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Los eléctricos dan un salto atrás en competición tras el anuncio del adiós del Andros

En apenas un mes estaremos viviendo un hecho histórico. Será uno de esos hitos tristes que se encargan de recordarnos que no todo es para siempre. El Trofeo Andros echará el cierre con la última fecha de la temporada 2023-24, sin embargo, lo más doloroso será el saber que no habrá una campaña más, la que hubiera sido la 36ª. La popular competición invernal francesa anunció hace unas semanas a por pies de la Torre Eiffel la fatídica noticia, en este caso de la mano del presidente del evento, Max Mamers.

Rebautizado como e-Trophée Andros, el campeonato invernal se había convertido en 100% eléctrico de cara a 2019, primero con una pequeña transición con los vehículos térmicos compitiendo frente  los prototipos alimentados por baterías, antes de convertirse en unas series eléctricas de pleno derecho, seguramente las primeras con una tradición tan larga (más de tres décadas y más de 2.000 participantes a lo largo de los años) que se precipitaban ante el reto de pasarse del motorsport con combustibles fósiles a los eléctricos. Sin embargo, Mamers no ha apuntado a este cambio como la motivación que haya llevado al punto y final del Andros: «Creo que el calentamiento global no nos ayuda mucho, debemos tener otra ambición».

El proyecto estaba planteado a cinco años, un lustro que a duras penas parece haberse cumplido a pesar de haber contado con focos tan mediáticos como los del propio Sébastien Loeb. Con cada vez más dificultades para seguir organizando carreras en estaciones de esquí escasas de nieve, hielo y frío, el Andros era la última gran víctima de unos movimientos que han venido produciendo precisamente cuando se esperaba que los eléctricos comenzaran con su expansión exponencial.

Paso atrás del World RX, desaparición en turismos: 

Sólo unos días más tarde, la celebración del Consejo Mundial del Motor tenía como gran protagonista el anuncio de que el Campeonato del Mundo de RallyCross también daba un paso atrás para volver a recibir a los motores de combustión (esta vez alimentados por combustible sostenible) y creaba un concepto conocido como ‘la Batalla de las Tecnologías’, una conclusión a la que se llegaba después de las dos primeras y únicas temporadas que se han disputado con los RX1e como grandes protagonistas. Los prototipos con el kit creado por STARD no habían tenido un gran poder de congregación y después de dos años, apenas se había alcanzado una decena de entradas permanentes.

No son los únicos movimientos que se han dado durante los últimos años. Por el momento, FIA no ha creado una categoría específicamente para que estos compitan a nivel internacional dentro de los rallyes (sí que hay ejemplos como la ADAC Opel e-Rally Cup) y la Fórmula E es el máximo representante en cuanto a electrificación que actualmente tiene el órgano federativo bajo su ala… Y eso promete seguir siendo así después de que el E-TCR no haya tenido la acogida esperada seguramente empeorado por el formato de competición elegido para él y la fuerte dependencia de los fabricantes para la promoción del campeonato han llevado al silencio de radio actualmente presente en los canales oficiales del mismo, algo que ya se extiende desde verano de 2022.

A estos nombres se suman el nonato Electric GT, el que se haya postergado año tras año la posible llegada de una categoría telonera de la Fórmula E y que finalmente el Extreme E tenga una fecha de caducidad para dejar paso a un Extreme H con hidrógeno que ganará el status de Campeonato del Mundo, algo que no consiguió su predecesor eléctrico. El adiós de Cupra un año más tarde de llegar a las series off-road para centrarse en los monoplazas ha dejado a las claras que los fabricantes buscan ese retorno mediático que tal vez no se está recibiendo en la actualidad y la necesidad de destinar la inversión en el desarrollo en Fórmula E limita aún más los movimientos.

Los eléctricos en competición no han conseguido mantener ese impulso que parecían tener antes de comenzar la actual década, algo que crea dudas, no sólo en cuanto a si el motorsport eléctrico tendrá más o menos futuro, o si en su lugar, es el automovilismo el que cuenta sus días.

 

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