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Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

La prueba de la semana en Diariomotor tiene como protagonista al Skoda Scout. El Skoda Scout se basa en el Skoda Octavia con carrocería familiar y pertenece a un nicho de mercado difuso, a caballo entre los vehículos tipo Station Wagon y los SUV. A pesar de ser un nicho de mercado, hay un nutrido grupo de competidores en el segmento, como puede ser el Audi A4 Allroad o el Saab 9-3X. Hay más Skoda con la denominación Scout, como el Fabia Scout o el Roomster Scout, todos ellos con una filosofía similar.

El “mantra” de este vehículo – en este caso, Scout a secas – es la capacidad de compaginar la practicidad y flexibilidad de un familiar con las habilidades camperas de un SUV, sin necesidad de ir a un segmento donde los vehículos no destacan por un tamaño o consumos de bajo perfil. Aunque no está capacitado para afrontar rutas 4×4 complicadas, el apoyo de su tracción total y una mayor altura libre al suelo son capaces de poner al Skoda Scout en condiciones de competir con vehículos como el Nissan Qashqai.

Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

El Skoda Scout se basa en la segunda generación del Skoda Octavia. La versión Octavia Scout fue lanzada en 2006, ganando cierta notoriedad en el mercado, causa de un precio contenido y el respaldo del Grupo Volkswagen. En 2010 el Octavia recibió un lavado de cara y una actualización mecánica, que afectó fundamentalmente a las motorizaciones. El Skoda Scout también se actualizó, y por el camino perdió la denominación Octavia, para diferenciarse más de su hermano.

El Skoda Scout está basado al completo en el Skoda Octavia Combi 4×4.

La unidad que hemos probado para vosotros equipa el motor 2.0 TDI common-rail de 140 CV, que va asociado a una caja de cambios DSG de doble embrague y seis relaciones. Los Skoda Scout tienen un acabado único, por lo que no hablaremos de acabados en esta ocasión. La unidad de prensa estaba matriculada a principios del presente año y fue recogida con casi 13.000 km en el odómetro. Comencemos repasando el diseño exterior y luego pasemos a ver el habitáculo.

Un Octavia más campero y masculino

En el fondo – y no tan en el fondo – el Skoda Scout es un Octavia con carrocería familiar. Las diferencias se encuentran en una mayor altura libre al suelo (40 mm adicionales) y algunas protecciones para los bajos, ubicadas bajo sendos paragolpes. El plástico oscuro es más abundante, alrededor de los pasos de rueda y en las zonas bajas de la carrocería. El frontal está presidido por la característica calandra Skoda, con toques de estilo como un capó marcado por un nervio o luces LED diurnas.

Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

La protección delantera es plateada, y forma un contraste interesante con los paragolpes. Las llantas que el Skoda Scout nos muestra de perfil no exclusivas para esta versión, de 17 pulgadas de diámetro y un bonito aspecto, aunque fáciles de marcar con piedras o bordillos. Es un vehículo de estética comedida en general, sin estridencias: líneas sencillas y limpias, proporciones armónicas. La zaga tampoco deja demasiado espacio a la imaginación, repitiendo paralelismos.

Tenemos más protecciones para los bajos, y dos colas de escape sin embellecer asoman a la izquierda. El portón del maletero es grande y sólo tiene un emblema que reza “Scout”. No hay referencias a motorización o caja de cambios, como sí ocurre en otros Skoda Octavia. Las ópticas me parecen bonitas, y a pesar de no tener tecnología LED – lo más común últimamente – tienen una visibilidad excelente para los demás conductores, que iluminadas pueden apreciar su forma de boomerang.

Espacio, calidad y vocación práctica del Skoda Scout 2.0 TDI

Si tuviese que resumir este apartado lo resumiría en una palabra: funcionalidad. Me acomodo en el asiento del conductor, que es muy amplio, aunque adolecen de una cierta falta de apoyo lateral. Tenemos posibilidad de regulación lumbar, lo que unido a un ajuste completo de la columna de la dirección resulta en una posición de conducción realmente buena. En contra de lo que cabría esperar, es una postura relativamente baja: se trata de un familiar “campero” derivado de berlina, no un SUV o un crossover.

Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

A nivel de rodillas, hombros, codos y cabeza me sobra espacio. No es un coche especialmente grande, pero tiene un habitáculo excelentemente aprovechado. En cuanto a calidad, ofrece unos acabados que se acercan al nivel de Volkswagen, a una fracción del precio. El salpicadero está terminado en plástico acolchado, y sus partes bajas o la consola central ya son plástico duro. El remate plateado es plástico, que al tacto me ha parecido un poco barato, aunque sólido.

Las calidades están casi a un nivel Volkswagen, y el habitáculo es realmente amplio.

Hay detalles de calidad que otros vehículos no tienen, como tiradores metálicos para las puertas o un agradable forro en cuero para el volante multifunción. Todos los controles están muy a mano y en una ubicación muy familiar para todos aquellos acostumbrados a vehículos del Grupo Volkswagen. La instrumentación es similar a otros Skoda, y cuenta con el sistema de información FIS en su centro, además de un indicador de temperatura del agua, además de otros relojes típicos.

La consola central está presidida por el sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil, bajo el que encontramos el climatizador bizona. Un detalle curioso es un asidero, situado sobre la tapa de la guantera, con la palabra “Scout” tatuada. Por lo demás, sin sorpresas. Donde sí tenemos que hacer un inciso es a la hora de hablar de practicidad, aspecto en el que el Skoda Scout vapulea a la competencia sin contemplaciones, especialmente en cuanto a almacenamiento.

Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

Los propios asientos delanteros tienen un hueco junto a las puertas, que cuentan con un espacio adaptado a botellas de amplia capacidad. Sobre la consola central hay un tapa que desvela un hueco, sin fondo antideslizante y apto para una cartera o unas carátulas de CD. En la parte inferior de la consola central tenemos un cenicero grande y entre los asientos huecos para dos bebidas. Entre ambos asientos hay otro hueco de capacidad mediana, bajo el reposabrazos regulable en altura y extensión.

Plazas traseras y maletero

Las plazas traseras son otro punto a favor del Skoda Scout. Aunque tres personas podrían viajar un poco más justas de espacio, nuestras rodillas están muy lejos de los asientos delanteros – incluso si medimos 1,83 metros como un servidor – y nuestra cabeza muy lejos del techo. Un techo solar contribuye a una sensación diáfana. Los asientos son muy cómodos, con un mullido firme. Un reposabrazos central esconde otro hueco portaobjetos y permite la comunicación con el maletero.

Entre la banqueta trasera y el cubremaletero hay un hueco alargado en el que puede caber un paraguas o un callao corto. En estos momentos no recuerdo otro vehículo con un espacio similar. Una de las cosas que me ha sorprendido es que después de disfrutar el enorme espacio interior – y teniendo en cuenta que mide 4,58 metros – tenga un maletero de 580 litros. Hablamos de una capacidad digna de familiares del segmento D, y muy superior al de vehículos como el Seat Exeo ST, con 442 litros de capacidad.

Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)Skoda Scout 2.0 TDI DSG, a prueba (I)

No cuesta comprender por qué es el vehículo elegido por muchos taxistas de nuestro país. El acceso al espacio de carga es óptimo – ventajas de los familiares – a través de un gran portón, que debemos tener cuidado sin abrimos en plazas de garaje bajas. La boca de carga es baja, está protegida y está enrasada con el piso. Sus formas son regulares y tiene ganchos laterales donde se pueden sujetar bolsas. Abatiendo los asientos traseros tenemos una superficie de carga prácticamente plana.

En relación a su tamaño, el aprovechamiento del espacio es excelente: tiene 580 litros de maletero.

El volumen disponible se duplica hasta los 1.620 litros entonces. Bajo el maletero encontramos una rueda de repuesto tipo galleta – no debería ser así en un coche diseñado para salir del asfalto – y las correspondientes herramientas. Tanto en el maletero como en el habitáculo contamos con tomas de corrientes de 12 voltios. El cubremaletero es extensible y es realmente sencillo de abrir o cerrar. Si queremos mostrar el contenido del maletero sólo hará falta un ligero toque hacia abajo y se plegará automáticamente.

Mañana continuaremos con un repaso dinámico.

En Diariomotor: Skoda Octavia Scout 2009

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El Skoda Octavia Scout está disponible únicamente con carrocería familiar de 5 plazas y 5 puertas

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