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La IndyCar apacigua su sequía de óvalos cerrando la renovación de Texas

Con independencia de las consecuencias que acarree el monumental susto que nos llevamos todos este pasado fin de semana con el accidente de Robert Wickens en Pocono, es innegable que la IndyCar Series tiene un problema con los óvalos. Un campeonato que existe por y para las 500 Millas de Indianápolis se encuentra con cada vez más circuitos ruteros y urbanos en el calendario, siguiendo el camino ya emprendido por la CART en los noventa. Por eso era vital llegar a un acuerdo con Texas Motor Speedway, que seguirá cuatro años más en el calendario.

La marcha de Phoenix hacía cruciales las negociaciones con el óvalo tejano, pese a que la IndyCar Series estaba también interesada en otra carrera en el estado más grande de los Estados Unidos, algo de lo que no quería ni oír hablar Eddie Gossage, presidente del trazado. Pero finalmente una reducción en el canon y un contrato a largo plazo han bastado para que salte por los aires esa exclusividad territorial. Y es que tampoco convenía enfurecer a un socio fiel.

Así, quedan abiertas las puertas tanto al Circuito de las Américas, con quien hay negociaciones aparentemente avanzadas, como a un trazado urbano en San Antonio del que se ha venido hablando en los últimos meses. Pero en ambos casos hablamos de trazados ruteros o urbanos, siendo por lo tanto una necesidad imperiosa que la IndyCar Series encuentre óvalos para compensar el calendario y acompañar a Texas, Indianápolis, Pocono, Iowa y Gateway. Homestead y Richmond parecen los candidatos más plausibles.

Foto | IndyCar Series

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