja encubierta que poseen todos los híbridos. A día de hoy, los vehículos híbridos unen lo mejor de dos mundos, prestaciones y autonomía de propulsor convencional, y recuperación de energía y ahorro de consumo, otorgados por los motores eléctricos. Por este motivo, la manera de vencer de los híbridos en competición, se traduce en un permanencia en pista mayor a lo de sus rivales, evitando el paso por boxes al no necesitar repostar tantas veces, una ganancia de tiempo insalvable para sus competidores.

Entonces, ¿estamos asistiendo al fin de la competición por el más rápido?. Pues, la realidad nos muestra que no. De hecho el más rápido no se traduce como quien más corre, si no como aquel coche con mejor velocidad media y que es capaz de mantenerse en primera posición. Tan solo será necesaria una evolución, que en la ecuación peso/prestaciones, incline la balanza a favor de las prestaciones en detrimento de la masa desplazada.

Reglamentación y organismos: actuales enemigos de una implantación total

La competición, como bien sabréis todos, se basa en ofrecer un espectáculo de mayor o menor calidad dependiendo de escenario y actores. Como buen espectáculo se administra como negocio, y como buen negocio que tiene a millones de espectadores como potenciales clientes, al final nos encontramos con una complicada empresa que se basa en la publicidad y el dinero de los patrocinadores.

Los reglamentos actuales, o no contemplan su participación, o limitan las prestaciones de híbridos y/o eléctricos

Obviamente, en cuanto una de las dos partes, espectadores o espectáculo, no realice bien su trabajo, se acabó lo que se daba y el negocio desaparece. Este es, explicado con las palabras de un servidor, el gran motivo por lo que las organizaciones como el ACO y la FIA no dan rienda suelta a las marcas más pudientes. Ya que cualquier competición, se convertiría en una carrera entre las marcas más pudientes, y donde el espectáculo desaparecería al solo tener un par de coches en pista pudiendo luchar con verdaderas posibilidades.

Uno de los ejemplos más claros de este caso se da en las 24 horas de Le Mans, donde Audi y Peugeot, ambas pertenecientes a la categoría LMP1, gobiernan con mano de hierro sobre la misma categoría, y ensombrecen a categorías como las GT. Mostrando una superioridad exagerada debida al gran desarrollo de ambos equipos en la tecnología Diésel, y que Peugeot quiere remarcar aún más con su nuevo AS sacado de la manga, el Peugeot 908 HYbrid4.

Pero las organizaciones ya se han pronunciado, y las limitaciones han llegado en forma de bridas, en forma de no puntuación, reducción de cilindrada, y que lo más seguro que termine en una unión de todas estas nuevas propuestas en categorías muy definidas, y en competiciones que se realicen de manera independiente a las convencionales. ¿Un acierto? ¿un freno innecesario de la evolución tecnológica? respuesta hay cientos, pero la que nos trasmiten es siempre la misma: una reducción de los costes y una igualación de las máquinas para primar las dotes del piloto, en un supuesto intento de ensalzar la calidad como espectáculo

Aún así, la presencia de modelos de este tipo será cada vez más frecuente

Entonces, con las organizaciones en una postura de no muy por la labor, y con las marcas sin saber muy bien que hacer, ¿que nos deparán los próximos años?. A día de hoy, y sin lugar duda, una presencia escasa y con una aparición muy paulatina de los fabricantes más implicados. Toyota ya fue el primer fabricante en conquistar una carrera con un Supra modificado, y para la edición 2012 de Le Mans, ya tiene preparado un prototipo de LMP1, Porsche, quizás la que está apostando de manera más feaciente, ya cuenta con una base que actualmente compite con su segunda evolución, el Porsche 911 GT3 R HYBRID, por no hablar del tan citado Peugeot para LMP1.

Son pocos pero son reales, y muy posiblemente, campeonatos como son los rallyes, estén esperando a ver de verdad de que son capaces estos nuevos artilugios, si ya la FIA ha adoptado el «downsizing» en su categorías más veneradas, el siguiente paso no puede ser otro que la inclusión de propulsores eléctricos. La Fórmula 1 no es quizás el mejor escenario por su planteamiento como disciplina automovilística, sin embargo, los rallyes si que podrían ser, después de las carreras de resistencia, un escenario muy propicio para observar las bondades de la adopción de un sistema híbrido.

Es justo también mencionar, ya que se trata de una de las mejores y más prestigiosas carreras del mundo, el rally Dakar. Una competición sin igual y sin nada que se le parezca, y donde, para su celebración en 2012, ya cuenta con dos inscripciones de vehículos con propulsión alternativa. Se trata de Tim Coronell que correrá con una versión del Mcrae Buggy 100% eléctrica, y el Team Latvia que correrá con un todo-terreno de rango extendido y fabricación propia.

Queda claro entonces, que el futuro de la competición, poco a poco irá dependiendo en menor medida de los combustibles fósiles, y que con la evolución necesaria, las virtudes de la propulsión alternativa pueden superar de manera notable, a las posibilidades ofrecidas por cualquier vehículo que se disponga a disputar una carrera con un motor convencional. Nos esperan unos años muy interesantes observando la evolución que están llevando a cabo todos los fabricantes de vehículos, y la competición es el mejor escaparate para dar fe de que es capaz un constructor de automóviles.

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