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Oscar Larrauri, valiente e incombustible ejemplo argentino

Los pilotos argentinos no han tenido tradicionalmente la fortuna que merecerían en lo que a competiciones internacionales se refiere. Puede que sea por el hecho de venir del otro lado del Atlántico -algo que también sufren en los últimos años los competidores que provienen de Estados Unidos- o incluso por empezar sus carreras lejos y llegar tarde a Europa. Oscar Larrauri es otro de esos casos aunque él sí consiguió llegar a la Fórmula 1, competir y destacar en Le Mans y en otras competiciones. Un hombre valiente e incombustible.

La carrera deportiva de Larrauri comenzó en la Limitada Santafesina, una categoría menor argentina que se alimentaba de la pasión de algunas ciudades de la provincia de Santa Fe con ganas de tener sus propias carreras. Tras llevarse los títulos de 1976 y 1977, Larrauri se lanzó a por la Fórmula 2 nacional, donde obtuvo algunos resultados destacados. Sintiendo que Argentina se le quedaba algo pequeña, miró hacia Europa con el objetivo de tomar parte en el campeonato europeo de Fórmula 3 en 1980, sobre todo tras batirse con varios pilotos italianos.

Los inicios en el Racing Team Astra fueron complicados y la situación no mejoró al pasar a la Squadra Forti Corse. Un puñado de puntos y, eso sí, muchas experiencias de las que aprender. Las cosas mejoraron en 1981 y dentro de la Scuderia Torino Corse consiguió finalizar el año en quinta posición con varios podios y una primera victoria en Nürburgring. Poco a poco, su nombre iba siendo más conocido aunque lo mejor estaba aún por llegar. Fue en 1982, cuando el piloto de Granadero Baigorria se llevó el título.

Lo hizo de forma convincente con seis poles, cuatro vueltas rápidas y siete victorias sobre quince carreras. El paso a Euroracing había sido un acierto y tras coronarse campeón, sentía estar listo para la Fórmula 1. A fin de cuentas, en aquel entonces era uno de los pilotos más prometedores del momento, habiendo batido en la Fórmula 3 a hombres como Emanuele Pirro o Roberto Moreno. Pero la Guerra de las Malvinas llegó en el peor momento posible para Larrauri, que se encontró sin posibilidad de encontrar patrocinadores para subir a la categoría reina en 1983.

En un principio hubo un contacto con Ligier pero sin dinero no había volante y al final Raul Boesel se quedó con el puesto. Larrauri, por su parte, tuvo que conformarse con subir a la Fórmula 2 con Minardi pero la asociación duró apenas tres carreras. En esos momentos, el sueño de la Fórmula 1 se veía como algo distante e imposible, así que ni corto ni perezoso, decidió tomar todo lo que tenía y dirigirse hacia el mundo de la resistencia. En 1983 tomó parte en las 24 horas de Le Mans con un Lancia LC1 privado pero no consiguió ver la bandera de cuadros.

Aún así, su buen desempeño llamó la atención de un mecenas particular y desde 1984, Oscar Larrauri pasó a ser piloto de Brun Motorsport, el equipo del suizo Walter Brun. Con ellos se mantuvo asociado hasta 1991, compitiendo en Le Mans cada año, siendo segundo en la legendaria prueba en 1986 junto a Jesús Pareja y Joël Gouhier en el que acabó siendo el mejor resultado del argentino allí. También durante esa época estuvo en carreras de resistencia en Estados Unidos, llegando a ser también segundo en las 24 horas de Daytona y ganándose el respeto a ambos lados del océano.

Dentro de esos años llegó finalmente la oportunidad de competir en la Fórmula 1. Fue gracias a Walter Brun y su «capricho» de tener un equipo de Fórmula 1. Larrauri fue el elegido junto a Stefano Modena para la primera temporada de la escuadra EuroBrun, que como debutante en la categoría reina tuvo muchas dificultades y se vio obligada a tomar parte en las preclasificaciones. Modena fue el piloto más veloz del equipo pero Larrauri tuvo algunos momentos de gloria como la décimoctava posición en parrilla en el Gran Premio de Mónaco o las dos carreras que completó en México y Alemania.

En 1989, por motivos económicos se decidió competir tan solo con un monoplaza, que le fue entregado al suizo Gregor Foitek. Tras once grandes premios sin preclasificarse en ninguna ocasión, Larrauri fue llamado a filas. Pero el poco competitivo ER189 no daba para más y el resultado fue idéntico en el caso del argentino. En ninguna de las cinco carreras restantes se consiguió llegar a clasificarse para el domingo. Larrauri había debutado a los 34 años y con 35 años después del segundo intento, quedaba claro que la Fórmula 1 era algo de lo que había que olvidarse.

A lo largo de la década iguiente, Larrauri fue «picando» de varias categorías como los certámenes japoneses de prototipos y GT’s, competiciones en Italia y en Sudamérica e incluso en algunos casos, alguna copa Porsche internacional. Sus últimos éxitos llegaron en el año 2000 con el título del campeonato de superturismo argentino con Alfa Romeo. En 2001 compitió en el TC2000 a tiempo completo y desde entonces ha ido tomando parte en carreras sueltas, incapaz de dejar la competición de lado. Puede que llegara a la Fórmula 1 tarde pero incluso ahora, casi 30 años después, sigue compitiendo. Todo un ejemplo.

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