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Tecmovia

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¿Tiene sentido el vehículo eléctrico sin el empleo de energías renovables?

En un periodo donde España goza de una más que buena salud en lo que a generación de energías renovables se refiere, es un bueno momento para volver a analizar la repercusión y previsiones de aquí en adelante en relación al vehículo enchufable. Eléctricos e híbridos Plug-In son ya una realidad en el mercado que planean asaltar el parque móvil español de un momento a otro, pero se hace necesario entender que el papel de la infraestructura entonces se vuelve aún más protagonista que la revolución en movilidad que se pretende.

Un aspecto fundamental de esta relación entre vehículos enchufables y su huella en el medio ambiente tiene que ver con el análisis de su ciclo de vida completo. Desde su primera fase de ensamblado hasta el reciclado del vehículo, pasando por las muchas recargas de las que deberá nutrirse para acumular kilómetros en el odómetro. Aún así nos centraremos en la fase de recarga de un país como España que planea contar con 82.000 puntos de recarga y 2,5 Millones de vehículos eléctricos para el año 2.020.

La red está preparada para la recarga pero ¿Y la energía?

En Tecmovia hemos hablado largo y tendido sobre la capacidad real de la infraestructura eléctrica de España. Incluso en la mesa redonda donde Tecmovia acudió como invitada por Endesa, las dudas sobre la red de distribución sobre la energía eléctrica planeaban sobremanera cada vez que el vehículo eléctrico saltaba a la palestra. Las distribuidoras eléctricas confirman una y otra vez que la red está preparada para la adopción del vehículo eléctrico, sin embargo el modelo de soporte no nos convence demasiado a priori.

Para ir marcando posiciones partiremos de un escenario «ideal» que se ha producido este primer trimestre de 2013, donde España ha conseguido que el 47,1% de la energía eléctrica consumida en la red peninsular ha tenido origen en alguna fuente de energía renovable, destacando el 26,3% de la energía eólica y el 15,9% de la energía hidroeléctrica.

Dicho así parece un escenario qué menos que optimisita, pero la realidad nos muestra igualmente que se trata de una temporada excepcional que se ha visto gratamente favorecida por las inclemencias meteorológicas que han suministrado temporales repletos de agua y viento. Además, España ha llegado incluso a desperdiciar generación de energía de origen renovable por insuficiencia de la infraestructura y por falta de demanda del mercado exterior, también agraciado por idénticas bonanzas climatológicas.

Y si no hay renovables a dónde acudir

Esto quiere decir que en unas circunstancias muy favorables, hasta la mitad del consumo eléctrico de España es soportado por energías renovables en un 47,1%. La pregunta entonces es sencilla, ¿Qué pasará cuando el consumo aumente a base de vehículos conectados y la generación energética renovable no sea tan favorable?

El impacto del vehículo eléctrico puede ser mucho más perjudicial que el vehículo convencional si la energía invertida en su vida útil no procede de fuentes renovables

La energía nuclear es en un muchos casos las solución más eficaz de cara a garantizar un consumo de base, pues la dependencia de factores externos y menor eficiencia de algunas energías renovables impiden tratarlas como fuente de base a no ser que hablemos sobre un sistema sobredimensionado. Pero entre algunos escenarios que comienzan a hacerse la misma pregunta sobre el coche eléctrico, encontramos a nuestro vecino Francia, lanzando un primer aviso sobre la relación entre infraestructura y un parque móvil eléctrico que está por venir.

Los sistemas de generación mediante ciclos combinados, cogeneración y centrales térmicas sostenidas sobre el carbón, acumulan un 31,7% de la generación eléctrica peninsular en este primer trimestres de 2013 catalogado como histórico. Una cifra que supone una dependencia total en casi un tercio de materias como el carbón, petróleo, gas… cuando nos aplaudimos porque el resto del 100% del consumo eléctrico ha sido cubierto por energías renovables y energía nuclear.

El vehículo eléctrico, mucho más que recargar

Es un sinsentido promover el vehículo eléctrico si la energía que empleamos en su recarga no es 100% renovable

Impulsar un nuevo modelo de movilidad debe ir necesariamente ligado a un menor impacto de su uso, trasladar la contaminación de un tubo de escape a una gran caldera de poco nos sirve cuando la intención es mejorar. España ha sido, es y será uno de los mejores escenarios para el despliegue de una infraestructura de energías renovables sin precedentes, contando con más que buenas aptitudes para además ofrecer viabilidad a la microgeneración como soporte energético auxiliar en viviendas.

La denominada red inteligente de distribución basada en una alta generación renovable tiene que ser una realidad antes que el propio vehículo eléctrico, pues si apostamos por cambiar la manguera por el conector de carga en un escenario como en el que ahora nos encontramos, además del más que cuestionable impacto de los procesos de fabricación y reciclado del vehículo enchufable, tendremos que sumar el impacto de una recarga de energía todavía más contaminante que la quema de combustible.

Si la casa ha de construirse, que por lo menos se empiece por los cimientos…

Fuente: Red Eléctrica de España
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