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El Gran Premio de Malasia desde dentro – Domingo

Tras tres días de trabajo y de seguir de cerca lo que sucede en Sepang con motivo del fin de semana del Gran Premio de Malasia, llega el día de la carrera, aquello que todos tanto en Malasia como alrededor del mundo están esperando. Aunque claro, como es lógico aquí se vive con más ilusión y con más ganas. El día comienza tras pocas horas de sueño y con el cansancio acumulado. Pero hoy hay que estar muy fino. Ya habrá tiempo para descansar luego -más yo al volver a casa que la mayoría, que sí viajará a Japón-.

La afluencia de público del viernes me había parecido muy exigua, mientras que la del sábado la había visto mejor pero aún pequeña. El domingo, se nota que es día de carrera con mucha más gente… pero sigue pareciendo poca. Más tarde sabría que la asistencia del viernes había sido de apenas 14.000 personas, mientras el sábado fueron más de 22.000 y el domingo, casi 47.000. Puede que afectara el hecho de ser el año nuevo musulmán pero aún así, la afluencia de público fue menor de lo que esperaba. En ese sentido, me resulta curioso como las tribunas de recta de meta son más pequeñas de lo que parece en televisión. Normal, hasta cierto punto, ¡pero la del Circuit de Barcelona-Catalunya es bastante más grande!

La mañana es entretenida gracias a buenas carreras de GP3, GP2 y Porsche Cup Asia respectivamente. En particular, los monoplazas resultan interesantes al tener a algunas de las estrellas de futuro de la categoría reina y siempre está bien ver que los equipos de Fórmula 1 se toman en serio a sus pilotos de desarrollo que compiten allí. ¿Veremos a alguno de ellos en 2017 en los coches grandes? Mi nariz me dice que sí pero… hay que esperar a ver qué pasa exactamente. Pero en cualquier caso, el trabajo ocupa la mente durante la mayor parte de la mañana, aunque siempre hay un hueco para pensar en lo que va a ocurrir en el gran premio. ¡En ese momento nadie se imagina lo que se nos echa encima!

Si el viernes había sido duro y el sábado conseguimos que se comportara, el domingo Internet se supera y se vuelve completamente loco. Desde el momento en que se termina la carrera de GP2, quedo incomunicado salvo lapsos de treinta o cuarenta segundos en mi teléfono móvil. Por lo demás, no hay manera. No puedo trabajar con normalidad y ello me altera todos los planes del domingo. Son tres horas entre el fin de la GP2 y el comienzo de la Fórmula 1 en que intento solventarlo todo… pero es inútil. Realmente no depende de mi y más que arreglarlo, busco encontrar un «hueco» de dos o tres minutos en que funcione el Internet para adelantar un poco parte del trabajo. Pero cuando algo se pone en contra, se pone en contra.

Llega el comienzo del gran premio y aunque tengo un punto de enfado con la situación que me toca vivir -demasiados días consecutivos me han tocado a mi mientras la mayoría de periodistas en la sala de prensa parece poder trabajar con normalidad-, en el aire se respira esa emoción de antes del comienzo de una carrera. El clima está algo más nublado que el viernes, parecido al día de ayer y no se espera lluvia. Mientras tanto, la temperatura es altísima, con más de 50 grados en la temperatura del asfalto a poco de empezar el gran premio. Esto a priori ayuda a Ferrari y Red Bull en su lucha con Mercedes. Casi como por arte de magia, a quince minutos del comienzo de la carrera el Internet reacciona, aunque va a cortes y a media carrera abandona definitivamente.

Como en cada carrera, es interesante y curioso valorar las reacciones de la sala de prensa ante los acontecimientos de la carrera. El toque de la salida se vive con decepción, tanto por el abandono de Sebastian Vettel como por el trompo de Nico Rosberg. Menos emoción en carrera, claro. Aún así, es una verdadera locura y los gritos y las risas que se dan en la sala de prensa cuando abandona Lewis Hamilton demuestran una vez más aquella teoría personal de que en la Fórmula 1, los periodistas lo que quieren es que pasen cosas. Aún así, me incomoda un poco escuchar a varios periodistas de esta forma. Aunque todo hay que decirlo, sobre todo se da entre los locales.

Afortunadamente, no todo es malo y cuando Daniel Ricciardo se empeña en hacer beber champán de su bota a todos los integrantes del podio -Christian Horner, Max Verstappen y Nico Rosberg en este orden-, la enorme sala de prensa estalla en risas, aplausos y aullidos. Un poco de diversión en la Fórmula 1 siempre es bienvenida. Como también lo es la rueda de prensa posterior y el buen rollo que hay en el podio. Hemos visto a un Daniel Ricciardo exultante, también finalmente a un Max Verstappen que acepta ser vencido si es de forma justa -aunque seguro que prefiere ganar- y a un Nico Rosberg que intenta mantener un porte serio y solemne… pero que debe ser consciente del importante paso adelante que ha dado.

Tras el tradicional paso por la rueda de prensa toca hacer algo más de trabajo… o tocaría hacerlo en caso de que Internet me respetara un poco más. En ese caso, la solución es ir a dar una última vuelta por el paddock, recoger las últimas impresiones de algunos de los protagonistas para verlo todo con un poco más de claridad y volver más tarde, cuando ya hay menos gente en la sala de prensa y las cosas ya funcionan con más celeridad. La tarde es larga y el trabajo no termina hasta pasada la 1 de la madrugada, aprovechando que me dirijo al aeropuerto directamente para volar mañana por la mañana. Desafortunadamente, llega el fin de la gira asiática y toca volver a casa tras un par de días más. Me gustaría poder estar en Japón pero… qué se le va a hacer. ¡Otro año será!

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