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Correr la Indy 500 tras un accidente: los precedentes más cercanos no son halagüeños

Sabemos que en Diariomotor Competición contamos con fieles seguidores que se las saben todas en cuanto a carreras se refiere, pero no son pocos los que hay ahí fuera que se preguntan qué opciones reales tiene Fernando Alonso de ganar las 500 Millas de Indianápolis tras accidentarse el jueves pasado y clasificarse 26º… Pues no vamos a engañar a nadie, pues los precedentes más recientes no invitan precisamente a la esperanza.

Desde luego, en una prueba con más de cien años de historia siempre te puedes agarrar a algún dato. Por ejemplo se han visto victorias hasta desde el 28º puesto en parrilla (en 1911 y 1936) y tras algún monumental susto en prácticas y clasificación, como el de Mario Andretti en 1969… que ganó con su coche reserva y antes de la carrera pidió a su hermano gemelo Aldo que le reemplazara en la foto de la primera línea de parrilla al arrastrar alguna secuela facial.

Pero por ser realistas y adaptarnos a lo que son hoy en día las 500 Millas de Indianápolis vamos a fijarnos en los últimos diez años. Los primeros años tras la introducción del DW12 fueron un poco locos y permitieron victorias desde posiciones retrasadas (19º en 2014, 15º en 2015), pero en la mitad de las carreras de la última década los ganadores salieron en las dos primeras filas de la parrilla. Y ha sido el caso también los últimos tres años, donde los últimos paquetes aerodinámicos han provocado una reducción drástica de los adelantamientos: en 2013 se marcó el récord de cambios de líder, 68; en 2019 apenas se vieron 29.

Si ya de por sí Alonso parece tenerlo crudo, ¿qué pasa cuando tenemos en cuenta que sufrió un accidente y va a disputar las 500 Millas con un coche reparado? En las últimas diez ediciones unos cuarenta pilotos se han visto en esa tesitura. Ninguno ganó y el puesto medio de todos ellos fue 19º. Habrá quien piense que, bueno, es normal pues tienden a tener más accidentes los peores pilotos, los peores equipos, los que tienen menos recursos, los que van más al límite y por ende suelen también acabar accidentándose de nuevo en carrera. Es un buen planteamiento, pero entre ellos también hay ilustres con material y equipos de primera como Helio Castroneves, Tony Kanaan, Josef Newgarden, Ryan Briscoe, Ed Carpenter…

¿Quiénes son las notables excepciones? Sólo dos lograron acabar entre los cinco primeros en la década de 2010 tras besar los muros del Brickyard. Uno fue Oriol Servià en 2012, en el estreno del DW12. Pese a chocar en el primer día de clasificación y verse obligado a salir 27º (¿os suena?), logró acabar cuarto. El otro, Dan Wheldon en 2010, con el monoplaza de anterior generación: accidente en libres, aunque con siete días de actividad en pista aún por delante, discreta clasificación (18º) y segundo puesto final en una carrera decidida por consumo.

Eso sí, había un denominado común: en ambos casos estuvo implicada Panther Racing (directamente con Wheldon, en colaboración con Dreyer & Reinbold con Servià para que éste pudiera zafarse del horripilante motor Lotus y montar uno de sus Chevrolet), estructura a quien la victoria le fue esquiva en Indianápolis pero acumuló hasta cuatro segundos puestos consecutivos aquellos años.

Son datos sueltos y la estadística hay que tomársela como hay que tomársela, pero dan una idea de la magnitud del reto al que se enfrenta el piloto español de Arrow McLaren SP tras su error en libres y con tan poco margen de trabajo en pista. Un monoplaza para Indianápolis se prepara con mimo durante semanas, conscientes todos de que a esas altas velocidades y teniendo todos el mismo material, cualquier defecto multiplica las diferencias. Y no es lo mismo tener un coche operativo que un coche perfecto. Sabiendo esto, que cada uno de forme las expectativas que crea convenientes: disfrutarlo lo disfrutaremos igual este domingo.

Foto | IndyCar Series

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