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La falta de seguridad acaba con las esperanzas de continuidad del Rally de Polonia

No va más. Polonia ya estaba advertida desde 2015 sobre la necesidad de evitar brechas en la seguridad de su rally. Ya en 2016 su puesto en el calendario del Mundial de Rallyes llegó a estar en peligro y ahora, con la posibilidad de que Croacia o Nueva Zelanda ocupen su puesto, parece que la paciencia por parte de la FIA se ha terminado de agotar. Según ha podido saber el semanario británico Autosport, la cita ya tendría firmada su sentencia después de los problemas vistos este pasado fin de semana.

La propia Michele Mouton tuvo que personarse en el shakedown ante los problemas que había con los espectadores antes siquiera de empezar la competición. Sólo dos días después, una de las especiales del sábado debería cancelarse por un motivo similar, decenas de aficionados mal situados que hicieron caso omiso a las advertencias de seguridad. A todo ello se uniría la entrada a contratamo de un camión de bomberos. Con él se encontraba Fabio Andolfi en la primera pasada por Baranowo, el cual no había recibido ninguna advertencia sobre la presencia de dicho elemento ajeno a la carrera en un tramo que ni mucho menos se encontraba neutralizado.

A todos estos problemas puntuales se sumaron los muchos aficionados mal situados durante toda la prueba, algunos de ellos al pie de especiales en las que los nuevos World Rally Cars rondaban los 200 km/h o incluso situados detrás de protecciones como pequeñas vallas o balas de paja que no servirían para absorber la fuerza de un posible accidente. En condiciones tan dantescas como las vividas este fin de semana, en la que la lluvia, las grandes roderas y las grandes balsas de agua podían llevar fuera a cualquiera de los coches sin posibilidad de detenerse.

El segundo rally más antiguo del mundo, sólo superado por el Rallye de Monte-Carlo está mucho más que amenazado. En esta ocasión ni la espectacularidad, de sus tramos ni los miles de aficionados que se desplazan allí, podrán salvarla. Una buena demostración de que la seguridad no es discutible, que los fallos graves y la irresponsabilidad se pagan, sin distinción por la ubicación del rally. Polonia terminaba este año su contrato con el WRC, es difícil pensar en una renovación.

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