Goodwood es el paraíso para los nostálgicos del automovilismo. Además del evento principal, el Festival de la Velocidad, que todos conocemos, durante el año también se celebran otras dos grandes reuniones: la de miembros, que se dio lugar hace unos días y el Revival. En todos ellos se dan cita algunos de los grandes coches que han marcado la historia de las cuatro ruedas e incluso se celebran carreras en las que en ocasiones se reviven los impresionantes duelos de antaño, con unidades del GT40 peleando puerta con puerta o monoplazas de los años 50 volar sobre el asfalto británico.
Sin embargo, hay veces que esa capacidad para revivir las carreras del pasado, también se convierte en un arma de doble filo. En este caso el circuito parece estar lejos de ser todo lo seguro que debería, con protecciones obsoletas y público en lugares en los que no debería estar. Esto hizo que cuando saliera catapultado el Lotus 18 de Stephen Bond cundiera el pánico, con una escena que salvando las diferencias, se parecía demasiado al vuelo de Le Mans’55. El Lotus caía muy cerca de los aficionados aunque afortunadamente el piloto era el mayor perjudicado, con únicamente una clavícula rota en algo que pudo ser mucho peor.
Pocas horas después, Michiel Smith también sufría un fuerte accidente con su Lola T70 Spyder y tenía que ser evacuado en helicóptero con dos vértebras fracturadas y una costilla rota. De nuevo, su impacto contra unas protecciones poco adecuadas para los tiempos en los que estamos ponen en duda si el pequeño Circuito de Goodwood está preparado (teniendo en cuenta su fisonomía y la seguridad de los propios coches que compiten) para recibir este evento sin ser un grave peligro para participantes, miembros del club y aficionados. Épica y tradición sí, ¿a cualquier precio?… no creo que sea necesario responder a esta pregutna.
