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Porsche Cayman S, a prueba (II)

Ayer comenzamos con la primera parte de la prueba del Porsche Cayman S. Ahora continuamos echando un vistazo al interior, donde encontramos un salpicadero calcado al del 911/997; de hecho, parece que Porsche no quiso marcar una línea estética bien diferenciada entre ambos modelos que confiriese la supremacía propia que le corresponde al nueveonce. Cuenta con el mismo sistema GPS con pantalla táctil y múltiples opciones multimedia como conector para el iPod o USB. Con el nuevo 911/991 parece que todo esto ha cambiado…

Por dentro, el acabado es sencillo, poco suntuoso, exiguo… pero con buena calidad de materiales y ergonomía. Como siempre, encontramos la ranura para arrancar el motor a la izquierda del volante –procedencia de Le Mans- y un cuadro de instrumentos con tres esferas donde la primacía recae sobre el cuentavueltas, en el centro. A su izquierda queda un pequeño velocímetro mientras que a la derecha encontramos una esfera con indicadores de temperatura. Lo cierto es que el velocímetro es algo incómodo de ir siguiendo, para ello, es posible controlar la velocidad en la pantalla multifunción que hay en la esfera del cuentavueltas.

Porsche Cayman S, a prueba

Buena calidad. Perfecto no, pero casi…

“El Launch Control es tan divertido que podría usarlo a la salida de cada semáforo, pero me tacharían de retrógrado social y siempre tendría encima a la Policía Local”

El salpicadero está revestido de una especie de cuero duro, que da una sensación artesanal sobresaliente. Bajo la pantalla multimedia, podemos encontrar el botón de Sport, Sport Plus y el PSM para desactivar el ESP y, a continuación, el climatizador. Cuenta con seis airbags y un ajuste de los asientos casi perfecto lo que convierte al habitáculo en un lugar agradable donde pasar largos ratos de conducción. Vas sentado bastante bajo y proporcionan un buen equilibrio entre confort y deportividad. El mullido gusta y el detalle de los logotipos bordados en los reposacabezas de los asientos enamora.

Tras el volante encontramos unas levas alargadas, al estilo de los deportivos italianos, fijadas al volante –no a la dirección-. También es posible cambiar de marcha de forma automática o accionando la propia palanca de cambios. Todo esto es gracias a la caja de cambios PDK, que consta de 7 relaciones y dos embragues multidisco bañados en aceite y accionados de forma hidráulica: uno para las relaciones impares y la marcha atrás, y otro para las pares. El consumo con esta caja es menor que con el cambio manual –de serie-, puesto que cuenta con una séptima marcha para reducir las revoluciones del motor, el ruido y el consumo, orientada a largos viajes por autovía. Para conducción deportiva es casi perfecta. La principal ventaja es que con ella los cambios son muy rápidos y no hay corte momentáneo de la tracción.

Por encima de las 4.000 rpm aparece un estruendo atronador… un sonido que resulta más estimulante e intenso que en el 911 porque el motor está más cerca de tí

Entonces, ¿todo es perfecto? Obviamente no. A mi entender hay tres pequeños fallos. En primer lugar es que trae un equipamiento de serie muy justito; hay muchas opciones y la mayoría resultan bastante caras. Otro error es que hay poquísimos huecos para almacenar los objetos del día a día: gafas, móvil, monedero, llaves y las mil cosas que llevamos encima normalmente… Y el tercer inconveniente es que el habitáculo resulta bastante estrecho.

Esto entraña otro problema interesante que también sufre el 911/997. Cuando vamos conduciendo, no vemos la pantalla multifunción para seguir las indicaciones del GPS porque la tapa nuestro brazo derecho. Además, su ubicación es muy baja, por lo que hay que alejar demasiado la vista de la carretera… Por otro lado, olvídate de encontrar rueda de repuesto en el maletero y asientos traseros. Pero ¿para qué quieres plazas atrás?, ¿para llevar a los niños al colegio? No pienses tonterías, éste es un coche hecho “por y para” disfrutar. Punto.

Porsche Cayman S, a prueba

Al volante del Cayman S

Los primeros kilómetros que hice con el Porsche Cayman fueron por autovía. De hecho conduje del tirón cerca de 400 kilómetros antes de que éste volviese a descansar. Con respecto al 911 Carrera 4S, en un viaje por autopista, no resulta tan cómodo. Bota más, parece más rígido y se percibe más sonido de la rodadura de los neumáticos.

El sonido del motor pasa desapercibido cuando anda bajo de vueltas. Sin embargo, en el momento en el que pises el acelerador por encima de las 4.000 rpm aparece un estruendo atronador que proviene de un motor situado a escasos centímetros de nuestra espalda. La sensación entonces es deliciosa, el habitáculo se torna en una gran discoteca para cualquier entusiasta del motor. A pesar de que le cueste reconocerlo a los propietarios del 911/997, el sonido del motor resulta más estimulante porque se oye con más intensidad incluso que en el 911, principalmente porque está más cerca de ti. Es cuestión de pisar a fondo el acelerador y sale de tu boca esa expresión como cuando te pillas un dedo con una puerta.

Porsche Cayman S, a prueba

Como diría Shakira, la mecánica del Cayman es rabioooosaaa… es enérgica y con una respuesta directa e instantánea. Se planta en 200 km/h en poco más de 18 segundos. Por eso, no es difícil disfrutar del Cayman S por una carretera de montaña, donde todo resulta una experiencia sensorial. Es exigente llevarlo al límite y más excitante aún si cabe. Es cierto que es un coche de esos que, cuando lo conduces a “todo trapo”, vas tenso, notando cómo te sudan las manos… Te pone los nervios a flor de piel. El sistema nervioso simpático trabaja a toda máquina mientras dilata las pupilas y aumenta la frecuencia de los latidos del corazón. Es como si el motor te fuese sigilando al oído que te va a matar si te descuidas, como si de un libro de Stephen King se tratase.

Pero no te asustes, no es tan peligroso como dicen. Aún recuerdo cómo de pequeño, mi padre me contaba cómo varios conocidos habían muerto conduciendo un Porsche… entonces un vehículo de arquitectura central o trasera era sinónimo de accidente. Pero esos eran otros tiempos… Gracias a las ayudas electrónicas y a la mejora de los bastidores, ahora todo ha cambiado.

Porsche Cayman S, a prueba

Extras, extras… y más extras

“Se planta en 200 km/h en poco más de 18 segundos. Por eso, no es difícil disfrutar del Cayman S, todo resulta una experiencia sensorial”

A mi entender, hay varios extras que son fundamentales: la suspensión activa (1.725 euros), el cambio de doble embrague PDK (3.285 euros), las luces de xenón con iluminación diurna LED (1.739 euros), el climatizador automático (517 euros) y, si piensas disfrutar, el diferencial mecánico (1.261 euros). Con estos detalles mínimos estaríamos hablando de un precio de partida que rondaría los 80.000 euros.

Sin embargo, la lista de extras es interminable. Con multitud de detalles, materiales y colores personalizables, para cumplir los deseos de los más sibaritas. Aquí destacan los discos de frenos carbocerámicos (8.825 euros), el sistema de sonido Bose (3.500 euros) o un impresionante paquete estético “Design Sport con Sistema de Escape Deportivo” que – por 5.727 euros – incluye las impresionantes llantas negras de 19 pulgadas Boxster Spyder, varios detalles exteriores en negro, sistema de escapes con sonido más deportivo “rematados” en acero brillante y varias modificaciones estéticas denominadas “Aerokit”, algo tunning, pero sin perder la esencia Porsche.

También está el paquete “Sport Chrono Plus” (890 euros). Éste incluye dos modos deportivos de conducción (Sport y Sport Plus) que optimizan la respuesta del motor y el cambio para entregar antes prestaciones más deportivas. Además, incluyen un setting más deportivo para el control de estabilidad (ESP o PSM para Porsche) y un inútil cronómetro en la parte alta del salpicadero que sirve para medir el tiempo por vuelta en circuito. Cuenta con una función Launch Control para salir desde parado con la tracción óptima y de la forma más rápida posible.

Para activar el Launch Control hay que esperar a que el motor alcance su temperatura óptima. Entonces, con el modo Sport Plus activado y el pedal del freno pisado con el pie izquierdo, aceleramos a fondo mientras hacemos kick down. Se enciende el luminoso “Launch Control” en el volante y el motor sube hasta mantenerse en las 6.500 vueltas. Soltamos freno y el Porsche Cayman S sale disparado en una exhalación mientras deja los neumáticos marcados en el asfalto como señal del delito. La sensación impresiona… Alcanzar los 100 kilómetros hora en algo menos de 5 segundos nunca deja indiferente a nadie. Es tan divertido que podría usarlo a la salida de cada semáforo, pero me tacharían de retrógrado social y siempre tendría encima a la Policía Local.

Continuará…

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El Porsche 718 Cayman es la versión de techo rígido del 718 Boxter y, por tanto, el hermano pequeño del mítico Porsche 911. Con motor central y unas dimensiones y peso más contenidos que su hermano mayor, supone una alternativa lúdica sobresaliente, sin llegar a ser un enemigo directo que represente una amenaza.

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